Tras el asesinato de Fernando Báez Sosa a manos de una patota de rugbiers, Pablo Ventura y su familia pasaron por una verdadera pesadilla, ya que los acusados lo señalaron como culpable del asesinato. Estuvo cuatro días detenido hasta que pudo probar su inocencia: de hecho, él ni siquiera estaba en Villa Gesell cuando ocurrió el crimen.
“Fernando está muerto. Un chico como yo, muerto. No te voy a decir que esto me arruinó la vida hoy, cuando pasó tanto tiempo, porque los padres y la novia de Fernando tienen la vida arruinada de verdad. Estos pibes hicieron que yo no sea el mismo. Mis viejos no son los mismos. Con lo que me hicieron, ¿qué se puede hacer? Nada. La justicia es para Fernando y por todo lo que arruinaron al sacarlo del mundo", declaró Pablo a Clarín.
“Todavía no entiendo qué pasó... No puedo salir del shock. Siempre confié en que la Justicia me iba a liberar, porque nunca estuve en Villa Gesell. Esa noche estaba jugando a la play en la casa de un amigo y cerca de las cuatro de la mañana volví a mi casa a dormir. No puedo creer lo que hicieron con este chico Fernando, al que mataron como a un perro", explicó el joven, quien declaró que jamás había visto a Fernando y que a los rugbiers los conocía de vista.
"El deporte te abstrae de todo. Los meses de aislamiento, que no pude estar en el agua, me deprimí mucho, estuve muy mal. Ya no hay nadie que no me conozca. Es incómodo que me digan ‘hola, Pablo’ y te hablen del tema sin conocerte. Te remueve todo", dijo Ventura.