La muerte de Kiara Albarenque conmocionó a todo Uruguay. Es que la menor de 14 años que jugaba frente a su casa del barrio Peñarol de Montevideo cuando faltaba poco tiempo para que llegara la Navidad fue víctima de una bala perdida.
Estaba junto a sus amigas, hasta que en determinado momento un hombre armado se acercó al lugar. Iba caminando y siguió a un auto que pasaba por la calle. Sin embargo, sin percatarse que había niños y adolescentes en la zona, comenzó a disparar. Fue entonces que una de las balas impactó en joven y la hirió en su tórax.
Todos los detalles del trágico deceso
Kiara fue trasladada primero al hospital Saint Bois y luego derivada al hospital pediátrico Pereira Rossell, en el centro de la capital uruguaya. Pese al trabajo de los médicos en el lugar, sufrió primero muerte cerebral. En la tarde del martes 26 los médicos constataron su fallecimiento.
El hecho, según pudo mostrar el noticiero Telemundo de Canal 12, conmocionó a la familia y a los vecinos de ese barrio, ubicado en una zona rural de Montevideo y que en apenas dos manzanas tiene decenas de viviendas. La plaza del lugar era el espacio en el que Kiara solía jugar al fútbol y encontrarse con sus amigas.
Cabe mencionar que cerca de esa misma plaza efectivos policiales encontraron tres casquillos de bala el martes.
Tiroteos, reclutamiento y amenazas: el calvario que padecen los vecinos del barrio de Kiara
Tras el repudiable ataque, los familiares del lugar le contaron a la prensa que Kiara era una adolescente alegre, carismática y divertida, que tenía buenas calificaciones en la secundaria y que estaba ansiosa por comenzar a estudiar en la Universidad del Trabajo del barrio Arroyo Seco.
“Era una niña muy querida, buena gurisa. Estamos complicados, es bravo seguir así. Tengo tres hijos y ya he pasado una situación así de que salen, tiran (tiros) y tenemos que correr a sacar a los niños de la calle”, relató consternada una vecina a Telenoche.
La mujer contó que se construyó una pequeña plaza en el barrio para que los niños y adolescentes pudiesen jugar, pero lamentó que no se los puede dejar al aire libre. “No se puede disfrutar de una plaza porque hay tiros o hay líos”, repudió.
“Hoy fue la botija esta, una piba que recién empezaba su vida”, lamentó otra vecina, que contó que los delincuentes de barrio buscan adolescentes para que vendan droga y les dan dos opciones: “Vendés o te mato”.
“Con mi hijo adolescente, que se fue a lo de su tía, me tuve que parar de manos. Dos veces desafíe (a los delincuentes) con un cuchillo y con un arma porque querían obligar a vender a mi hijo. Esto no es un barrio”, sentenció públicamente sobre los males que padecen los vecinos de Peñarol.
