La historia de Campagna Hnos e Hijos SA, comienza en 1974, en el barrio de Caseros, cuando tres hermanos italianos -José, Victorio y Felipe -decidieron unir fuerzas para iniciar una pequeña producción familiar. En la parte trasera de la casa de sus padres, establecieron un modesto taller, donde trabajaban por las noches, ya que durante el día debían cumplir con sus empleos para cobrar un sueldo que permita pagar las cuentas personales y los gastos del proyecto.
Lo que empezó con la fabricación de hebillas de zapatos, pasó por bijouterie, accesorios para el cabello y eventualmente derivó en la producción de tarros para galletitas y fue ahí donde encontraron el nicho, dieron con el rubro de bazar y de a poco dieron vida a un sueño que, con esfuerzo y perseverancia, se transformó en una marca reconocida: Jovifel.
A lo largo de sus 50 años de trayectoria, la empresa ha sabido adaptarse a los cambios vertiginosos del mercado. En el año 2001, la fuerte crisis del país, los encontró construyendo un nuevo establecimiento de más de 6000 metros cuadrados en el Parque Industrial La Cantábrica, una vez más, ellos apostaban, pero el contexto ponía enormes obstáculos económicos y financieros, pero gracias a la rápida adaptación que permite una empresa familiar y a ese tesón que los caracterizaba, pudieron dar una “vuelta de rosca” y convertir una situación crítica en una oportunidad de crecimiento. Fue en este momento que los hijos de los fundadores también comenzaron a asumir un rol clave en el negocio, trabajando junto a sus padres para consolidar la compañía.
En los últimos años, Campagna Hnos e Hijos S.A., ha ampliado su catálogo de productos, incorporado a sus tradicionales piezas enlozadas – esas que usaban nuestras abuelas y que aún perduran en muchas cocinas - nuevas líneas antiadherentes de fabricación nacional, utilizando materia prima italiana de primera calidad. Tras el éxito de estos artículos, hace 2 años, se trajeron máquinas inyectoras para producir utensilios de nylon y productos plásticos, contribuyendo a la sustitución de importaciones y fortaleciendo la producción local.
Cada año, la empresa sigue desarrollando nuevos productos que seguir ofreciendo. En 2023, ante la escasez de materias primas, crearon 2 nuevas líneas de enlozado “vintage”, que reversionan los clásicos productos, siempre con un 100% de fabricación nacional.
Estas piezas, capaces de soportar temperaturas de hasta 600º C sin deformarse, (muy superiores a los 250º C que alcanza un horno doméstico), están totalmente libres de cadmio y plomo, y su superficie vitrificada, de baja porosidad evita el desarrollo de bacterias. Aunque su producción es industrial, el acabado artesanal de estas piezas les otorga un carácter único, “por eso esas motitas negras o blancas, tan características y pintorescas, nunca salen exactamente igual”, nos explica el primo encargado del proceso de enlozado.
Para dar a conocer la marca, eligieron sin vacilar a Jime, reconocida por su calidez y frescura. “Nos gusta como conecta con el público, con simpleza y buena onda”, afirman. Y es que, a simple vista, Jimena encarna el espíritu emprendedor que ha guiado a la familia desde sus orígenes y que se mantiene vivo en cada uno de los nuevos desafíos que enfrenta la compañía.
De cara al 2025, ya proyectan la ampliación de su fábrica con la construcción de una nueva nave industrial. Y es que, hay algo que saben hacer muy bien; plantarse ante la adversidad, y trabajar incansablemente para seguir creciendo. Esta capacidad ha sido fundamental para mantener la calidad y la innovación que caracterizan a sus productos y si bien este hermoso país siempre presenta nuevos y difíciles desafíos, ellos siguen apostando al futuro, mirando para adelante, movilizándose para generar soluciones creativas que ayuden a enfrentar los problemas existentes.
Mientras la nueva generación está dispuesta a trabajar en conjunto y a seguir construyendo un camino hacia el progreso, la primera generación recibe a alumnos de colegios técnicos para explicarles el proceso productivo y contagiarles ese amor por el trabajo que los caracteriza.
Es alentador ver cómo continúan invirtiendo su tiempo y recursos en el país, y es que mientras hay quien se repara de la lluvia, también hay quien decide ponerse las botas y salir a patear charcos. Con todo, el compromiso y esfuerzo que las pymes ponen día a día, son fundamentales para el desarrollo de un país próspero, y su pasión, es un testimonio de que todavía hay espacio para la esperanza y el crecimiento. Y seguramente de esta maravillosa historia de superación, el lema que condimenta sus anuncios: Jovifel “cocinando con pasión”.