La noticia de la muerte del Papa Francisco generó una conmoción mundial sin igual. Su trayectoria como líder de la Iglesia Católica durante 12 años dejando una marca inigualable en diferentes sentidos, tanto en lo religioso como en lo político. Su fallecimiento ocurrió este lunes, luego de haber participado por última vez de las ceremonias de Pascuas con una plaza San Pedro colmada de fieles.
Desde el medio oficial de la Santa Sede, Vatican News, dieron a conocer detalles sobre cómo fueron los últimos minutos de vida de quien tiempo atrás se conoció como Jorge Bergoglio, a partir de los relatos de las personas de su entorno más íntimo en su residencia de Santa Marta, destacándose su enfermero personal, Massimiliano Strappeti.

Fue él quien recibió la difícil pregunta por parte del Sumo Pontífice ese domingo, cuando luego de la tradicional bendición “Urbi et Orbi”, desde el balcón de la basílica de San Pedro, quiso hacer un breve paseo a bordo del papamóvil y dirigiéndose a Strappeti dijo: “¿Cree que podré hacerlo?”, a lo que este le buscó brindar tranquilidad y apoyo.
Luego del recorrido que duró cerca de 15 minutos recorriendo la plaza, donde pudo impartirle la bendición a cientos de fieles que se habían acercado con motivo de la Pascuas, se dirigió nuevamente a su residencia en Santa Marta, pero no sin antes decirle la última frase a su enfermero: “Gracias por traerme de vuelta a la plaza (San Pedro)”.

Al volver a su casa, pudo descansar y cenar tranquilamente, según detallaron desde las fuentes oficiales del Vaticano. Fue recién cerca de las 5:30 de la mañana cuando aparecieron los primeros síntomas del malestar, siendo asistido rápidamente por quienes lo acompañaban constantemente.
Tendido en su cama, en Santa Marta, el Sumo Pontífice entró en coma, poco más de una hora más tarde de los primeros síntomas. Cabe recordar que había pasado casi 40 días internado y se encontraba en un delicado estado de salud, principalmente en lo relacionado a su sistema respiratorio.
Desde Vatican News detallaron según los testimonios de los allí presentes, entre ellos su enfermero: “No sufrió, todo sucedió rápidamente, dicen quienes estuvieron a su lado en esos últimos momentos”.
“Fue una muerte discreta, casi repentina, sin largas esperas ni demasiado clamor para un papa que siempre había mantenido su salud en gran secreto. Una muerte que se produjo al día siguiente de la Pascua, al día siguiente de haber bendecido a la ciudad y al mundo, al día siguiente de haber abrazado de nuevo, después de mucho tiempo, al pueblo”, agregaron desde los medios de la Santa Sede.