Este lunes 9 de enero se dio comienzo a la sexta audiencia del caso Fernando Báez Sosa. Entre los convocados a dar testimonio en el Tribunal Oral en lo Criminal N°1 se encontraron: el médico forense que realizó la autopsia del cuerpo del joven de 18 años, dos médicas que atendieron al joven en su traslado en ambulancia, dos policías y funcionarios municipales y judiciales.
Como la semana anterior, los testimonios de las diez personas se dieron en presencia de los ocho rugbiers acusados de homicidio, Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano Pertossi (21), Ciro Pertossi (22) y Lucas Pertossi (23). Pero por la particularidad de este día es que por primera vez acudieron al juicio con la cara descubierta.
La primera en tomar la palabra fue la médica Carolina Silvana Giribaldi Larrosa, quien llegó a la escena del crimen aquel 18 de enero de 2020 luego de que un llamado al SAME se hiciera efectivo alrededor de las 5 de la madrugada. "Cuando llegó al lugar lo encontré (a Fernando) sin signos vitales. Unos uniformados le estaban haciendo maniobras de RCP", comenzó recordando Giribaldi.
Durante el viaje al hospital, la víctima continuó recibiendo maniobras de reanimación y a su vez se le fue administrado oxígeno. “Yo le hago la constatación de los sinos vitales entre las 5:07 o 5:09. En ese momento el desfibrilador externo automático (DEA) informó: ‘Paciente en asistolia. Continúe el masaje cardíaco’", explicó sobre los minutos claves en los que con ayuda de los bomberos intentaron sin resultado volver a la vida al muchacho.
"Cada vez que me detenía para ver el monitor, es decir, si había alguna respuesta del corazón, el aparato volvía a decir lo mismo. Cuando el paciente está en asistolia, el DEA no dispara. Recién lo hace cuando se recupera el ritmo. Si eso hubiera pasado el DEA lo hubiera censado e indicado que me alejara para volver a un ritmo normal”, indicó.
Al llegar al hospital Fernando fue atendido también por la doctora Silvia Romero que por segunda vez intentó practicarle maniobras de reanimación cardiopulmonar. “Lamentablemente no hubo ninguna respuesta", señaló la especialista y aseguró que la hemorragia cerebral que sufrió el adoloescente por los golpes y patadas que recibió fue lo que le impidió sobrevivir.
Continuando con el análisis del cuerpo de Fernando Báez Sosa tras su asesinato, el perito médico de la Policía Científica de Pinamar se hizo presente y expuso los resultados que hayó. “Al abrir el cráneo observamos abundante sangre. Encontramos abundantes hematomas en muchas regiones del cerebro”, detalló.
“La víctima presentaba la mayoría de los golpes en la cara y en el cráneo. Zonas vitales del cuerpo", continuó describiendo mientras se pasaban las diapositivas del informe. Durante esta etapa del juicio los padres del difunto prefirieron retirarse de la sala para no ver las impactantes imágenes de su hijo. "Los golpes fueron multidireccionales e hicieron el impacto suficiente para dañar el cerebro contra la pared ósea”, concluyó.
Pero las hemorragias no solo fueron cerebrales en el cuerpo de la víctima sino que como confirmó a continuación la perito de la Silvina De Piero, distintos órganos vitales se habían visto afectados de la misma manera. "Recibí un pool de vísceras para analizar muestras del pulmón, bazo, hígado, cerebro y cerebelo. En el informe final pudo constatarse que Fernando sufrió hemorragias cerebrales y pequeños focos hemorrágicos, en el hígado y pulmón", precisó.
Luego de algunos minutos los policías Javier Collova y Ramón Alberto Rueda, encargados de visualizar las grabaciones que salieron a la luz del momento exacto en que los ocho rugbiers golpeaban a Fernando, dieron su análisis sobre las imágenes que fueron reproducidas en la sala. "Visualicé registros fílmicos por orden de la doctora (Verónica) Zamboni. Los descargué con un link que le envió ella a mi jefe y él me los pasó a mí. Se veía a la víctima en el suelo y a los imputados golpeándolo", manifestó.