Considerado una leyenda de las carreras de resistencia del automovilismo estadounidense, Hurley Haywood ha dejado una marca imborrable en las pistas más desafiantes del mundo. Sin embargo, la historia de su vida tiene una dimensión más profunda y valiente, una que reveló con sinceridad mucho después de haberse retirado de la competencia: ser gay.
Nacido el 4 de mayo de 1948 en Chicago, Illinois, Haywood comenzó su carrera en el automovilismo con una pasión desbordante y una destreza inigualable. Su nombre se hizo sinónimo de éxito en las carreras de endurance. Con cinco victorias en las 24 Horas de Daytona, tres en las 24 Horas de Le Mans y dos en las 12 Horas de Sebring, Haywood no sólo demostró ser un piloto excepcional, sino que también se convirtió en un ícono del deporte.
Su habilidad para manejar la presión y su inquebrantable determinación lo llevaron a la cima. Pero detrás de esta fachada de éxito y dominio, había una verdad que Hurley guardaba en silencio, una parte esencial de su identidad que sólo años después decidió compartir con el mundo.
El secreto mejor guardado
En su autobiografía, Hurley: Desde el principio, el ex piloto de 76 años narra con una franqueza admirable su experiencia de vida y su lucha interna. Durante los años de mayor auge de su carrera, vivió con el temor constante de que su orientación sexual pudiera ser descubierta. En una era donde la homofobia estaba profundamente arraigada en la sociedad y, más aún, en el entorno machista del automovilismo, Haywood optó por mantener su verdadera identidad oculta.
“El miedo a ser juzgado y rechazado era real y omnipresente”, escribe Haywood en su libro. Este temor no era infundado; en el ferozmente masculino mundo de las carreras, cualquier signo de diferencia podría ser utilizado en su contra, afectando no solo su reputación, sino también sus oportunidades profesionales.
Fue en 2018, muchos años después de haber dejado atrás las pistas, cuando Hurley Haywood decidió compartir su verdad con el mundo. Su revelación fue un acto de valentía, un testimonio de la evolución personal y social.
“El momento de mayor alivio llegó cuando me di cuenta de que ya no tenía que esconderme”, confiesa Haywood, expresando el peso que se había levantado de sus hombros al hacer pública su orientación sexual.
Pero lo que también resulta llamativo fue el motivo por el cuál decidió revelar el que era su secreto mejor guardado. Todo comenzó el día que un estudiante de periodismo se reunió con él para entrevistarlo como parte de su trabajo final. La charla se extendió durante un buen tiempo. Hablaron de su campaña deportiva, de la experiencia de haber estado en la guerra de Vietnam y de muchas cosas más.
El joven se sintió tan cómodo con Hurley que en un momento le hizo una confesión. “A mitad de la entrevista se detuvo de repente y me dijo: ‘Me han acosado toda mi vida por ser gay. Todas las mañanas cuando me despierto pienso en el suicidio. No tengo absolutamente ningún respeto por mí mismo’”. El ex piloto se mostró sorprendido por las palabras del adolescente, pero no dudó en aconsejarlo.
Un año y medio más tarde recibió una llamada telefónica de la madre del muchacho, quien dijo que había ayudado a salvar la vida de su hijo. Eso fue trascendental para que el propio Haywood usara su libro para decirle al mundo que era homosexual.
Esta revelación no sólo sorprendió al mundo del automovilismo, sino que también resonó profundamente entre sus seguidores y la comunidad LGBT, que lo tomó como un verdadero embajador.
Haywood, el piloto imbatible, demostró que la verdadera fortaleza no sólo reside en la capacidad de dominar una pista de carreras, sino también en la capacidad de ser honesto y auténtico consigo mismo.
Hoy, Hurley Haywood es más que un piloto de carreras legendario; es un símbolo de coraje y autenticidad. Su historia es una inspiración para muchos, mostrando que es posible ser verdadero consigo mismo sin importar las circunstancias o el entorno. Ahora su legado no solo se mide en victorias y trofeos, sino en la huella que ha dejado en la lucha por la aceptación y la igualdad.