Sucedió, al sol, el séptimo día de noviembre, en Capilla del Señor, pueblo criollo si los hay, y pago adoptivo de don Félix Luna, que acaba de dejarnos…
Sucedió, y hubo revuelo.
Era la cuarta jornada de la fiesta hípica desplegada en el haras El Capricho, del empresario Gerardo Werthein, cuando de pronto el zumbido de un motor en degradé y la sombra de unas paletas anunció la llegada de un helicóptero.
Miradas al cielo, luego a la tierra, y de la panza de ese Bell 407, con aura, Susana Giménez. Nombre que hace vano todo adjetivo, y hasta el apellido. En estas pampas, Susana sólo hay una. Y el que lo dude… (game over!), estaba viendo otro canal…
Puso sus botas de cuero (con taco chino) en tierra y avanzó hacia Vanesa Kreth, la mujer del anfitrión del evento ecuestre, que confesó sin coquetería alguna: “Estoy súper estresada, me duele la panza”. Pero, estrés y dolor aparte, escoltó a Su hasta la carpa VIP donde empresarios y otras figuras del showbusiness agotaban un glorioso asado y otras delicatessen (by Gauri Catering) al tiempo que juzgaban los perfectos saltos de los purasangre, milagrosa conjunción del Creador y el Hombre…
Noticia: Susana llegó sola, solita y sola. Es decir, sin ningún chevalier servant enamorado. La acompañaban su asistente, Inés Hernández, y el PR Wally Diamante.
Astuta por vida y oficio, y barruntando la inevitable e insoslayable pregunta, ganó la primera mano: “Sigo sola, y batiendo mi propio récord. No tener un compañero es algo totalmente nuevo para mí… ¡pero me encanta! La paso muuuuy bien, y estoy feliz”.
Casi al toque, sobre el eco de la confesión, trepó a una camioneta Nissan negra que, escoltada por otras tres, la llevó hasta el exacto centro de la fiesta. Para algunos, el operativo recordó el cerrojo de seguridad dispensado a presidentes, príncipes o rock stars…
No ahorró –claro– glamour a cada paso en el fortín de los VIP: besos, sonrisas, y hasta alguna pose para los que querían atraparla en sus celulares con fotos acaso imperfectas pero trofeo al fin…
Ocupó la mesa número tres junto a la pareja Werthein, Ginette Reynal y el diseñador de modas Manuel Lamarca. Algo pasadas las tres de la tarde se sumaron Marcela Tinayre y Marcos Gastaldi.
“¡Feliz cumpleaños, Marce!”, disparó Su, y le elogió su dorado caribeño, triunfante aun bajo el ala de su sombrero blanco línea folk. “Te vi en la tapa de GENTE. Saliste mejor que Juana”, cerró, y al mismo tiempo abrió una crónica sobre el festejo en Miami de todos los Legrand-Tinayre con motivo de los recién cumplidos 59 de Marcela.
No es novedad: la mesa de Su, como imantada, fue la meta, la Meca, la piedra de toque de muchos de los dueños de la Argentina, que desfilaron hacia la híper diva. Los más notorios: Cristiano Rattazzi, pope de Fiat; Sebastián Eskenazi (CEO de YPF), con su mujer, Analía Franchín… También la saludó la cantante Lola Ponce, luego de su larga hora de show: debut en este patrio suelo…
El mayor halago: “¡Qué figura, Susana! Estás mucho más flaca”. Piropo veraz con tajante respuesta: “¡Claro, si no como nada!”. Revelación e, ipso facto, violación de la estricta dieta by el doctor Máximo Ravenna: no se privó del menú signé Catering Gauri: salmón, asado, petit fours... Pero eso sí: Coca light, para no agravar las cosas…
Unas dos horas después volvió al helicóptero –que Werthein había puesto a su disposición– y se perdió en el infinito cielo.
Sola, solita y sola. Que siempre es mejor que mal acompañada.
A las dos y media de la tarde, el helicóptero Bell 407 que traía a Susana aterrizó en el haras El Capricho, a unos 80 kilómetros de Buenos Aires. La diva venía de su casa en Barrio Parque, dispuesta a pasar un sábado de campo.
Sebastián Eskenazi, CEO de YPF, conversó con Su. El empresario es muy amigo de Corcho Rodríguez, ex de la diva.
Poco antes de las cinco de la tarde, el Bell 407 puso proa a Buenos Aires. Vanesa y Gerardo Werthein despidieron a Susana, la gran invitada. “Fue una verdadera fiesta hípica, los felicito”, expresó la diva antes de subirse al helicóptero en compañía del PR Wally Diamante.