Apenas arribado a nuestro país, el tenista suizo prometió que iría a comer carne. No esperó demasiado, junto a su rival en la exhibición, Alexander Zverev, fue a un restaurante de Puerto Madero.
En medio de un gran despliegue de seguridad, Roger Federer (38) ingresó a un restaurante de Puerto Madero para sacarse las ganas con que llegó a nuestro país para jugar una exhibición el miércoles a las 18 horas en el Parque Roca frente a Alexander Zverev (23, 7 del mundo, que reemplazó a Juan Martín del Potro, aún lesionado): comer carne argentina. Sentado en el salón principal de una conocida parrilla, con vista al río, el 3 del ránking de la ATP estuvo dos horas en el lugar.
Como la temporada profesional terminó, pudo darse ciertos gustos que durante el año tiene prohibidos. De entrada pidió chorizo, morcilla, provoleta y mollejas. Como plato principal , ojo de bife (a punto) con papas fritas, espinaca a la crema, cebollines asados y champiñones a la provenzal. De postre: el "festival Las Lilas", un clásico de ese restaurante. Y cerró con un café espresso. A la hora de pagar, hicieron un juego: juntaron las tarjetas de crédito de todos y se las dieron al mozo. Éste las mezcló y fue eligiendo: la última pagaría la cuenta... ¡y fue la de Roger! De todos modos, le avisaron a tiempo: Marcelo Fígoli, el presidente de Fénix, la empresa que los trajo al país, se encargó de la invitación.
