Llegamos a la casa familiar del presidente electo Santiago Peña (44). Todo hacía pensar que el sitio se parecería más a un puesto de comando partidario que a un hogar. Es que desde el día que fue electo, el 30 abril, se conformó un gabinete de transición que tomó prácticamente la casa de Santiago Peña Palacios y Leticia Ocampos, dos jóvenes paraguayos que lograron un matrimonio sólido con dos hijos, Gonzalo y Constanza.
Al arribar, nos abordaron varios colegas y nos preguntaron qué cargo ocuparemos. "Ninguno", respondemos: "Venimos a entrevistar a 'Santi'", añadimos utilizando el apodo con el que se lo conoce en la calle. Luego, el guardia militar pregunta nuestros nombres y los corrobora en su tablet. Minutos después ya estamos sentados en el comedor familiar.
La casa es un hervidero de gente: se ven altos funcionarios, periodistas de varios medios internacionales, escoltas, delegaciones, trípodes y luces. En los espacios familiares, entre la cafetera Espresso y la parrilla se cruzan cables de productores y ayudantes, pero aun así, la paz familiar se respira en todas partes.
De lejos, en el jardín, observamos a nuestro entrevistado conversando con un medio televisivo. Afuera, en la calle, montan guardia más de quince móviles de prensa con cámaras de gran zoom, todo para obtener la primicia sobre algún nuevo nominado a ocupar cargos, ya que se los puede observar vestidos elegantemente y hasta olemos de lejos sus buenos perfumes: claro, son las futuras autoridades.
Terminada una serie de reuniones, llegó abriendo la puerta corrediza. Alto, con una mirada limpia, saludó de manera muy cálida, e iniciamos una entrevista que acá compartimos:
–Señor Presidente, un agradecimiento sincero por darnos este espacio en su agenda. Estamos reunidos hoy gracias a Grupo Atlántida y Bruno Masi, centro de comunicación BMCC... Usted lo ha logrado: ha sido elegido para conducir su país. Siendo economista se espera que administre bien el gobierno en estos cinco años, pero también se espera que aporte una planificación mirando al desarrollo integral. Nuestras primeras preguntas son, sabiendo que ya ha intentado anteriormente ser presidente y perdió: ¿Fue un momento difícil para usted haber perdido aquella interna partidaria frente a Mario Abdo Benitez? ¿Quién o quienes fueron su apoyo para sostenerse políticamente?
–No fue una circunstancia difícil. Tomé la derrota con mucha serenidad, reconociendo que la derrota muchas veces es una gran enseñanza para conocer cómo reaccionamos ante la adversidad. Como alguien que jugó al rugby muchos años, uno sabe que no tiene tiempo de mirar una derrota o un gol en contra, uno tiene que recuperarse rápido y mirar para adelante.
–¿Quiénes lo apoyaron?
–Desde el primer momento de la derrota, mi familia fue mi principal sostén. También los amigos y los compañeros en la política, que han probado ser casi hermanos. Después, el hoy vicepresidente de la república, Pedro Alliana, fue probablemente una de las personas más cercanas que tuve. Por supuesto también el expresidente Horacio Cartes. Entonces, son personas que se han mantenido siempre cerca... En eso, hay gratitud. Por otro lado, veo realmente con sentido positivo haber transitado primero esa derrota, para después enfrentarlo todo. Siempre dije que para ser un buen ganador, primero hay que ser un buen perdedor. Entonces, para mí, haber aceptado y enfrentado la derrota fue también una prueba en sí misma, de la cual estoy muy satisfecho.
–... Hombre de procesos.
–Sí, creo que todos somos parte de una historia, de un camino que hemos transitado. Yo llegué a la presidencia gracias al camino que he transitado y a las personas que han creído en mí.
–¿Qué lo llevó a volver a presentarse?
–El país. Siempre fue importante para mí reconocer que el país puede mucho más, y que yo puedo dar mucho más por el país. Mencionabas al comienzo que en mi rol y como economista, se espera que pueda administra los bienes del Estado y planificar su futuro. Ciertamente son áreas valoradas y deseadas, pero mi gestión no puede limitarse a ellas: así como puedo administrar bien las cosas, en el día de mañana puede venir alguien que no administre bien. Entonces, ¿cuál sería mi mayor anhelo? Poder generar un cambio cultural, que los paraguayos creamos en nosotros mismos y tengamos por seguro que nuestro país tiene un destino de grandeza. Que aquella Nación grande, la de Carlos Antonio López, el presidente que hacía brillar al Paraguay no sólo en la región sino también en el mundo, pueda volver a serlo. Es lo que me motivó a candidatarme nuevamente.
Anhelo que los paraguayos creamos en nosotros mismos y tengamos por seguro que el Paraguay tiene un destino de grandeza"
–Los lectores latinoamericanos buscan saber más sobre el Paraguay y su nuevo presidente. conocer mejor la tierra guaraní y cómo llegó a la realidad actual... Cuéntenos mediante una breve linea de tiempo sobre el proceso económico y social del Paraguay sobre todo en los siglos XX y XXI, y finalmente adelántenos su mirada de cara al futuro...
–Soy un apasionado de la historia y hay partes de la nuestra que los paraguayos desconocemos. Te diría que tenemos que ir hasta la misma fundación de Asunción. Nos encontramos a catorce años de cumplir los 500 años de la fundación de aquel Fuerte. ¿Por qué ese es un dato relevante? Porque los primeros colonizadores de esta parte del continente primero llegaron al puerto de Buenos Aires. Como encontraron comunidades muy hostiles. navegaron el río hasta nuestro lugar y se quedaron. Hallaron a los guaraníes, a tribus y comunidades relativamente amigables, más abiertas con los conquistadores españoles que llegaban. Lo cierto fue que desde Asunción salieron expediciones que fundaron 70 ciudades: Buenos Aires fue fundada desde una expedición que salió de Asunción.
–¿Así fue?
-Tal cual... Siglos después vinieron las misiones jesuíticas, y nuevamente el centro de las mismas fue esta región y el mestizaje ocurrió con mayor profundidad aquí en Paraguay. Esto habla un poco de las particularidades de los paraguayos en términos de cómo somos con la gente. Hoy lo podemos confirmar cuando vienen extranjeros al país: se les pregunta qué es lo que más les sorprende y responden que la gente, que los recibamos con una sonrisa y con amabilidad. Es una condición que hemos heredado de los guaraníes. Por otro lado, luego el Paraguay conquista la independencia mucho más temprano que los vecinos. Pronto comenzó a formarse así un vecindario bastante complicado y a veces hostil para nuestra tierra, pero llegó el periodo del Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia -cerca de treinta años de un fuerte gobierno- y Paraguay prácticamente debió cerrar las fronteras para consolidarse. Cuando muere el dictador perpetuo y llega Carlos Antonio López como primer presidente constitucional, empecemos a emerger y florecer.
–¿Usted es descendiente directo de aquel padre de la patria y luego dictador Rodríguez de Francia, ¿verdad?
–Asimismo... Lo que podemos contar, además, es que hacia 1850-60 Paraguay ya era una nación muy desarrollada en las Américas: estaba inaugurando un tren a vapor (entre los primeros del continente), había eliminado el analfabetismo y teníamos un vertiginoso desarrollo. Sin embargo, hacia 1865 tuvimos que defendernos y entramos en guerra contra nuestros vecinos, argentinos, brasileños y uruguayos.
–Lo que dejó consecuencias enormes en todos los campos, ¿verdad?
–Claro, ya que perdimos gran porcentaje de territorio y el 90 por ciento de la población masculina. Aunque de lo que menos se habla -y afectó el camino al desarrollo- es del mayor movimiento migratorio que sufrimos en la historia, ocurrido entre 1880 y 1920: se calcula que ochenta millones de europeos salieron hacia el continente americano, trayendo conocimientos sobre la agricultura, la ganadería, el comercio, la industria, y un concepto desconocido en esta parte del mundo: el de concepto anglosajón de las instituciones, que llevó al Paraguay a tener una primera mitad del siglo pasado con una terrible inestabilidad política. A ello se sumó otra guerra, esta vez contra Bolivia, por la región chaqueña. En medio siglo se sucedieron unos cincuenta presidentes. En 1954 llegó Alfredo Stroessner, que asumió con poder militar, duró treinta y cinco años y encabezó la dictadura más larga entre todos nuestros países.
–¿Cómo describiría económicamente aquellos primeros años del siglo XX?
–De ausencia total del desarrollo: no se podía planificar, no había instituciones, todo era pura inestabilidad política. Ahí es donde entra la influencia de aquel flujo migratorio. Cuando uno ve un país como Uruguay, con una cultura política y democrática, no podemos desconocer que su influencia se ha debido a Europa. Lo mismo en la Argentina de comienzos del siglo pasado, que se convierte, hacia 1920, en la quinta economía más rica del mundo... Era la combinación de un país con tremendos recursos naturales y un flujo migratorio que trajo un importante desarrollo económico. Entonces, Paraguay sufrió mucho esa pérdida de oportunidad.
–¿Qué pasó en los Noventa?
–Luego en los Noventa, y ya hablamos de nuestra historia más reciente, vemos un progreso importante de Paraguay. A treinta y cuatro años de la caída de Stroessner, hoy podemos medir fácilmente que estos tiempos han sido mucho mejores que los treinta y cinco años de la dictadura stronista. Así que podemos estar todos de acuerdo que la democracia es un mejor modelo. Con respeto a las libertades, es el mejor modelo para las personas. Mirando toda esta película que hemos vivido, es totalmente inaceptable dónde se encuentra hoy Paraguay. Que un país tan rico suma un 24 por ciento de población bajo el nivel de la pobreza, que haya jóvenes que emigran porque aquí carecen de oportunidades, que muchas madres elijan ir a trabajar a Argentina, a España o Estados Unidos, es inconcebible. Porque todo esto quiebra de alguna manera los núcleos familiares. Sin dudas Paraguay tiene que acelerar su proceso de recuperación. Estamos en proceso de reconstrucción.
–Según estudios de organismos y observadores, se necesita una mejor distribución de la riqueza y de las oportunidades… Con las instituciones como están, ¿se puede lograr mejorar esto? ¿Deben hacer reformas? ¿Usted es un reformista?
–Le ponemos muchas etiquetas innecesarias a los procesos, y la reforma ya es una muy gastada. Lo que nosotros debemos pensar es en la teoría de la evolución que nos hablaba Carlos Darwin: que no es la especie más grande ni la más fuerte la que sobrevive a los cambios, sino la que mejor se adapta. Nosotros necesitamos un Estado que se adapte a las nuevas necesidades de la gente. Hoy las fundamentales serían empleo, seguridad y educación. Ahí tenemos que enfocarnos en los próximos años. Creo que Paraguay puede dar ese gran salto. Hemos demostrado que avanzamos en algunos aspectos. Por ejemplo, en las instituciones económicas como el Banco Central del Paraguay BCP y el Ministerio de Hacienda. Hablo de hechos concretos que generan beneficios para la ciudadanía. Ahora necesitamos ampliar eso a otros ámbitos. El diagnóstico es claro. Estoy convencido de que yo voy a poder lograr tales mejoras.
–Temas delicados como las finanzas de jubilaciones, servicios de salud universal, transporte público digno, educación de calidad, son demandas que saltan en todas las encuestas… ¿Las resolverá con créditos? ¿Nos explica un poco más sobre cómo piensa mejorar el bienestar de la ciudadania? El Estado: ¿sigue siendo el gran padre de esta economía?
–El Estado tiene un rol que es indelegable, y claramente una responsabilidad importante. Hay áreas en las que el Estado no puede delegar al privado, como por ejemplo las de salud, educación y seguridad. Ahora bien, la gran ventaja que nosotros encontramos hoy respecto a este Paraguay que todavía está muy atrasado (algo inaceptable), es que hoy podemos tomar lecciones de cosas que han funcionado en la región y el mundo. El populismo de derecha y el populismo de izquierda han hecho mucho daño. Tenemos que ser honestos, idóneos y buenos comunicadores. Tenemos que trabajar en como dar respuestas a la demanda de la ciudadanía. Es lo que los políticos hicimos en campaña: escuchar que la gente quiere trabajar, desea tener acceso a una salud de calidad, a una educación que le genere un futuro y una prosperidad a su familia. A la gente que quiere sentirse segura. ¿Esto requiere grandes reformas? En algunos casos sí y en otros, no. Es simplemente asignar al frente de los cargos a personas idóneas, competentes y honestas.
–¿Más créditos, Presidente?
–El crédito es necesario. Casi no hay gobierno que pueda crecer sin crédito ni familia que no lo necesite para crecer. Nosotros debemos saber que la infraestructura que tenemos que construir le sirve a la actual generación, pero también le va a servir a las generaciones futuras. Entonces tiene lógica que haya una apuesta al futuro. Paraguay seguirá invirtiendo y se seguirá endeudando. Pero debe hacerlo dentro de los límites establecidos por las normas, por la ley de responsabilidad fiscal, las metas de inflación del Banco Central. Si nosotros cumplimos con esos objetivos, habrá un equilibrio macroeconómico. Pero esto no es suficiente. También necesitamos mejorar la distribución del ingreso, algo que se consigue con un mayor valor agregado a las materias primas, industrialización, mejorando la calidad de la educación, el acceso a la salud pública, la seguridad. El crédito y el financiamiento no son sólo para la gente pudiente, sino también para las clases media y baja. Estamos trabajando en un plan para acceso a las viviendas para las familias que hoy no tienen acceso a una casa digna.
–¿Qué hay con el sector rural? Porque también necesitamos integrarlo a las cadenas...
–Sí, y allí hay un dato interesante: Hemos visto que en todos los países de América Latina crece la migración del campo a la ciudad, mientras nosotros somos el país menos urbanizado. Hoy tenemos la oportunidad de darle herramientas a los jóvenes para que se desarrollen en sus zonas. Allí deben tener oportunidades. Paraguay es un país muy grande, con gran riqueza de recursos naturales, agua, tierra, potencial agrícola ganadero, pero debemos avanzar en mayor valor agregado, apostando a generar las condiciones para que quienes lo deseen se queden a vivir bien en el campo. Se puede vivir muy bien en el sector rural. La pandemia ha evidenciado un fenómeno, y es que muchos extranjeros se mudan para vivir en nuestro interior. Hablo de nuevos inmigrantes europeos que valoran la libertad y hacer muchas cosas que hoy en una sociedad tan regulada y controlada como la europea no pueden. El medio ambiente es una enorme ventaja: Paraguay es un país con cuarenta millones de hectáreas (más grande que Alemania), cuya geografía es plana, arable y cultivable casi al cien por ciento, y con óptimos regímenes de lluvia. E incluyo al Chaco: allí hoy la tecnología permite una expansión de la frontera agrícola. Todo ello nos hace soñar con que nuestro país puede volver a ser una nación poderosa.
Creo que el populismo ha hecho mucho daño, el populismo de derecha y el populismo de izquierda"
–El Partido Colorado lo llevó al poder. Siendo un partido de perfil popular, ha tenido luces y sombras. Entre las últimas aparecen líderes sospechados de corrupción y narcotráfico. Entre las luces se reconoce una viva interna partidaria. Usted se declaró parte de la renovación partidaria. ¿Cree que el eje del poder en su país se ha desplazado hacia un PC más abierto? ¿Pueden darse por terminadas las antiguas divisiones internas?
–La división interna del Partido Colorado es lo que justamente le ha permitido mantenerse en el poder. Esa amplitud es sana, desarrolla un necesario músculo electoral. Más bien, creo que es una fortaleza: yo deseo que no terminen las posturas críticas. Nosotros hemos visto eso. A mí me tocó perder contra Mario Abdo Benítez, y después de las elecciones lo apoyé a él. Finalmente ganó, y en el ejercicio de sus funciones apoyé muchas medidas que me parecían que eran oportunas. Aunque también fui una figura crítica con el gobierno. Muchas veces era más crítico que la misma oposición.
–¿La crítica construye?
–Por supuesto. No debemos tener miedo a la crítica, sino mucha tolerancia y paciencia. La gran fortaleza del Partido Colorado es que ha sido capaz de entender los diferentes momentos. Después de la guerra grande, reconstruyó el país de la mano de Bernardino Caballero. Caballero era una persona muy cercana al mariscal Francisco Solano López, el responsable de generar ese proceso de reconstrucción. El PC trajo las grandes libertades y reivindicaciones, la jornada laboral de ocho horas, el voto de la mujer. Fue el partido político que entendió ese momento. Fue también el que sostuvo a Stroessner durante treinta y cinco años. Pero asimismo dejó de apoyarlo para su caída. Para tratar de entender al Partido Colorado, uno debe entender también al Paraguay. Si uno se fija que el 55 por ciento de todo el electorado nacional está dentro de las filas coloradas, podemos decir que el PC es una muestra representativa del paraguayo. Entonces vamos a encontrar colorados decentes, buenos, íntegros, como también sospechados de corrupción, personas que no tienen conducta. Puedo decir que son muchos más los casos positivos, aunque ellos nunca son noticias de tapa. Ahora, cuando lastimosamente encontramos a alguien infringiendo la ley, se magnifica de manera tal la noticia que da una impresión de mal endémico. Entonces hace parecer que afecta a toda la institución.
–¿Qué hay de su gobernabilidad? Expertos recomiendan aferrarse al apoyo popular, para no terminar dependiendo de los viejos poderosos de cada sector. ¿Usted puede dar pasos hacia el bienestar social, satisfaciendo a eternos poderosos?
–Primero, debemos entender que en el Paraguay rige una democracia representativa, no una participativa. El pueblo ejerce su poder a través del voto, y sólo cada cinco años. Elige a las autoridades del congreso y de las departamentales. A partir de allí nosotros tenemos que gobernar, y debemos hacerlo con las personas que fueron electas -me refiero a los diputados, senadores…-, respetando sus posiciones y votos. En ese sentido me siento con toda la capacidad para poder entablar los diálogos políticos necesarios para poder llevar adelante la agenda de la gestión de gobierno que quiero. Pero al mismo tiempo hay que atajar o rechazar planteamientos que no correspondan. También hay una realidad: ante el miedo de no saber decir que no, muchas veces nosotros rompemos o destruimos los puentes de comunicación. ¡Y yo quiero mantener siempre los canales de comunicación, Alberto! Mantener los puentes, no tener murallas que nos dividan. Y me permito hacer esto porque no tengo ningún problema en explicar varias veces el porqué de un planteamiento no corresponde, por más interés político con el que cuente.
–Pero el apoyo popular es muy bueno para una gestión...
–No hay que confundir... A veces el apoyo popular puede llevarle a una persona a tomar medidas populistas. Ése es un gran riesgo, y ahí yo me siento con responsabilidad. Como alguien formado en materia de política pública, sé que no hay atajo para el desarrollo ni para el bienestar. Esto requiere disciplina, consistencia, y tomar las medidas adecuadas y correctas. Por ejemplo, los estados no invierten en educación porque, si bien ella es la inversión más rentable, se trata de algo a largo plazo. Debemos ser capaces de plantar semillas para árboles que van a crecer el día de mañana y darán sombra a jóvenes que hoy todavía no han nacido.
Como alguien que ha sido formado en materia de política pública, sé que no hay atajo para el desarrollo ni para el bienestar. Esto requiere disciplina, consistencia, y tomar las medidas adecuadas y correctas"
–Cuatro temas grandes, pero en pocas palabras... El primero: Narcotráfico. ¿Es continental el problema?
–Es mundial. Un tema que vamos a enfrentar y plantear ante cada país y cada región del mundo. Tenemos que luchar contra ello entre todos.
–La segunda cuestión: Mercosur. ¿Imagina un bloque comercial que una a Paraguay con China continental?
–Sí, Paraguay está unido con China Continental. Comercialmente no tenemos ninguna restricción. Somos un país pequeño, abierto al mundo y debemos tener relaciones comerciales con todos.
–Tercer tema, el Río Paraguay: ¿Su gobierno permitirá a soldados norteamericanos trabajar en la hidro vía?
–Pienso que tenemos que mirar un poco más a la región. Acá hay todo un debate entre soldados norteamericanos o empresas chinas. Son como etiquetas. Debemos pensar que una hidro vía es la autopista más grande del mundo, que son 3.200 kilómetros que permiten a cinco países, Bolivia Brasil, Paraguay, Argentina y Uruguay, hacer que el comercio fluya muchísimo más. El rio Misisipi, que cruza por el medio de los Estados Unidos, moviliza quinientas millones de toneladas, la Hidro Vía Paraguay-Paraná no llega a treinta o cuarenta millones de toneladas. Creo que hay que fortalecer, y éste ha sido mi planteamiento a los países del MERCOSUR. Así que voy a trabajar en esa agenda de integración.
–Cuarto ítem, Itapú. ¿Es para el desarrollo o una renta económica?
–Sí, es para el desarrollo: estoy confiado en esa visión. Itaipú, además, es una demostración, un logro de la relación entre Paraguay y Brasil. Hace cincuenta años se soñó con la idea de construir y pagar una represa hidroeléctrica. Hoy se cumplió ese sueño. Se construyó y se pagó. Ahora tenemos que construir un nuevo sueño. Le dije al presidente Lula que admiro a los paraguayos y a los brasileños firmantes del tratado. Se animaron a soñar. Le pregunté: "¿Qué haremos nosotros para que dentro de medio siglo nos admiren por una decisión que tomemos?"
–La corrupción mata, la impunidad la estimula. Con el ejemplo de un presidente honesto ¿es suficiente para combatirla? Más controles, más tecnología, ¿qué más, para lograrlo? ¿Cuál es su posición al respecto?
–La honestidad es una condición necesaria, pero lo más importante es la firmeza a la hora de tomar medidas. Uno muchas veces puede saber lo que tiene que hacer, pero no estar decidido a hacerlo. Yo sí estoy decidido. Tengo la formación, la experiencia, la convicción. Nuestro país puede ser mucho más desarrollado, pero requiere de esa firmeza para modificar las cosas, o en su caso para denunciar los hechos.
–En el sistema paraguayo el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo pueden cambiar y elegir jueces y fiscales. La justicia paraguaya comprobó una red de intercambio de favores en la que autoridades judiciales, para apoyar a usureros y criminales en sus esquemas. ¿Cómo planea elegir a sus representantes en estos espacios de selección de personas para el sistema judicial?
–Con personas que sean incuestionables. Personas que sean intachables. Que tengan una larga trayectoria y que hayan demostrado su honestidad y su integridad. Ciertamente hay estamentos que son más políticos, como los representantes del congreso. Pero en el ámbito del poder ejecutivo estoy decidido a poner personas con una altísima integridad.
–Usted decía en campaña que se autodefinía como un paraguayo trabajador, común, de los que marca tarjeta de asistencia al llegar y al salir de las oficinas públicas donde ha trabajado. También decía que su especialización fue gracias a la función pública. En este período democrático, usted es el primer presidente que no fue empresario, que inicialmente no fue político, y que ha llegado a la primera magistratura. ¿Qué le dice hoy a sus colegas funcionarios públicos?
–A los funcionarios públicos les digo que van a tener como presidente de la República a alguien que trabajó cerca de veinte años en la administración pública, que conozco las luchas, los flagelos, los sufrimientos. También sé lo que son capaces de hacer los funcionarios por la institución. Sé que tienen un gran orgullo. Tenemos que ser implacables para poder castigar a los que hacen mal y con esa misma fuerza y firmeza también promover a los talentos, que abundan dentro de la administración.
–¿Y ¿qué le dice a los jóvenes que se están formando hoy?
–A los jóvenes les digo que se involucren. Que involucrarse no solamente implica ser funcionario público, involucrarse es preocuparse y ocuparse de elegir a las personas adecuadas. Muchas veces condenamos a los políticos corruptos y decimos que estamos cansados, que son elegidas personas de cuestionable honorabilidad, pero al momento de buscar candidaturas, los “buenos” deciden no involucrarse, entonces, como decían los filósofos hace unos dos mil años: El riesgo de no involucrarse en política es ser gobernados por los peores hombres, creo que hay una gran lección para los jóvenes. Que busquen ser protagonistas, ocupar los espacios, y ya desde ahí poder lograr los cambios necesarios.
–A los lectores latinoamericanos que están interesados en el Paraguay, ¿qué les prometería? ¿Qué puede darle Paraguay a los latinoamericanos?
–Paraguay es el secreto mejor guardado. Por mucho tiempo una isla rodeada de tierra, como nos describía Augusto Roa Bastos. Hoy está buscando ser protagonista en el escenario internacional, ese protagonismo se consigue con trabajo, con dedicación, con diciplina, y enviando las señales correctas. Señales como una apuesta hacia el futuro, mejorando la salud y educación pública, una apuesta al presente generando las condiciones y transparencia para la llegada de empresarios y empresas que quieran venir al Paraguay; y una firmeza para mantener las condiciones estables y hacer cumplir el imperio de la ley.
–¿Puede prometer a los lectores de esta edición, que terminando su gobierno vengan a visitar al Paraguay, y en esos días encontrarán una mejor calidad de vida de la población?
–¡Yo no tengo dudas! Hoy puedo garantizar que el Paraguay que vamos a encontrar dentro de cinco años va a ser mucho mejor que el Paraguay que tenemos hoy. Ahora: voy a tener éxito en la medida que yo convenza a todos los paraguayos que nuestro país sin dudas tiene un destino de grandeza. Si dentro de cinco años tenemos un mejor Paraguay, pero al mismo tiempo tenemos paraguayos, hombres y mujeres con ansias de seguir mejorando, significa que el cambio será irreversible.
–Para terminar, ¿usted cree que se puede vivir bien en Paraguay sin tener que viajar, sin dejar nuestras querencias?
–Estoy convencido de que acá podemos vivir mucho mejor que en cualquier otra parte del mundo. No lo dudo.
GENTE Py
Entrevista: Alberto Campos López Moreira
(analista político, asesor de Comunicación Social, encuestador y consultor empresarial
Fotos: René González
Dirección: María Luz Peña Ferrario