La calle Córdoba en la localidad 9 de Julio, donde está la casa de Loan Danilo Peña, cambió rotundamente. De ser un lugar tranquilo con mayormente circulación de motos, caballos o personas caminando, ahora es un constante paso de policías, periodistas y abogados en autos y camionetas.
La canchita de fútbol a metros de la casa de Loan sigue siendo un lugar donde los niños se encuentran para jugar, pero con la lógica desconfianza de tanta gente extraña y el miedo por la desaparición de uno de ellos.
En medio de una recorrida de Revista GENTE por la zona, un pequeño en bicicleta llamado Thiago se acerca intrigado. A los pocos minutos, con la presencia de su mamá, llamada María Teresa, se abre a mostrar su tristeza por la falta de Loan, su amigo y vecino.
“Te quiero mucho Loan, quiero que aparezca, que aparezca para que podamos jugar acá a la pelota. Lo extraño mucho porque es mi amigo. Antes jugábamos a la pelota con ellos -otros chicos cerca que señaló- pero ahora no juego más porque Loan se perdió”, afirma Thiago, pidiendo por su amigo y vecino.
El vínculo de Thiago y Loan ya tiene algunos años. Además de ser vecinos compartieron salita de 4 en el jardín. Aunque actualmente, en la de 5, ya no, eso no impedía que se sigan encontrando para jugar. También en cada cumpleaños de alguno de ellos o de los demás niños del barrio. ellos estaban allí jugando juntos.
Thiago con sus 5 años refleja en sus palabras una de las teorías que más circuló por estos días, el secuestro o robo de niños, y pedía justamente que el 'chorro' lo devuelva: “Quiero que aparezca y lo pongan preso al chorro”, fue una de las frases que repite durante la charla con GENTE.
Al hablar de las cosas que le gustaban hacer juntos, Thiago contó con una sonrisa: “Jugábamos acá a la pelota -señalando la cancha- con mis primos. A la escondida. Allá cerca hay una placita a la que íbamos a jugar”, dice haciendo referencia a la plaza de la ex estación de ferrocarril de 9 de Julio.
En la charla Thiago recordaba cada detalle de su amigo, describiendo su cara comparándola como la de otro amigo. La amistad de los dos niños también se veía atravesada por los festejos de cumpleaños que reunía a muchos niños de la zona: “Él jugaba conmigo en casa. Todos venían a mi casa a jugar”, afirma recordando uno sus festejos.
A medida que avanza la charla, Thiago, con micrófono en mano, se sienta en el lugar donde habitualmente se sentaba con Loan, mostrando lo que hacían juntos alguna tarde después de clase o en un fin de semana. “Acá -el poste junto a la canchita de fútbol- se sentaba a comer pochoclo. Con las dos manos sostenía el tarro que tenía pochoclo que la mamá compró”.
También detalla cómo en el día a día de la escuela, la desaparición de Loan es un tema más que presente entre sus compañeritos y maestras. “En la escuela me enseñan a rezar pidiendo por Loan y todos los días yo me quiero ir a la marcha”, remarcasu deseo, junto a su familia, de que el pequeño aparezca y todo vuelva a ser como era.
Fotos: Cristian Calvani.