Después de su reconciliación con el kirchnerismo, de donde se había ido tras pegar un portazo por diferencias políticas, Alberto Fernández buscó mostrarse como el garante de la continuidad de un modelo de país que había comenzado con Néstor Kirchner en 2003; un proceso que se había interrumpido en 2015 con la llegada de Mauricio Macri al gobierno. Con esa bandera y con Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa de pilares, el abogado de sesenta años se convirtió en presidente con el 48.24 por ciento de los votos.
El 27 de octubre de 2019, el Frente de Todos, con el respaldo del Partido Justicialista, ganó en 19 de los 24 distritos electorales y la ventaja sobre Juntos por el Cambio fue menor a lo anticipado por la mayoría de las encuestadoras y a la diferencia que había arrojado las Primarias Abiertas, Simultaneas y Obligatorias (PASO). Con ese primer escenario bajo los pies, Fernández prometió cerrar la grieta.
Su hoja de vida era la de un hombre de Estado. Después de un breve paso como funcionario del Poder Judicial, en 1985 ingresó al staff del Ministerio de Economía como subdirector general de Asuntos Jurídicos. Su militancia política dentro del Partido Justicialista no le impidió ser parte del gobierno de Raúl Alfonsín, por quien sentía un profundo respeto. Desde entonces, nunca se alejó del todo del poder. Integró la gestión de Carlos Menem y de Eduardo Duhalde en la provincia de Buenos Aires, fue legislador porteño y uno de los fundadores del Grupo Calafate, donde se gestó la candidatura de Néstor Kirchner.
Justamente, los dos puntos más salientes de su foja de servicios al Estado están vinculados al apellido Kirchner. Alberto, ‘Beto’ como lo llaman sus amigos, fue el jefe de Gabinete del gobierno de Néstor y cuando Cristina asumió la presidencia en 2007 conservó el mismo cargo durante un año y tres meses. En resumidas cuentas, tenía pergaminos de sobra y conocía los resortes del poder como pocos.
El día que volvieron con el voto popular
El sábado, para distenderse en la previa electoral, Alberto guitarreó hasta tarde. Además de político es músico vocacional y poeta de a ratos. Era un público selecto, entre los que se encontraba el ganador del Oscar Gustavo Santaolalla, que viajó desde Estados Unidos especialmente para votar. En la casa de Daniel Filmus tocaron junto al violinista de Bajofondo, Javier Casalla, clásicos de Arco Iris como Mañanas campestres, y temas del ídolo del candidato: Litto Nebbia. Así lo contó revista GENTE.
El domingo Alberto se levantó a las 6.45 y a las nueve sacó a pasear a su collie, Dylan. Lo acompañó su amigo el politólogo de origen radical Leandro Santoro, quien le regaló como cábala un disco de Osvaldo Pugliese, conocido como “antimufa”. Caminaron dos cuadras entre una nube de periodistas, y en el parque cercano al edificio River View, donde vive en un departamento prestado, se puso a jugar con su perro, arrojándole una pelotita. La mascota se había vuelto una celebridad durante la campaña presidencial, hasta tenía una cuenta de Instagram con casi cien mil seguidores. Lo había adoptado siendo un cachorro en febrero de 2016 y lo bautizó en honor al cantante Bob Dylan.
“Hace catorce o quince años que le llevo los diarios a Alberto. Me pide los hegemónicos y los fines de semana un refuerzo de todos”, contó a GENTE Guido Miranda, el canillita del hombre que estaba por convertirse en presidente. Desde que Fabiola Yáñez, de 38 años, periodista y actriz, vive con él también le lleva un menú de revistas.
Luego de pasear al perro regresó a su departamento y recién volvió a salir al mediodía para ir a votar a la Universidad Católica Argentina. No había mucha cola, sólo cinco personas antes de su turno. Mientras esperaba, el candidato posaba para los fotógrafos y su amada Fabiola le acomodaba la solapa del saco. Ella lucía un broderie de blanco inmaculado, un cinturón fino de tono crudo, y una cinta rosa por ser el mes que conmemora la lucha contra el cáncer de mama. A la salida, la pareja recibió una lluvia de pétalos, como si fuera un casamiento. Después de hablar con la prensa, la pareja caminó hasta el Starbuks de Puerto Madero. Santoro no les perdía el paso y también tomo un café con ellos.
Esta vez el búnker de campaña de la marcha peronista se montó en el Complejo C del barrio porteño de chacarita. Por el escenario pasaron todos, pero la imagen del presidente quedó solapada frente a la de su vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, que volvía a tener un rol central en la política de Estado. El líder del Frente Renovador, Sergio Massa, también estuvo festejando, la victoria de ese día también había sido suya.
“Vamos a colaborar en todo, porque nos preocupa que los argentinos dejen de sufrir… Vamos a invitar a todos los argentinos para construir. Somos el Frente de Todos y debemos incluir a todos. No va a ser fácil, pero lo vamos a hacer”, sostuvo Fernández la noche que fue electo como el séptimo presidente desde la recuperación de la democracia.
Un nuevo discurso de unidad
El 10 de diciembre a las 11.56, Alberto Fernández juró ante las dos cámaras del Congreso y se convirtió en el 39° presidente constitucional de nuestro país. En su primer discurso, no dejó ningún tema sin tocar y marcó las pautas de su propuesta programática para los cuatro años de gobierno. Con la mira en “empezar por los últimos para después llegar a todos”, especificó el rumbo que tomarán sus políticas más importantes. Habló del respeto a la diversidad y las minorías y fue tajante en su crítica a la Justicia Federal.
“El 10 de diciembre de cada año no es un día cualquiera en nuestra memoria colectiva, ese día celebramos el momento en que la Argentina, toda, sepultó la más cruel de las dictaduras que hemos debido soportar. Ese día, hace 36 años, Raúl Alfonsín asumía la presidencia, nos abría una puerta hacia el respeto, hacia la pluralidad de ideas, y nos devolvía la institucionalidad que habíamos perdido”, así abrió y hubo aplausos.
Y al igual que lo hizo el propio Alfonsín, luego Carlos Menem, Fernando De La Rúa, Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri, es decir los siete presidentes electos por el voto popular desde l983, una vez más, un nuevo mandatario nos prometía la unidad pocos minutos después de jurar por Dios, la Patria y los Santos Evangelios a centímetros de la Biblia y ante cientos de testigos. “Vine a unir a todos los argentinos”, así lo dijo y así lo título en portada revista GENTE, otra edición histórica.
Algunos párrafos de aquel discurso, a pocos meses de cumplirse 40 años de democracia, pueden volver a utilizarse el próximo diez de diciembre cuando asuma un nuevo presidente. Trazos que hacen eco en el viejo palacio del Congreso Nacional. La democracia comenzaba a tener deudas con un pueblo que no se cansa de sostenerla porque entendió que es el mejor camino.
- “Los vengo a convocar, sin distinciones, a poner a la Argentina de pie para que comience a caminar, paso tras paso, con dignidad, rumbo al desarrollo con justicia social”.
- “Tenemos que superar el muro del rencor y del odio entre los argentinos, tenemos que superar el muro del hambre que deja a millones de hombres y de mujeres afuera de la mesa que nos es común, y finalmente tenemos que superar el muro del despilfarro de nuestras energías productivas”.
- “Tenemos que suturar demasiadas heridas abiertas en nuestra patria, apostar a la fractura y a la grieta significa apostar a que esas heridas sigan sangrando, actuar de ese modo sería lo mismo que empujarnos al abismo”.
- “Tal vez de la suma y de la confrontación de esas verdades relativas, podamos alcanzar una verdad superadora, supo decir con acierto Néstor Kirchner”.
- “Más de 15 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria, en un país que es uno de los mayores productores de alimentos del mundo. Necesitamos que toda la Argentina unida le ponga un freno a esta catástrofe social, uno de cada dos niñas y niños es pobre en nuestro país”.
- “La inflación que tenemos actualmente es la más alta de los últimos 28 años, desde 1991 la Argentina no tenía una inflación superior al 50 por ciento. La tasa de desocupación es la más alta desde 2006. El valor del dólar, entre el 2015 y la actualidad, pasó de 9,70 a 63 pesos, sólo en cuatro años”.
- “La Nación está endeudada con un manto de inestabilidad que desecha cualquier posibilidad de desarrollo y que deja al país rehén de los mercados financieros internacionales; tenemos que sortear ese escenario”.
- “Vamos a encarar el problema de la deuda externa, no hay pagos de deudas que se puedan sostener si el país no crece. Tan simple como esto: para poder pagar hay que crecer primero”.
- “Sin una justicia independiente del poder político, no hay República ni democracia. Sólo existe una corporación de jueces atentos a satisfacer el deseo del poderoso y a castigar sin razón a quienes lo enfrenten”.
- “Hemos visto el deterioro judicial, en los últimos años; hemos visto persecuciones indebidas y detenciones arbitrarias inducidas por quienes gobiernan y silenciadas por cierta complacencia mediática”.
- “Lo digo con la firmeza de una decisión profunda: Nunca más es nunca más. Porque una justicia demorada y manipulada significa una democracia acosada y denegada”.
- “Quisiera que seamos recordados por haber sido capaces de superar la herida del hambre en la Argentina, que es un insulto a nuestro proyecto colectivo de vida en común”.
- “Quiero terminar agradeciendo profundamente la generosidad y destacar la visión estratégica que nuestra vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, ha expresado en este tiempo de la Argentina”.
El nuevo mandatario tampoco se resistió a la tentación del festejo en el balcón. Una multitud colmó la Plaza de Mayo y toda la zona aledaña.
Ya era tarde y la fiesta de la democracia continuaba desplegando esperanzas. Cuando Alberto y Cristina subieron al escenario montado frente a la Casa Rosada una lluvia de papelitos celestes y blancos cayó sobre ellos y los fuegos artificiales iluminaron la noche de colores.
Bajo esa atmósfera, el presidente volvió a quebrarse de emoción hasta las lágrimas al abrazar a su hijo Estanislao. Ese instante fue retratado por un reportero gráfico de GENTE. El joven, conocido por sus performances como cosplayer y drag, estuvo junto a su novia, Natalia Leone.
Frente a la multitud, Fernández cerró su jornada de asunción con un encendido discurso donde destacó que su gestión va a “cuidar el bolsillo y los derechos de cada uno” de los argentinos y que “lo más importante será el que produce y trabaja y no el que apuesta a la timba financiera en perjuicio” del país. Tras el festejo, la nueva pareja presidencial se dirigió al helipuerto de la Casa Rosada y emprendió vuelo rumbo a la Residencia de Olivos, donde lo esperaba un asado para treinta personas.
Una nueva alarma a 40 años de democracia
“Nos ha llegado la hora. Por eso estoy aquí”, anunció Alberto Fernández casi al final de su discurso de asunción frente a la asamblea legislativa. Lo que dijo a continuación, en aquel momento, cobra una tremenda relevancia hoy, 21 de octubre de 2023, a menos de 24 horas de un nuevo acto electoral donde se elegirá a un nuevo presidente de la Nación:
“Cuando mi mandato concluya, la democracia argentina estará cumpliendo 40 años de vigencia ininterrumpida. Ese día quisiera poder demostrar que Raúl Alfonsín tenía razón. Espero que entre todos podamos demostrar que con la democracia se cura, se educa y se come”.
A 40 años del regreso de la democracia, un informe pone en alerta al sistema. Se trata de la Tercera Encuesta de Cultura Constitucional, realizada por IDEA Internacional, el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, la Universidad Austral y la consultora Poliarquía. Según explicó el analista político Daniel Zovatto, director regional de IDEA Internacional, el primer estudio de opinión pública se realizó en 2004, el segundo en 2014 y el último, que se realizó este año, arrojó “datos alarmantes a cuarenta años del retorno de la democracia a la Argentina”.
Durante una entrevista al canal LN+, el especialista detalló que “el 73 por ciento de la gente dice que prefiere la democracia frente a cualquier oro régimen, hasta ahí la noticia es positiva. Pero cuando comenzamos a escarbar dentro de esos datos, vemos que el 50 por ciento de las y los argentinos dicen ‘no me importaría que llegue al gobierno un régimen no democrático, siempre y cuando me dé resultados’. Cuando desagregas eso por grupos etarios, ese 50 por ciento sube al 56 por ciento entre los jóvenes de 18 y 20 años. Y cuando lo desagregas por nivel educativo, solamente en aquellos que tienen educación primaria llegan al 67 por ciento”.
En el mismo estudio se indica que al 59 por ciento de los encuestados no le interesa la política. El 52 por ciento dice que está “poco satisfecho” con el funcionamiento de la democracia en el país y hay un 20 por ciento que directamente dice que no está “nada satisfecho”. Lo que significa una clara inconformidad del 72 por ciento.
“Este estudio nos muestra el trasfondo problemático y los desafíos de la democracia argentina. Podemos constatar el malestar con las instituciones y la clase dirigente”, cuestionó Eduardo Fidanza, director de Poliarquía Consultores, el día que se presentó el informe. De todos modos, el reconocido sociólogo, se mostró optimista: “La batalla no está pérdida. Si queremos dar esa batalla y recuperar terreno con éxito, deberíamos invertir en la frase de Alfonsín, ‘con la democracia se come, se cura y se educa. Pero no hace milagros’”.
Idea y producción: Leo Ibáñez
Edición de video: Martina Cretella
Guion y voz: Camila Bisceglia
Búsqueda de archivo: Mónica Banyik
Portadas históricas. Así cubrió GENTE la llegada del séptimo presidente elegido por el voto popular desde el regreso de la democracia.