La verdad, no me sirve pasármela todo el tiempo pendiente de mi imagen. Porque lo único que siempre me importó –al menos mediáticamente– es verme bien desde mi costado de actriz. Y bueno, ya que hoy atravieso un gran desafío profesional, decidí festejar el inicio de 2008 tirándome al mar de la manera más natural posible, volviendo a mis fuentes”, dice Leticia Brédice, a cara lavada, con pañuelo, diminuto bikini y musculosa como únicas prendas, desde una de las desoladas playas de la zona de La Juanita. Desoladas porque es un día más gris que celeste, éste del inicio de 2008.
¿Cuándo llegó aquí la madre de Indio (2), hijo que tuvo con el músico Juan Pablo Sanguinetti? El 31 de diciembre dejó al chiquito en brazos de su papá y se tomó el primer vuelo a Punta, junto a su amigo, el director de teatro Cristian Morales. ¿Objetivo? Conversar la posibilidad de realizar en la costa uruguaya La cola del avión, la obra de teatro que ella escribió y actuó durante el año. ¿Socios de la aventura? Morales y Wally Diamante, anfitrión de la diosa y responsable del grupo de relaciones públicas Mass, que les brindó alojamiento en su casa de Chacras de La Barra. ¿Actividades en su estada? Un poco de reuniones, bastante pileta, mucho recitado de poemas de Friedrich Nietzsche. ¿El festejo del 31? Se vistió de blanco, cortó una hortensia del jardín de la casa y partió en un Mini Cooper azul, con Cristian y Wally, hasta la casa de Susana, La Mary, en Rincón del Indio, donde brindó hasta el amanecer. ¿La frutilla del postre? Lo dicho: el chapuzón que inauguró la temporada esteña e incluyó un inquietante topless del que sólo GENTE fue testigo.
“Amén la posibilidad de traer La cola…, acá vine a relajarme. Aproveché para leer algunos libros que me llegaron. Te doy una primicia: me llamaron de Italia, España y también de Hollywood para hacer cine. Además, tengo proyectos de llevar la obra a la avenida Corrientes. En la nueva temporada me voy a dedicar a criar a Indio y actuar a full”, contó Leticia el primer día de enero, riéndose de la tormenta y de la playa desierta y antes de comprarse un tapado de piel ecológica en el flamante local de Prüne de la Punta.
–¿Dónde se quedó Indio?
–Con el papá. Gracias a la rutina que me dio el teatro, pude cortar el imaginario cordón umbilical que tenía con él. Al principio de 2007 me acompañaba a upa a todos lados, a la tele, a los ensayos de El circo de las estrellas, estaba cuando dirigía mis cortos, en la previa de la obra. Ahora lo extraño horrores, pero puedo hacer otras cosas.
–¿Cómo terminaste el año?
–Muy bien. Lo último que hice fue El frasco, el más reciente largometraje de Alberto Lecchi. Después, se viene mi difundida participación en el próximo filme de Francis Ford Coppola. Por otro lado, tenía proyectado sacar otro disco, pero todavía no tuve tiempo para terminarlo. Sí hice algunas canciones para que Cristian (Morales) incluya en Femenino, la obra que estrenará en Ciudad Cultural Konex. Ando en movimiento.
–¿En movimiento y feliz?
–Sí, soy una persona feliz. Eso no significa que me la pase riendo todo el tiempo, pero gracias al amor de Indio descubro cosas maravillosas de la vida todos los días, y me dan ganas de disfrutarla sin parar. Con mi hijo nada me podrá paralizar. Con él siento que estoy en funcionamiento con el cuerpo y el alma, y eso es lo que más me importa.
Sin maquillaje y con sus 35 años recién cumplidos, la actriz argentina que ya tiene más de 20 películas filmadas protagonizó el primer topless del Este.
Leticia fue a la playa con sus amigos Cristian Morales y Wally Diamante, pasó Año Nuevo (vestida in white) en la chacra de Susana y leyó un par de guiones cinematográficos. La elegida de Francis Ford Coppola se prepara para un año laboral extremo. Como ella.
