En las calles de Buenos Aires los cartoneros enfrentan una realidad cada vez más dura. Sergio Sánchez, quien comenzó a cartonear en 2001 tras perder su empleo, relata cómo en plena crisis encontró en el reciclado una salida laboral. "En ese momento, éramos vistos como ladrones de basura”, recuerda. Con el tiempo, junto a otros, se organizaron en cooperativas como Amanecer de los Cartoneros, mejorando la calidad de vida de miles de compañeros.
Sin embargo, la situación actual no es la misma. El precio del cartón cayó drásticamente, pasando de 230 a 70 pesos por kilo en pocos meses. Lo que obliga a los cartoneros a trabajar el doble para obtener ingresos que apenas alcanzan para subsistir. "Antes con diez bolsones te hacías un mango. Hoy necesitás veinte para sobrevivir", cuenta.
El cartón, que en enero de 2024 se pagaba alrededor de 230 por kilo, hoy apenas supera los 70. La caída del precio fue brusca. Para los más de 150 mil cartoneros y cartoneras que recorren las calles del país, muchos de ellos organizados en cooperativas como el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) o la Federación de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCyR), esta baja significa una amenaza directa a su sustento.
“Lo que ganamos alcanza menos", sostiene.
¿Por qué es más difícil vivir del cartoneo hoy?

En el plano local, la recesión implica menos ventas, lo que repercute en menos envases, menos residuos reciclables y, por lo tanto, menos volumen útil para los cartoneros. A esto se suma que muchos comercios, especialmente pymes y supermercados, están vendiendo menos, por lo que generan menos cartón disponible para recuperar.
“El cartón depende de la industria. Y si no hay industria que demande o que consuma, nos quedamos sin precio”, explicaba Juan Grabois, referente del MTE. “No es sólo la economía popular la que está en crisis. Es la economía en su conjunto”.
Otro de los factores que influye es la falta de políticas de reciclado sostenibles y el avance de empresas privadas sobre lo que los cartoneros llaman "el circuito de la basura". En muchos municipios, las cooperativas que hacían recolección diferenciada fueron desplazadas por contratos con empresas privadas, que no sólo acaparan los materiales reciclables, sino que además no contemplan la inclusión de los recuperadores urbanos.
"Nosotros no pedimos un sueldo fijo. Pedimos que se nos reconozca como trabajadores, que se nos incluya en el sistema, que se nos respete", dicen desde el MTE. Mientras tanto, en la calle, cada vez son más los que vuelven al cartoneo como opción.
El precio del cartón en Argentina no sólo depende del esfuerzo de quienes lo recolectan: está atado a un mercado de commodities que responde a lógicas globales... Si baja el consumo, baja la demanda de envases, y con ella, el valor del cartón reciclado.
En los últimos meses, varios factores coincidieron para empujar el precio a la baja. A nivel internacional, China, uno de los principales compradores de cartón reciclado, redujo sus importaciones por políticas ambientales internas y por una menor demanda de productos envasados. Además, grandes empresas del sector papelero comenzaron a acopiar menos material reciclado, apostando a stocks más bajos.
Así funciona una planta de reciclado

Las plantas de reciclado suelen estar gestionadas por cooperativas y funcionan como centros verdes: allí se recibe, clasifica, prensa y acopia el material. En muchos casos, los cartoneros urbanos entregan lo recolectado allí y reciben un pago por kilo. Algunas cooperativas, como El Álamo o Madreselvas, también brindan contención social, guarderías para los hijos e hijas de las trabajadoras, e incluso talleres de oficio.
“Recibimos cartón, plástico, vidrio, papel, latas. Todo se separa manualmente. Lo más limpio se prensa y se vende a mayoristas”, explican desde la planta de reciclado de Parque Patricios.
Más allá de que lo ideal es que las personas separen de origen y limpien en casa, lo más importante, aclara Sergio, es que comiencen a tener conciencia y a tener dos tachos para poder separar.
La separación de origen implica que cada persona, en su casa, divida los residuos en dos categorías: reciclables (cartón, papel, plásticos limpios, vidrio, metales) y no reciclables (orgánicos, restos de comida, pañales). También, dicen desde la planta, es importante enjuagar y secar los envases antes de tirarlos: eso evita que contaminen el resto del material y se vuelva inutilizable.
Los cartoneros no solo limpian la ciudad, sino que también reducen emisiones, evitan que miles de toneladas terminen en rellenos sanitarios y sostienen con sus manos un sistema que, de manera informal, aporta a tener una ciudad más limpia.
Fotos y video: Ramiro Palais