¿Mate, asado, cumbia y clima latino en un club del corazón inglés? Si, es posible y pasa en la vida real. El polo argentino colonizó una de las plazas más exigentes, y tiene a una joven argentina como una de sus protagonistas. Se trata de Chiara Nalli Abad, una joven de 18 años oriunda de La Plata que sueña con convertirse en una de las figuras destacadas de ese deporte a nivel nacional, primero, y mundial, después.
Se empezó a enganchar con el mundo de los caballos cuando tenía ocho años, pero su caso marca una diferencia inicial: no cuenta con un linaje vinculado al polo. “... Y a veces, se me hace cuesta arriba”, es lo primero que admite a Revista GENTE sobre esta característica. Es que el grueso de las jugadoras y jugadores, practican esta disciplina como una herencia familiar, lo que significa contar con una estructura que, en su caso, tuvo que armar desde las bases.
“Casi todas las jugadoras con las que comparto tienen parientes polistas o que se dedican a eso. Ellas tienen los caballos, las monturas… nacen y al toque están arriba de uno. Este deporte es caro. Yo, por suerte tengo sponsors, y Área60 que me da el espacio para practicar. Estoy agradecida a mis padres que hacen todo para que pueda cumplir este sueño”, explica.
Una familia de músicos, en la que ella tomó al polo como un estilo de vida. “Ellos me re acompañan y me apoyan en todo. Me incentivan a que me dedique a esto. Mi papá, como antes jugaba al fútbol, me carga diciendo que hubiese sido mejor que siga con eso ya que nos arreglábamos con menos… pero igual está contento”, manifiesta entre risas.
Fanática de Leo Messi y de Estudiantes de La Plata, fue a la escuela los hijos de algunas de las glorias de ese equipo como Mariano Andújar, Guillermo Barros Schelotto y Bernardo Romeo, y tiene como referente a la polista londinense Hazel Jackson, "por su humildad y porque es de otro planeta jugando”.
-¿Te sentiste, como se dice vulgarmente, un “bicho raro”?
-No sé si bicho raro, pero es un ambiente chico. En un torneo las jugadoras se conocen entre ellas y yo me siento la más desconocida. Me impactó eso de ir a un partido y que todas sepan de la otra y tengan lazos y planes en común por fuera de la actividad.
-¿Qué es lo más difícil que te tocó experimentar?
-Montar y tener que pegarle a una bocha desde ahí arriba es difícil y requiere técnica. Sacando eso, para mí lo complicado fue el tema de los caballos, porque necesitás al menos unos seis que sean buenos. Y ahí se da la misma situación: el resto de las chicas heredan los caballos de sus padres. En mi caso empecé de cero. En algunas oportunidades me prestaron uno. Actualmente logré llegar a tener cinco caballos para jugar.
-Claro, el recambio es fundamental.
-Me ha pasado que para un torneo se me lesionaron tres caballos al mismo tiempo y no lo pude jugar. Nosotros los entrenamos como a un atleta de alto rendimiento, pero a medida que vas mejorando necesitás renovar la caballada.
-¿Cómo fue el proceso de búsqueda de sponsors?
-Es difícil. Mi papá tiene muchos conocidos, y eso es bueno. Y después me puse a tirar mensajes yo por Instagram a ver si alguno picaba, aunque sea para el equipamiento. Como organizo torneos, tengo más exposición y eso me ayuda con el contacto con los sponsors.
Inglaterra con acento argentino
Lejos de su familia, pero enfocada en su futuro, Chiara pasó por los el Cirencester Park Polo Club, el Silver Leys Polo Club y el Longdole Polo Club -en el que se coronó campeona-, tres de los clubes de polo más destacados de ese país. Su última experiencia duró tres meses en el marco de un intercambio “win-win” en el que adquirió conocimientos y también entregó su experiencia.
El polo tiene cierta cuna en Argentina, y parece que la albiceleste pisa fuerte en Inglaterra. “La primera vez que fui me sorprendió un montón. La cultura argentina está muy metida: en los clubes se la pasan tomando mate y comía más asado allá que acá. Los ingleses empezaron a hablar español y hasta me cebaban mate. Eso me ayudó a sentirme cómoda”, admite.
Y suma: “Estar lejos de mi familia se me hizo difícil porque soy muy de extrañar. Allá estuve en casa de una familia que me recibió muy bien. Con el idioma me defendí, había otros argentinos y estaba todo esto que te cuento. Por otro lado suma que a mí me encanta estar en mi país”.
Chiara destaca que el nivel de local en cuanto a jugadores y caballos es muy bueno, y que “los argentinos nos encontramos bien valorados para entrenar a los caballos”, lo que se complementa con las buenas canchas e infraestructura que hay en Inglaterra.
Una condición de sus padres
“A mí me encantaría meterle de lleno al polo, pero prefiero tener un título universitario por si me lesiono y no me va bien”, reconoce a Revista GENTE. En este caso, le toca hacer "una especie de stop virtual" en el deporte para poder desarrollarse en una carrera y colgar el título en la pared de casa.
“Siempre está bueno tener un respaldo. Igual debo admitir que eso acá no se negocia, así que me anote para estudiar como contadora pública en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP)”, cuenta.
“Cuando volví de Inglaterra estuve un día en casa y me fui al viaje de egresados. La vida social es difícil de compatibilizar con el polo. Muchas veces hay que dejar de lado juntadas y salidas: todo no se puede. Nunca me costó hacerlo porque estoy muy decidida y enfocada en lo que quiero emprender, pero este año sí me dio cierta nostalgia perderme algunas últimas experiencias finales de la secundaria”, cuenta.
Por lo pronto, tiene una propuesta para regresar a Inglaterra el año que viene, pero está inconclusa porque debe cursar presencial en la facultad. “Yo creo que por los próximos años no voy a ir. Mi idea es terminar la facultad y poder viajar. Estudiar requiere un montón de tiempo, y a la vez trataré de seguir en el polo. Es decir, ambas actividades en simultáneo”, explica.
En marzo arranca la facultad y desde enero ya tiene que empezar a entrenar los caballos de cara a la final del 14 de febrero. Se viene la temporada, y el torneo The Barbie Cup que todos los años realiza en Área60.