Pasadas las 10 de la mañana del miércoles 4 de enero, la jueza María Claudia Castro del Tribunal de Dolores dio comienzo a la tercera jornada de audiencias en la que llamó a prestar testimonio a nuevos testigos. Entre ellos se encontnraba Pablo Ventura, el joven que fue acusado por los rugbiers de asesinar a Fernando Báez Sosa y que debió permanecer cuatro días preso, hasta que se comprobó que estaba en Zárate esa noche.
En su declaración el muchacho de 23 años dijo conocer a los imputados de vista y remarcó que era habitual en ellos pelearse en manada a la salida de los boliches. Además explicó que Lucas Pertossi siempre se refería a él diciendo que era "un tonto". Luego le mostraron una serie de chats en los que el mismo día del asesinato de Fernando escribía: "Me quieren meter a mí en el bardo", "no entiendo nada" o "siempre agarran de a diez".
Pablo también recordó sus cuatro días en prisión y dijo que sintió mucho miedo ya que él ni siquiera se encontraba en Villa Gesell cuando sucedió y que le pareció "cualquier cosa" que lo hayan incriminado falsamente. Su padre también sumó a la declaración que a toda la familia "le cambió la vida" la detención de su hijo y que a Pablo "lo afectó mucho" esta situación, y la gran exposición que vivió.
Luego fue el turno de Franco Cervera, amigo de Fernando Báez Sosa, quien intentó defenderlo aquella noche del 18 de enero de 2020. Franco aseguró que otro de los que arengaba la paliza era Ayrton Viollaz, quien no paraba de gritar y amenazar a los presentes de que los golpearía si intentaban intervenir. "El ataque fue sorpresivo y lo más violento posible, a pesar de que todos, incluidos mis amigos, pedíamos que paren", recordó.
Tras dar patadas y puñetazos a Fernando, los rugbiers huyeron y Franco fue uno de los primeros que estuvo al lado del cuerpo de su amigo que no reaccionaba a sus llamados. "Me acerqué a Fernando cuando estaba en el piso, sin la camisa, mirando para arriba. Le hablaban y no respondía. Después estuvo un rato tirado. Un amigo le intentó levantar la cabeza y le dijeron que no lo toque. Creo que un policía se dio cuenta que no tenía pulso", indicó Cervera.
A continuación fue llamado a declarar Luciano Bonamaison, también amigo de la víctima quien confirmó haber visto Máximo Thomsen atacando a Fernando de una patada sin mediar palabra. "Fue con odio, con brutalidad y con intención de matar", explicó Bonamaison y añadió: "Le gritaban 'negro de mierda'".
El joven, que al momento del crimen era tan solo un adolsecente, reconstruyó los hechos especificando que estando dentro del boliche Le Brique de Villa Gesell fue Luciano Pertossi quien inició una pelea que terminaría por alertar a la seguridad del lugar que decidió sacar a todos los jóvenes a la vereda. Enfurecidos los rugbiers generaron "una emboscada" en la que "buscaban directamente a Fernando".
Por último, fue el turno de Alejandro Muñoz, jefe de seguridad del boliche Le Brique al momento del crimen. "Me marcan a Thomsen, uno de los que se estaba peleando. Cuando lo voy a agarrar para sujetarlo me hizo tanta fuerza que no pude solo y me ayudó un compañero. Lo sacaron y se fue con los otros hacia la esquina", rememoró el hombre de 47 años.
En cambio, Fernando habría salido "muy tranquilo" en su recuerdo, aunque aclaró que él tenía la tarea de ocuparse de sacar a aquellos chicos que estaban más alterados. "Me concentré más en él (por Thomsen) porque era el que más alterado estaba. Yo soy grande y ni así lo pude contener", señaló.
Al cabo de unos minutos de haber realizado esta maniobra Alejandro pudo divisar que en la esquina del boliche los rugbiers habían continuado con la pelea que se había iniciado dentro de la discoteca. "Nunca vi nada igual. Hace 20 años que laburo de esto y jamás vi una cosa así. Una saña brutal. Veía patadas, patadas y patadas", concluyó.