El presidente de Haití, Jovenel Moïse, fue asesinado a tiros esta madrugada en su residencia por un grupo de personas . En el ataque también fue herida su esposa Martine Marie Etienne Joseph, quien permanece internada.
De acuerdo con lo informado por el primer ministro interino saliente, Claude Joseph, en un comunicado, “un grupo de individuos no identificados”, entre ellos “varios que hablaban en inglés y en español”, fueron los responsables de su muerte.
Los hechos se produjeron alrededor de la 1:00 am hora local, cuando un grupo de individuos no identificados tiroteó el domicilio del presidente en Puerto Príncipe, la capital haitiana.
Joseph declaró que se "han tomado todas las medidas para garantizar la continuidad del Estado".
Por el momento son pocos los datos oficiales que se conocen sobre el ataque pero las primeras versiones indican que el comando que lo mató estaba “fuertemente armado” y “le disparó con frialdad”, de acuerdo con lo publicado por el diario Gazette, que además indicó que la primera dama fue herida en los brazos.
Asimismo el medio asegura que el cadáver del presidente todavía está en la habitación en la que fue asesinado a la espera de un informe legal.
Jovenel Moïse, de 53 años, llevaba en el poder desde febrero de 2017, cuando reemplazó al expresidente Michel Martelly.
El ataque en el que resultó muerto se produce a sólo dos meses de las elecciones presidenciales, convocadas para el 26 de septiembre. Unos comicios en los que Moïse no podía ser candidato.
El asesinado presidente había convocado para la misma fecha un referéndum para aprobar una nueva Constitución, un proyecto que no contaba con el apoyo de la oposición ni de la comunidad internacional.
La oposición clamaba que el mandato de cinco años de Moïse debía haber acabado el pasado 7 de febrero, cuando se cumplían los cinco años del fin del gobierno de Martelly en 2016.
La muerte de Moïse, quien gobernó por decreto por más de dos años por la ausencia de un parlamento electo, se da en medio de una crisis política y económica, sumada a la pandemia de coronavirus, y en medio de un fuerte aumento de la violencia de pandillas en Haití, el país más pobre de América. Días atrás el presidente había hecho referencia a los problemas de seguridad actuales que debía enfrentar y en febrero pasado ya había denunciado que lo querían asesinar.