Ríe cuando la citamos: “La diplomacia es el arte de conseguir que los demás hagan con gusto lo que uno desea que hagan”. “Es una frase muy certera”, pronto admite Saúl Ariel Blufstein, argentino, 51 años, licenciado en Sociología de la Universidad de Buenos Aires y a la fecha anfitrión diplomático de la sección ConfraternizAR, de GENTE, desde donde acompaña la agenda diplomática a través de reportajes y encuentros de toda índole.
Una pasión que inició “de casualidad, en mayo del 2002, cuando tuve mi primera reunión con el entonces embajador de Polonia, S. E. Slawomir Ratajski. Pasa que por entonces venía a visitar nuestro país el presidente de la Comunidad Judía de Varsovia, Leszek Piszewski, para presentar la película El Secreto (drama dirigido por Ronit Kertsner), e interviene como intermediario. Con esa película -añade- no sólo recorrimos el país, sino también las naciones limítrofes”, memora Blufstein, para quien la diplomacia “es la mejor forma de generar puentes con el mundo. No solo darse a conocer sino conocer a otros”, entiende.
-A propósito, ¿cuál considera que es el hecho relacionado a la diplomacia más relevante de la historia mundial?
–Sucesos relacionados con la diplomacia hay desde los inicios de la historia, pero algo más contemporáneo y relevante para entender el orden mundial actual fue la época de la Guerra Fría (de 1947 a 1991, entre los bloques oriental y occidental, liderados respectivamente por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y Estados Unidos). En medio de la misma más de una vez se estuvo cerca de una Tercera Guerra Mundial... Gracias, en parte, a la diplomacia aquella posibilidad se detuvo a tiempo.
–¿Y qué hecho diplomático importante de la historia argentina se te viene a la mente?
–Sin dudarlo, el conflicto del Beagle y la mediación papal de Juan Pablo II para evitar una guerra con nuestros hermanos chilenos.
–¿Usted llega a cultivar amistades profundas con embajadores y demás representantes del planeta con los que su profesión lo relacionó? ¿A qué punto, por ejemplo?
–Sí, de todo tipo. Hay diplomáticos de los cuales me he hecho muy amigo. Hasta los he visitado en sus siguientes destinos. Con otros, entretanto, mantengo un diálogo y contacto a través de los años, de una manera formal pero cercana.
Fotos: Fabián Uset y Alejandro Carra