Tras la triste noticia del fallecimiento del Papa Francisco el pasado lunes de Pascua, el mundo se encuentra movilizado y recuerda al Sumo Pontífice por su filosofía de vida austera y sus políticas progresistas que le dieron un giro radical a la Iglesia Católica.
Entre sus puntos a destacar, Jorge Bergoglio es y será recordado por profesar lo que promulgaba: una vida sencilla y cercana al prójimo. En ese sentido, en las últimas horas, la prensa internacional se hizo eco del sueldo mensual que gozan los líderes del Vaticano, y en qué los destinaba el difunto Francisco.
Qué medidas tomó el Papa Francisco respecto al sueldo mensual que le correspondía
Según trascendió, aunque la Iglesia Católica le ofrecía un sueldo mensual que rondaba los 32 mil dólares, el Papa Francisco siempre dejó sentado, desde el inicio de su papado, que rechazaba ese pago.
Fiel a su mensaje de austeridad y rechazo a los lujos, Jorge Bergoglio decidió vivir bajo sus propias reglas: sin salario, sin excesos y con una cuenta que se usaba más para dar que para recibir.

Tal y como aseguraron medios como The Economic Times y Hindustan Times, el Sumo Pontífice nunca aceptó el sueldo que le ofrecía el Vaticano e incluso desde el 2001, cuando aún era cardenal, había dejado clara su postura: no recibiría ningún ingreso mensual desde la Iglesia.
En su lugar, el Sumo Pontífice contaba con una asignación mensual para gastos personales que rondaba los 2.500 a 3.000 euros, según señalan desde el medio español As.
En qué destinaba su sueldo el Papa Francisco
Asimismo, tras su partida, fuentes cercanas a Bergoglio, señalaron que lejos de destinar ese dinero a lujos, el Papa "lo donaba regularmente a fundaciones, lo depositaba en fideicomisos o incluso lo distribuía entre sus familiares".
De hecho, en el documental Amén: Francisco Responde, el propio Francisco remarcó: “A mí no me pagan nada”, y explicó que “cuando necesito plata para comprarme zapatos o así, la pido. Yo no tengo sueldo”.
Sin duda alguna, el legado del Papa Francisco no solo quedó en sus palabras, sino también en sus actos. Solo basta recordar que el Sumo Pontífice decidió vivir en la Casa Santa Marta, una residencia más simple dentro del Vaticano, en vez del lujoso Palacio Apostólico.
