Cromañón: El lugar donde la tragedia se convierte en memoria colectiva – GENTE Online
 

Cromañón fue declarado Monumento Histórico Nacional

Cromañón fue declarado Monumento Histórico Nacional
A casi diecinueve años de la fatídica noche de 2004 en la que fallecieron 194 personas, el inmueble en el que funcionó el local bailable clase “C” República de Cromañón cambió su destino. Acá, los emotivos testimonios de Silvia Bignami, familiar de una de las víctimas, y de María Celeste Oyola, sobreviviente.
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“Las pesadillas siguen, pero es hora de concretar sueños", le aseguró a GENTE Silvia Bignami, la madre de Julián Rozengardt, 18 años, víctima fatal. Silvia, que además es integrante del Movimiento Cromañón de Sobrevivientes y Familiares, escribió de puño y letra el siguiente texto:

"Yo lo resumiría así: 'El jueves 27 de octubre de 2022, los senadores sancionaron la ley de expropiación que permitió convertir al ex boliche Cromañón en un espacio para la memoria colectiva'... Es una oración corta y hasta fría, pero sin embargo esconde entre sus pliegues los tantos años de luchas por memoria, verdad y justicia que sobrevivientes y familiares de la masacre venimos encarando junto a amigos y amigas solidarios".

A casi dieciocho años de aquel 30 de diciembre de 2004, así se ve parte de la fachada del edificio ubicado en Bartolomé Mitre al 3038/78, en el barrio porteño de Balvanera.

"Un senador dijo en una sesión que, conversando con otras personas, descubrió que todos recuerdan qué estaban haciendo aquella tremenda noche del 30 de diciembre. Para sobrevivientes y familiares, una imborrable noche que se prolongó en días de internaciones, búsquedas, decepciones, y la comprobación incesante de la enorme desidia y corrupción de diversos estamentos del Estado, en complicidad con empresarios inescrupulosos. Acciones e inacciones criminales que se llevaron 194 irremplazables –en su mayoría– jóvenes vidas; y provocaron dolores y pesadillas en sobrevivientes y familiares. Las pesadillas siguen, pero es hora de concretar sueños".

"Tomando prestadas las palabras de Belkyss Contino, sobreviviente de Cromañón, digo que 'fueron años de ver cómo compañeros y compañeras de distintas edades, trayectorias y realidades postergaban intereses personales, afectos y ocio, en pos de resistir a la idea de que el lugar donde funcionó Cromañón se convierta en un gris para nuestra memoria'".

"Cromañón no será un gris para nosotros, tampoco para los vecinos del barrio y la ciudad, para los chicos de las escuelas, ni para tanta gente que necesita saber qué ocurrió, cómo y por qué. Por fin podrán tener testimonios de primera mano, de los protagonistas. Es que queremos luz donde hubo sombras, color donde hubo humo tóxico".

El detalle del listado de los nombres de las víctimas junto a una frase: "Pudieron arrancarlos de nuestro lado, jamás de nuestros corazones".
"Te vas sin zapatillas pero no te vas solo", una declaración que estremece porque alude al recuerdo de las zapatillas que quedaron desperdigadas por la vereda y dentro del recinto luego de la masacre.

Los familiares y sobrevivientes pedimos que se hable de ‘masacre’, no de ‘tragedia’, porque la tragedia alude a un acontecimiento accidental e inevitable. De hecho, en la tragedia griega, los dioses miran impotentes sin poder intervenir. Mientras que Cromañón fue todo lo contrario: una cadena concreta de acciones e inacciones, una tormenta perfecta y posible de evitar

Silvia Bignami, madre de Julián Rozengardt, 18 años, víctima fatal

Una herida nacional

El incendio se produjo a las 22:50 del 30 de diciembre de 2004 mientras sonaba la canción Distinto de la banda de rock Callejeros. El infierno comenzó cuando uno de los asistentes al espectáculo encendió una bengala, cuyos proyectiles incandescentes impactaron en una media sombra del techo altamente inflamable.

Como consecuencia del hecho más traumático de la historia del rock argentino, durante el incendio y luego del mismo murieron 194 personas y 1.432 resultaron heridas.

Las zapatillas que aún hoy se pueden ver en las inmediaciones de Cromañón.

El logro de sobrevivientes y familiares que dejará su huella en el país

El 27 de octubre de 2022 se convirtió en ley la expropiación del inmueble donde funcionó el boliche, para destinarlo a la “creación de un espacio dedicado a la memoria de lo ocurrido el 30 de diciembre de 2004”.

La medida contó con el apoyo de todas las bancas del Senado (con 60 abrumadores votos a favor y uno en contra) y con el aval de nueve grupos de sobrevivientes y familiares de las víctimas que lucharon por esta ley: Coordinadora Cromañón, El camino es cultural, Familiares de La Matanza, Movimiento Cromañón, Ni olvido ni perdón, No nos cuenten Cromañón, Sin derechos no hay justicia, Que no se repita y Organización 30 de diciembre.

Familiares y sobrevivientes le dieron voz a quienes ya no están.
El incontenible abrazo que se produjo cuando se enteraron que el predio había sido oficialmente expropiado.

Este miércoles 1º de noviembre el boliche República de Cromañón fue declarado Monumento Histórico Nacional. La medida fue oficializada mediante el Decreto 571/2023 y fue publicada en el Boletín Oficial.

En el decreto, las autoridades también decidieron resguardar el "Paseo de los pibes de Cromañón" declarándolo Lugar Histórico Nacional. Este predio incluye los murales artísticos alusivos realizados sobre la medianera de la estación del tren Sarmiento y el santuario o memorial, ubicado sobre la calle Bartolomé Mitre, entre Jean Jaures y Ecuador.

También se declaró como Bien de Interés Histórico Nacional la Colección “Cromañón”, que está alojada en la sede del Archivo Nacional de la Memoria, en el Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos (exESMA).

La Declaratoria de Monumento Histórico reconoce que "La trágica jornada del 30 de diciembre de 2004 fue producto del accionar de sujetos públicos y privados, quienes, siendo responsables de la seguridad e integridad de terceros que se encontraban ocasionalmente a su cuidado, decidieron omitir las claras señales y reiteradas alertas en lo relativo a las condiciones del local".

"Cromañón es del pueblo"

Asegura María Celeste Oyola, sobreviviente de Cromañón. Conmovida por las novedades, ella escribe: "La creación de un espacio de memoria en el lugar donde funcionó República Cromañón marca una nueva conquista social en nuestra historia, reafirma la importancia de no bajar los brazos y abre una ventana a nuevas demandas en materia de DDHH. Se necesita mucha valentía para querer seguir luchando a casi diecienueve años de aquel 30 de diciembre de 2004. También convicción, amor, aprendizaje y aceptación. Cuando nosotros decidimos articularnos entre varias organizaciones, lo hicimos para apostar al bien común, no sólo para quienes estuvimos esa noche ahí o para quienes perdieron a alguien, sino para el conjunto de la sociedad. Al Congreso pudimos entrar con el universo Cromañón empujando en su conjunto, poniendo por delante la bandera de la memoria, la verdad y la justicia, y viendo a cada diputado y a cada senador no solo como funcionarios sino también como lo que son, es decir, representantes del pueblo. Por eso en esta conquista también sentimos el abrazo de cada rincón de nuestro país".

Un par zapatillas albicelestes delante del Congreso, el órgano que cambió el destino del local bailable clase “C” República de Cromañón.

"Cromañón representa en nuestra memoria una injusticia social enorme, marcada por la desidia, la negligencia y la corrupción. Pero también un acto de grandeza de la juventud, porque aquella noche los unos a los otros nos salvamos la vida. Sería de una injusticia insalvable que no se cuente desde esa mirada, como lo que realmente fue: un acto de amor por la vida", asegura conmovida.

"También es parte de nuestra historia, ya que a través de estas acciones de política reparatoria estamos escribiendo qué queremos leer mañana. Porque, más que una ley, conseguimos que la historia pase a ser contada por quienes estuvimos, padecimos y vivimos Cromañón de forma directa. Para que las generaciones venideras encuentren en ese espacio un sitio de reflexión, a través de la cultura, de la memoria y de la vida. Porque sabemos que fue la masacre no natural más grande de nuestra historia. Cromañón nos pasó a todos, pero gracias a la lucha colectiva, hoy también es de todos. Esa puerta que estaba cerrada, la vamos a abrir juntos, para hacer que en un lugar donde hubo tanta oscuridad, finalmente entre luz".

Fotos: Diego García, Archivo Atlántida y redes sociales

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