A 20 años del crimen de María Marta García Belsunce continúan apareciendo más pruebas que ponen en jaque a Nicolás Pachelo, el principal sospechoso del asesinato en el country de Pilar. El pasado miércoles, salieron a la luz grabaciones tomadas por un investigador privado que contrató la familia de la víctima. Las mismas fueron proyectadas ante el Tribunal Oral Criminal N°4 de San Isidro, en una de las jornadas más incómodas para el acusado.
Las imágenes recopiladas y certificadas por un escribano datan de entre el año 2003 y 2005, y habían sido presentadas en distintas oportunidades a la justicia, siendo rechazadas por el anterior fiscal a cargo de la causa, Diego Molina Pico.
Las cámaras ocultas, de lo que en realidad se tratan estas filmaciones, buscaban seguir la pista principal hallada por el hermano de María Marta. "‘Nicolás estaba con un (arma calibre) 32 largo días antes del homicidio de tu hermana en la tosquera (familiar), tirando tiros`. Esto me lo contó el peón de la tosquera. Me dijo que se fueron a comprar balas 32 largo, que lo subió al auto y le dijo que se la iba a regalar’”, así lo blanqueó el familiar de María Marta cuando declaró como testigo en el juicio.
Las confesiones obtenidas en estas grabaciones son fundamentales ya que, según las pericias realizadas al cuerpo de la víctima, María Marta poseía seis tiros en la cabeza producto de un arma calibre 32.
El investigador privado fue llamado a declarar como testigo después de casi 20 años de haber realizado su trabajo y contó cómo fue la certificación ante escribano -que fue aportada en la causa- y les mostró a los jueces el maletín rectangular negro que llevaba consigo, que contenía en su interior una videograbadora VHS. Les indicó además dónde estaba la cámara, el micrófono y que la cinta tenía una duración de unos 45 minutos. Avanzada la tecnología todo pudo ser digitalizado por la Policía de la Ciudad.
Ante la consulta de por qué esta prueba no había llegado a manos del fiscal Molina Pico, el hombre respondió: "Siempre esperé una citación. Yo no me podía presentar espontáneamente”. Fueron tres los videos, dos en blanco y negro, y el tercero, a color, los que presentó González, y los que se vieron durante la audiencia, y todos los filmó con el portafolio falso.
En la primera filmación puede verse cómo asiste a una casa de venta de municiones a la cual la familia aseguraba que había acudido Pachelo días antes del asesinato. Allí compró una docena de balas por el costo total de 11 pesos argentinos, dando a conocer que en aquel lugar no necesitó presentar ningún tipo de certificación de licencia de armas para realizar la compra.
Las otras tres grabaciones muestran a Mario Rivero, un exempleado de la tosquera familiar del acusado, quien contó que le pidió a Pachelo un arma tras un robo en esa zona de Villa Rosa, en Pilar, y que lo acompañó a comprar 15 proyectiles, que lo vio disparar “6, 7 tiros”, que era un “revólver de color metálico y blanco” y que “no salían todos los tiros, salían algunos, las balas eran malas o el revólver”, pero que nunca le entregó el arma como él le había pedido.