Los especialistas cuentan cómo afectará al país y a la salud de los argentinos.
Según datos de Greenpeace, desde enero hubo aproximandamente setenta mil focos de incendio y unas quinientas mil hectáreas arrasadas en la Amazonia, la mitad de lo que se deforesta en Brasil en todo un año. Dicha cuenca abarca un área aproximada a dos veces y media la superficie de la Argentina. Hernán Giardini, coordinador de la campaña de bosques de la entidad ambientalista, explica que si bien en esta época donde menguan las lluvias siempre hay quemas por parte de los productores –que prenden fuego porque el pasto está seco–, los incendios doblan a los del año pasado.
–¿Por qué aumentaron las quemas?
–En Brasil, al igual que acá y en Paraguay, se deforesta por el avance de la soja y la ganadería, commodities que se terminan exportando fundamentalmente a Europa y a China. El tema es que los grandes terratenientes quieren hacerlo en áreas donde no se puede, y el presidente (Jair) Bolsonaro los apoya. Con su gobierno subió la tasa de deforestación en el Amazonas. Antes de que comenzaran los incendios ya se hablaba de un 40 por ciento.
–¿El gobierno brasileño es el responsable entonces?
–Claro: apoya abiertamente la quema. Recién el sábado sacó un decreto que permite movilizar al Ejército por catástrofes naturales. Supongo que con eso no habrá nuevas quemas. Pero no dijeron nada más. Ni si hay un plan para apagar los incendios o si pedirán ayuda internacional.
–¿Hubo algún ofrecimiento de ayuda por parte del gobierno argentino?
–Macri (Mauricio) subió un tuit, donde puso a disposición nuestro sistema. Si se comunicó con Bolsonaro no sé...
–¿El fuego se hizo incontrolable o se puede combatir?
–Se puede controlar. Pero hasta ahora el gobierno brasileño dijo que no hay que hacerlo, que está bien. Se necesitan aviones hidrantes y otras tareas se realizan por tierra. Se abre una “calle” a kilómetros de la zona, un cortafuegos para que no siga avanzando. Y ya vendrán las lluvias, que harán lo suyo. Igual, más allá de que se apague el fuego, lo que hay que cambiar es la política, para que no se repita el año que viene.
–¿Qué sucede con los habitantes de la zona?
–Las poblaciones indígenas están perdiendo todo, no sólo sus casas sino también sus vías de sustento: agua y alimento, básicamente... Además del riesgo de vida que corren.
–¿Se sabe cuánta flora y fauna desapareció?
–No, por el momento no se puede calcular. Hay miles de especies animales y vegetales, y todos los años se descubren nuevas. Más del 70 por ciento de los medicamentos que consumimos vienen de las plantas. Con esta quema podemos estar perdiendo especies de altísimo valor medicinal, y la cura de enfermedades que ni conocemos.
–Por lo que dice, las consecuencias pueden afectar de manera directa a nuestra salud, no sólo por el humo que ya llegó al norte nuestro país. ¿Qué pasa con el oxígeno?
–Obviamente hay una reducción, pero es probable que la Tierra lo pueda asimilar. Te diría que es más preocupante la liberación de gases de efecto invernadero.
–¿Cómo es eso?
–Se calcula que, por el calentamiento global, algunas especies no van a poder sobrevivir. Cuando se queman bosques, se liberan gases a la atmósfera y se genera un cambio climático. Por eso hay tornados, huracanes, sequías, inundaciones, pérdida de especies, etcétera.
–¿Y a nivel país, por la cercanía, cómo nos afecta específicamente?
–Este cambio climático significa derretimiento de nuestros glaciares, aumento del nivel del mar, mayor nivel de lluvias en el Litoral y mayores sequías en el Norte del país. También hay que ver qué pasa en el verano con las lluvias en el Amazonas. Podemos llegar a tener una disminución del caudal de los ríos que bajan desde Brasil, o todo lo contrario, una importante cantidad de agua, por las lluvias. Hay que ver cómo responde al desequilibrio hídrico lo que acaba de pasar. El bosque es una esponja natural, que por un lado genera evaporación y por ende corrientes de humedad en el aire, que van corriendo por el continente. O sea el agua del Amazonas puede llegar por el aire hasta nuestros Andes.
–¿Qué podemos hacer desde nuestro lugar para ayudar a paliar esta situación?
–Estamos juntando firmas para pedirle a Bolsonaro que apague los incendios ya. Después, en el día a día y para quienes puedan, comer menos carne. La soja termina siendo alimento de pollos y chanchos, y la otra deforestación que se da es por las vacas. Entonces, reducir el consumo de carne va a contribuir a tener más bosques.
¿Cómo afecta el humo a nuestra salud?
El doctor Eduardo López (M.N. 37.586), infectólogo del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, no aclaras que "la amenaza para la salud no es tan grave, ya que estas partículas y gases que están circulando lo hacen a 1.000/1.500 metros del nivel del mar, y además la distancia de nuestro país a la zona de origen hace que se vayan disipando. Por eso tampoco afecta a otros órganos, ni al tracto digestivo, al cerebro o el corazón. Si el humo llega a ser muy denso, a quienes más puede perjudicar es a las personas que sufren cuadros de asma, EPOC o bronquitis alérgica, porque les puede generar broncoespasmos o alguna crisis asmática"
Si bien el doctor consideró que no es un riesgo muy importante, "Ante los síntomas de ardor en los ojos, irritación, tos o expectoración, silbidos en el pecho y dificultad persistente para respirar, se debe consultar con el médico. Y si llega a haber mucho humo, conviene no abrir las ventanas, para evitar que se concentre en el lugar donde estemos"