El rugido de los motores perfora el aire pesado del Autódromo de Buenos Aires, donde el tiempo se dilata y la realidad se distorsiona cuando los autos del TC2000 pasan a toda velocidad. Aquí, entre el vaivén frenético de mecánicos y pilotos, se encuentra Valentín Yankelevich. “Uno ve qué pasa en mi familia y dice ‘qué raro’, pero para mí esto es algo natural”, le cuenta a GENTE el hijo de la inolvidable Romina Yan y Darío Giordano.
A pesar de una estirpe muy vinculada con televisión argentina a través de su madre y de sus abuelos, la actriz Cris Morena y el productor Gustavo Yankelevich, Valentín decidió tener una vida alejada de las cámaras y los sets de filmación. Cambió todo eso por un deporte que le apasiona, el automovilismo.
En este autódromo cargado de historia, Valentín se mueve como un pez en el agua, absorbido por la marea humana de técnicos, futuros rivales y aficionados que pululan alrededor de los autos del Ambrogio Racing, el equipo campeón de los últimos años de la mano de Leonel Pernía.
Aquí, en este santuario del automovilismo argentino, donde el ruido de los motores es el himno sagrado y el olor a nafta es el incienso que perfuma el aire, este muchacho de 22 años encuentra su hogar, su refugio de velocidad y pasión desenfrenada.
Con los autos del TC2000 desafiando a la lluvia que caracterizó al fin de semana, la sala de ingenieros del equipo vacía resulta el lugar ideal para este mano a mano con Valentín, quien luego de dos años corriendo en karting decidió hacer un exhaustivo programa de pruebas arriba de un auto del Turismo Competición con el firme objetivo de sumarse a la categoría cuanto antes. Aunque su debut podría ser en 2025, no descarta hacerlo en alguna carrera de esta temporada.
“Siempre me gustaron la velocidad, los autos y manejar. Hace dos años arranqué en karting y este 2024 ya tuve mi primera prueba en el TC2000 con el equipo de Marcelo (Ambrogio) en el autódromo Cabalén de Córdoba. Fue una muy buena prueba. Me adapté rápido al auto y, sobre todo, a trabajar con el equipo, algo que es muy importante. Estamos todos muy contentos por cómo se está dando este plan”, afirma con entusiasmo.
En el caos controlado de los boxes, donde cada movimiento es una danza de precisión y cada palabra. un susurro que se pierde en el rugir de los motores, Valentín revela sus secretos y los sueños que lo impulsan hacia el horizonte infinito de la velocidad.
Valentín Yankelevich y el respaldo incondicional de su abuelo Gustavo
-¿En qué momento decidiste dedicarte al automovilismo?
-No te voy a mentir. No es algo que me haya salido naturalmente. No es que dije "quiero correr". Fue algo que siempre me interesó, pero nunca estuvo tan latente la posibilidad hasta que mi abuelo Gustavo me lo sugirió. Él, sabiendo de mis intereses y de mi pasión, me lo propuso y yo no puede decirle que no. Me dijo "¿querés correr?", y le dije que sí de una... Estaba encantado de tomar la oportunidad. Como digo, fui tratando de no acelerar ningún proceso porque de verdad es que quiero prepararme de la mejor manera para lo que es este mundo.
-¿Cómo fue aquel primer momento en que te subiste a un karting y lo aceleraste? ¿Cómo describís esa sensación?
-Fue mucho más de lo que esperaba... Yo tenía algo en la cabeza, pero subir al karting por primera vez, acelerarlo y meterle a fondo en una recta, fue una alegría tremenda. También sentí adrenalina, obvio. Y a partir de ahí fue enamorarme del karting, de las pequeñas cosas, de estar en los detalles y también de manejar la frustración porque una vez que empezás no todo es color de rosa. Es algo que disfruto mucho. Para mí es un placer estar arriba de un auto, de un karting o de lo que sea. Para mí esto es puro disfrute.
-¿Y qué sentiste cuando te subiste al Renault Fluence de TC2000, algo totalmente diferente a un karting?
-También fue una sensación especial. Sentir que el auto responde a lo que vos le pedís es muy lindo. Como que vas en un Scalextric, hace todo lo que vos querés que haga. Obviamente, es un placer de manejar un auto del equipo de Marcelo (Ambrogio). Es un auto que va muy rápido. Me sorprendió la velocidad en curva, algo que no me esperaba. Imaginaba una transición más tranquila, pero tanto la velocidad de curva como el poder de frenado son impresionantes en comparación con un karting.
El TC2000 es una categoría donde la tecnología de vanguardia y el profesionalismo se entrelazan en una danza frenética sobre las pistas argentinas. Aquí, los autos rugen con la ferocidad de bestias encadenadas alimentados por motores turbo de 400 caballos; mientras que los equipos trabajan incansablemente afinando cada detalle y buscando esa fracción de segundo que marca la diferencia entre la victoria y la derrota.
Sentir que el auto responde a lo que vos le pedís es muy lindo. Como que vas en un Scalextric... Tanto la velocidad de curva como el poder de frenado son impresionantes en comparación con un karting"
De la mano de empresas de primer nivel como patrocinadores, el respaldo de algunas terminales y pilotos de la talla de Pernía, Matías Rossi y Franco Vivian, Bernardo Llaver, Damián Fineschi y Marcelo Ciarrocchi, el TC2000 es el pináculo del automovilismo argentino.
Con la promesa de un nuevo vehículo basado en un SUV (vehículo deportivo utilitario) equipado con un motor de 500 CV, la categoría se prepara para elevarse a nuevas alturas, consolidándose como la división de autos de tracción delantera más potente del mundo. Suficiente como para que Valentín Yankelevich también quiera ser parte del juego...
Valentín Yankelevich, un fanático de la velocidad
Al momento de hablar de referentes en el automovilismo, Valentín no lo duda ni un minuto: Juan Manuel Silva, el piloto chaqueño que fue campeón de TC, TC2000 y también se le animó al rally Dakar. “Lo conozco y me apoyó mucho. Es una gran persona y un gran piloto, no hace falta aclararlo”, explica.
También afirma que sigue de cerca a todas las categorías, como el Turismo Carretera y el propio TC2000, donde apunta todos sus cañones. Además, le gustan las carreras de resistencia -"aunque no parezca, me divierten”- y, obviamente, es ferviente seguidor de la Fórmula 1...
Tanto que se confiesa admirador del alemán Michael Schumacher, de Ferrari y del monegasco Charles Leclerc, que actualmente corre para la Scuderia. “Igual lo banco a Max (Verstappen)... Me gustan los pilotos que demuestran que pueden estar en el mejor nivel. Sabiendo lo difícil que es esto, la verdad todos me generan un gran respeto”, dice.
-¿Qué siente tu abuelo al verte cumplir tu sueño, transitar tu propio camino en el automovilismo?
-Siento que está muy orgulloso. Me acompaña mucho y me ayuda a esforzarme, por así decirlo. Para él esto también es una pasión, que tal vez nunca la pudo exprimir como piloto. Me ayuda tener un apoyo tan importante de mi familia.
No tengo presión por parte de mi familia. El que más presión se pone soy yo mismo. Cuando me bajo del auto soy el primero que dice dónde puedo mejorar”
-Imagino que ese respaldo es relevante cuando uno hace una actividad con tanto riesgo...
-Claro, ellos sienten miedo cuando uno está en el auto. Como piloto a esto lo disfrutás, pero también hay que entender a la familia. Si bien el automovilismo es muy seguro -y uno eso uno lo ve cuando hay accidentes fuertísimos y el piloto sale cambiando-, la familia se asusta. Por eso hay que darle la confianza. Sé que se asustan, pero no al punto de transmitirme a mi esos miedos. Siempre me dicen, "dale, tranquilo; hacé lo tuyo". Ayuda mucho tener a tu familia empujando de esa manera.
Valentín Yankelevich y el recuerdo de su madre, Romina Yan
El 28 de septiembre de 2010, la vida de Valentín cambió para siempre. Ese día vio por última vez a su mamá, quien falleció por causa de un aneurisma poco después de dejarlo a él y a sus hermanos, Franco y Azul, en el colegio.
Lejos de sumirse en la melancolía, la mención de su madre provoca en Valentín una reacción más poderosa que el estruendo de un motor en plena carrera. Sus ojos brillan con una intensidad que desafía al sol, y pronto una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro, como tributo silencioso a la mujer que lo inspiró a perseguir sus sueños.
-¿Qué te hubiese dicho tu mamá al verte vestido de piloto arriba de un auto de carreras?
-¿Sabés que es la primera vez que me lo preguntan...? Creo que mi vieja estaría con muchísimo miedo, pero no me lo transmitiría porque yo me daría cuenta. Ella sólo me diría: "Vos podés, tranquilo, hacélo a tu manera, nadie te apura"... Y estaría orgullosa. Eso me pone contento. Yo sé que ella me apoya desde donde esté y que está conmigo siempre; eso es muy importante a la hora de subirme al auto. De hecho, el Fluence que probé tiene el número 5 porque es el día de su cumpleaños. Es un pequeño gesto para tenerla un poco más cerca.
-Tu abuelo dijo una vez que tu mamá se le había presentado en sueños. ¿Te pasó alguna vez?
-La verdad es que yo no soy mucho de soñar, pero siempre he tenido su presencia desde otro lugar. Son señales como puede ser una canción cuando justo estoy pensando en ella o por hacer algo. También me ha pasado algo que capaz parece muy boludo, perdón por la palabra... A mi mamá le gustaba mucho dibujar con las gotas del agua, y si por ahí en medio de una lluvia torrencial distingo una gota muy singular, para mí es como tenerla presente y me hace decir, "sé que estás acá conmigo".
Valentín podría haberse negado a hablar de su madre, pero lo hace con total naturalidad. Es evidente que recordarla lo hace sentir bien. Pero es momento de mirar hacia el futuro, ese futuro que tiene forma de un auto de carreras.
A mi mamá le gustaba mucho dibujar con las gotas del agua, y si por ahí en medio de una lluvia torrencial distingo una gota muy singular, para mí es como tenerla presente y me hace decir, 'sé que estás acá conmigo’"
“Cuando tomé la decisión de dedicarme a esto fue para hacerlo profesionalmente, nunca lo vi como un hobby. Me entreno todos los días, no sólo física sino también psicológicamente. El automovilismo es mi profesión”, afirma con la seguridad de alguien que no le gusta “hacer las cosas a medias”. Y agrega: "Espero correr por muchos años y espero también que los resultados me acompañen porque no hay que negar que en el automovilismo, como otros deportes, los resultados importan”.
¿Qué dice tu grupo de amigos?
-Me bancan y me acompañan a todas las carreras. Yo les digo que no hace falta. Es como que no me siento merecedor de que vengan a bancarme porque el que está arriba del auto y se divierte soy yo, mientras ellos me ven pasar. Pero tengo un lindo grupo de amigos y que ellos vengan a apoyarme es muy importante, tanto como lo hace mi familia. Para mí la familia y los amigos son casi la misma palabra. Es muy importante tener su apoyo y los siento muy presente.
Valentín Yankelevich, un piloto tranquilo pero que va al límite
-Definite como piloto.
-Soy un piloto tranquilo al que le gusta ir al límite, sin ser un descerebrado, por así decirlo. Lo que hice en mi primera prueba sobre un TC2000 me refleja como piloto, por eso de ir paso a paso. En cada salida a la pista fui mejorando y sobre el final de los ensayos ya estaba casi en los tiempos que hacen en la categoría. Voy tranquilo, pero con paso firme. En cada salida traté de mejorar un poquito, de buscar un poquito más el límite, siempre dentro de la tranquilidad, por así decirlo.
-Imaginate: Estás corriendo en el TC2000, tenés varias carreras de experiencia y de repente sos el primero al que le bajan la bandera de cuadros. ¿Cómo te sentirías al ganar por primera vez?
-Seguramente estaría emocionado y con lágrimas en los ojos. Hay mucho esfuerzo detrás de una carrera. Capaz que uno corre durante 40 minutos, pero tarbajó varios días enteros con el equipo para esos 40 minutos... Una felicidad y un gran orgullo. Estaría muy contento por la gente de mi alrededor. Sería como una victoria para todos. Después, me imagino un festejo alocado, capaz que durante varios días. Los días sucesivos me levantaría con una sonrisa, y me diría "yo gané el fin de semana, estoy contento, soy ganador’. Me encantaría sentir eso. Ojalá tenga la posibilidad de que pase.
La entrevista llega a su fin en el preciso instante en que termina la tanda de entrenamientos del TC2000. El joven estrecha la mano del entrevistador y se queda en ese reducto que poco a poco se llena de mecánicos, ingenieros y pilotos ansiosos de compartir los datos recogidos en la sesión. Valentín se pone a un costado y escucha atentamente todo lo que se dice para seguir con su aprendizaje.
Antes de que los autos vuelvan a salir a la pista, se calza los auriculares para escuchar el diálogo entre los corredores y el equipo en plena acción. Mientras se dirige a la calle de boxes, la lluvia se hace nuevamente presente.
Las gotas mojan a los autos del Ambrogio Racing y la mirada de Valentín parece detenerse en una en particular... Es inevitable pensar que en su interior resuena una frase: “Sé que estás acá conmigo”. En ese instante, entre el estruendo de los motores y el susurro de la llovizna, el hijo de Romina Yan encuentra una conexión que trasciende el tiempo y el espacio, un lazo eterno que une su presente con el legado imborrable de quien le dio la vida.
Fotos: Gentileza @grapcontenidos
Diseño de tapa: Darío Alvarellos
Edición de video: Rocío Bustos