El 29 de marzo pasado se conoció la triste noticia de la muerte de Sofía Sarkany, a una semana de convertirse en madre. La diseñadora de 31 años luchaba contra un cáncer de útero desde 2018. El caso despertó mucha conmoción y puso en evidencia las alarmantes estadísticas de esta enfermedad.
Según datos del Observatorio Global del Cáncer, se estima que en el país se diagnostican alrededor de 5.000 casos por año y mueren más de 2.300 mujeres.
Además, se trata del tercer tumor más frecuente en las mujeres en la Argentina, después del cáncer de mama y el colorrectal. La paradoja es que, a pesar de las inquietantes cifras, el cáncer de cuello de útero tiene un buen pronóstico si se obtiene un diagnóstico temprano.
“El cáncer de cuello iutero se puede prevenir con controles de rutina, como el papanicolau, que se deben realizar una vez al año desde los 21 años o al empezar a tener relaciones sexuales. Es importante porque los pacientes con diagnóstico temprano tienen buen pronóstico”, explicó a GENTE la doctora Natalia Zeff (M.N. 113.620), ginecóloga y obstetra, especialista en ginecología oncológica y patología mamaria en CEMIC.
La especialista indicó que en estadíos tempranos “pueden no existir síntomas, más allá de un leve sangrado al mantener relaciones sexuales”.
Sin embargo, en niveles más avanzados “se puede detectar un flujo vaginal con mal olor, un sangrado menstrual continuo o dolor de pelvis”. En estos casos, si bien hay tratamiento, el pronóstico no es tan alentador como en pacientes con diagnóstico temprano. “En un examen simple como el papanicolaou se pueden ver lesiones previas, y optar por tratamientos menos invasivos”, añadió.
Además de trabajar en el CEMIC, Zeff se desempeña como médica de Planta del Instituto de Oncología Angel H. Roffo, un organismo público. La especialista advirtió que el nivel socioeconómico de las pacientes también tiene mucho que ver con los casos que se detectan tarde.
“Se nota el impacto en la dificultad para tener acceso a los controles, en el desconocimiento. Los estudios preventivos son realmente muy baratos y fáciles de hacer; por eso desde el Estado deben facilitar estos accesos y hacer campañas de concientización que lleguen a los que más lo necesitan”.
Cada vez más temprano
La doctora detalló a GENTE que, si bien el pico de incidencia “estuvo siempre entre los 40 o 50 años, - últimamente y directamente relacionado al HPV- "este pico se está empezando a trasladar a edades más tempranas”.
En este sentido, los casos que afectan a personalidades conocidas, como el de la hija de Ricky Sarkany, suelen generar una mayor conciencia en estos temas de salud, trasladándose a mayores controles. Sin embargo, Zeff señaló que en esta ocasión no observó mayores consultas. “Estos casos, al igual que ocurrió en su momento con Angelina Jolie, suelen servir para concientizar. Pero hoy en día la gente todavía está reticente a ir al médico”, apuntó.
Durante la cuarentena, hubo menos controles en toda el área de oncología. Se produjeron muchos retrasos en los controles por temor al coronavirus o el cierre de lugares para realizar estudios, que inciden directamente en las posibilidades de los pacientes.
Causas
El Virus del Papiloma Humano (VPH o HPV) es el causante del 100% de casos de cáncer cérvico uterino. Se calcula que 8 de cada 10 personas sexualmente activas tuvo o tendrá contacto con algún tipo de VPH alguna vez en su vida.
Según indicó el especialista, en la mayoría de los casos el organismo controla la infección; mientras que un pequeño porcentaje puede evolucionar a lesiones precancerosas o cáncer.
En la Argentina, las vacunas contra el HPV están aprobadas para hombres y mujeres a partir de los 9 años de edad. Se recomienda su aplicación antes del inicio de las relaciones sexuales.
El Ministerio de Salud de la Nación estableció que la vacuna cuadrivalente contra el HPV forme parte del Calendario Nacional de Vacunación para todas las niñas y niños de 11 años de edad
Cuáles son los controles preventivos
Hay dos estudios que son fundamentales: el papanicolau y la colposcopía.
El papanicolau es un método sencillo para detectar lesiones en el cuello del útero. Debe realizarse anualmente entre los 21 y los 65 años. Ante dos resultados anuales consecutivos negativos, puede espaciarse cada tres años.
Sus resultados se complementan con la colposcopia, que permite al médico ver en detalle las regiones anormales del cuello uterino, de la vagina y de la vulva, por lo que es posible extraer una biopsia del área anormal y enviarla al patólogo para su posterior análisis. La biopsia permite confirmar el diagnóstico antes de efectuar el tratamiento definitivo.