La dramática historia del auto que revoluciona la exhibición de la Fórmula 1 en Buenos Aires – GENTE Online
 

La dramática historia del auto que revoluciona la exhibición de la Fórmula 1 en Buenos Aires

Los restos del Haas con el que el francés Romain Grosjean se accidentó en el Gran Premio de Bahrein de 2020 es uno de los principales atractivos de la muestra que se realiza en La Rural.
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El olor a metal quemado ya no está, pero la imagen es suficiente para erizar la piel. Los restos chamuscados del Haas VF-20 de Romain Grosjean yacen en medio de la exhibición que la Fórmula 1 hace en La Rural hasta el 1 de junio como un testigo mudo de uno de los accidentes más aterradores de la historia reciente de la máxima categoría.

Grosjean

Retorcido, calcinado y aún impregnado del drama de aquel Gran Premio de Bahréin 2020, este monoplaza no es sólo una pieza de museo, sino un recordatorio escalofriante de que, en el automovilismo, la línea entre la gloria y la tragedia es tan delgada como el grosor de un neumático de lluvia extrema. Ahora este es el imán que atrae a los fanáticos, la prueba tangible de que la seguridad en la F.1 ha recorrido un largo camino, pero que nunca deja de estar en constante evolución.

Para entender la magnitud del impacto que genera ver de cerca los restos retorcidos y quemados de ese F.1, hay que volver el tiempo atrás, a una época donde el coronavirus era el tema de conversación en todo el mundo.

Durante la primera vuelta de la carrera, Grosjean perdió el control de su Haas tras un leve toque con Daniil Kvyat. El auto del francés impactó a 221 km/h contra los guard-rails de acero, se metió entre dos hojas y se partió en dos. En un instante, el monoplaza se convirtió en una bola de fuego.

Romain Grosjean

Lo que siguió fue una escena que parecía sacada de una película de acción: una lucha desesperada contra el tiempo. Grosjean quedó atrapado en medio del fuego durante 28 segundos que se sintieron eternos. Finalmente, emergió de las llamas como un héroe moderno, con quemaduras en las manos y la certeza de que había sido protagonista de un milagro.

El impacto del accidente de Grosjean trascendió más allá de la espectacularidad de las imágenes. Fue la prueba definitiva de que la Fórmula 1 había logrado avances cruciales en seguridad. El halo, ese aro de titanio que en su momento generó polémica, fue clave para salvar su vida. Sin él, la historia habría tenido un desenlace fatal.

Es más alguno llegó a comparar la mecánica del accidente que protagonizó Francois Cevert, compatriota de Grosjean, en el Gran Premio de Estados Unidos de 1973, aunque aquel tuvo un peor desenlace: Cevert murió decapitado.

Desde ese momento, la Federación Internacional del Automóvil reforzó aún más los protocolos de seguridad. Las barreras de contención se rediseñaron, los trajes de los pilotos aumentaron su resistencia al fuego y la respuesta médica en pista se volvió aún más eficiente. Grosjean, por su parte, dejó la F.1 y encontró un nuevo hogar en la IndyCar, donde sigue compitiendo con el espíritu de un sobreviviente. Es más se ganó el apodo de Fénix, por obvias razones…

Romain Grosjean

Buena parte del Haas que se incendió en Bahrein hace cuatro años forma parte de Fórmula 1 Exhibition, una muestra itinerante que ha pasado por Madrid, Londres, Viena y Toronto y que hasta el próximo 1 de junio estará en La Rural. Aunque el chasis quemado se expone en las exhibiciones europeas, las partes que se exponen en Baires permiten tener una dimensión de uno de los momentos más dramáticos de la historia de la F.1.

Esta muestra también ofrece una mirada al pasado y al presente de la categoría ya que se exhiben desde autos históricos hasta un Haas actual, pasando por cascos, buzos y objetos pertenecientes a leyendas como Ayrton Senna, Nigel Mansell, Max Verstappen y Lewis Hamilton. Es un recorrido que atraviesa la evolución de la F.1, desde la época de los motores rugientes hasta la era híbrida.

El accidente de Grosjean no solo redefinió la seguridad en la F1, sino que también se convirtió en una de las narrativas más poderosas del automovilismo moderno. En La Rural, los restos de su Haas no son solo un pedazo de chatarra, sino una prueba tangible de la resiliencia humana y del progreso tecnológico que ha convertido a la F.1 en un deporte más seguro. Si alguna vez hubo un auto que simboliza la supervivencia, es este. Y ahora tienes la oportunidad de verlo con tus propios ojos.

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