“¿Cómo se llevaban Diana e Isabel? Era una situación compleja…”, sube y baja la cabeza resoplando Roberto Augusto Devorik (75) al recordar aquella relación que inició como fraternal y terminó con un alejamiento definitivo entre la princesa y la reina. Pronto añade quien fuera el mejor amigo argentino de la princesa de Gales: “Al principio Diana le tenía más cariño y admiración a Isabel. Pasa que muchas veces no entendía varias de sus posiciones. Le explicábamos, pero no la asimilaba, la frustraba. Te doy un ejemplo…”
Entonces cuenta que el día que la reina les concedió el permiso a Diana y Carlos para divorciarse (“luego ella vendría a tomar el té en casa”, añade Devorik entre paréntesis), la princesa le habló sin vueltas sobre quien aún era su esposo. “Y le dijo esto y esto y esto y esto y esto y esto y esto y esto y esto sobre Carlos, léase todo. ¿Y sabés qué le contestó Isabel II?
–¿Qué?
–“Yo te escucho atenta pero soy la jefa de la Iglesia Anglicana y la reina de Inglaterra, y Carlos es mi hijo y va a ser el rey, igual que sus hijos. Es decir que debo hacer lo mejor para la Corona y para el pueblo inglés”. Y tenía razón: había que establecer prioridades.
–¿Usted fue amigo de Carlos, actual soberano del Reino Unido?
–Lo conozco y, la verdad, no podría. No me gusta juzgar a la gente, pero como viví tan cerca de Diana, ¿viste?... Uno puede entender que él se haya sentido atraído por otra persona y que el amor de su vida haya sido Camilla. Sin embargo, me pareció pésimo cómo y cuánto le mintió a Diana. Para mí mentir es como robar. Y eso no se lo voy a perdonar, porque le mintió mal.
“El más impresionante entierro real de la historia"
El porteño, de paso por Argentina, le cuenta a Revista GENTE que conoció a Isabel de verla en actos benéficos, en funciones dentro de distintos palacios “e incluso en el casamiento de Fergie (en 1986) con el príncipe Andrés de York, cuando le diseñé el atuendo a Susi Barrantes (por tal prenda la madre de Sarah Ferguson fue considerada la mujer mejor vestida de la boda). Fuimos a la fiesta, en el lobby del hotel Claridge's, y allí la reina me dio la mano y me dijo: “Trajo el sol sudamericano al casamiento”, porque se trataba de un vestido de un amarillo fuerte… Ella, en síntesis, me dio su mano -o su guante-en varias oportunidades. Para mí, una mujer increíble. En el único capítulo de la vida en el que metió la pata fue con Diana.
–¿Por qué lo dice?... Recién comentó que había tenido razón respecto a Lady Di.
–Hablo de cuando la princesa falleció. Si no hubiera sido por Tony Blair, el primer ministro -que habló con el príncipe Carlos, quien lo derivó a la reina-, la Corona inglesa, en tiempos del funeral de Diana, caía. Se sabe poco pero ella pasó tres días y medio en una morgue, ya que no sabían si organizaron un funeral privado o público. Isabel II no quería un funeral público ni bajar la bandera en Buckingham, y lo tuvo que hacer porque se lo pidió Blair. Y a partir de allí, claro, se vivió el más impresionante entierro real de la historia, aún mayor que el de Isabel. El pueblo entero estaba en la calle. El High Park de Londres, que es gigantesco, de 140 hectáreas, se llenó de flores. Todo eran flores.
–¿La reina quiso más a Diana que a Camilla?
–Isabel estaba totalmente en contra de Camilla. La aceptó cuando ya no tuvo opción, y lo hizo mucho más tarde. La puso de reina consorte de Gran Bretaña porque temía que el pueblo inglés hiciera cualquier cosa para que Carlos la sacara. Diana era más noble, venía de una de las tres familias más importantes del país. La aristocracia inglesa -no los nobles del palacio, que son los chupamedias de siempre- no quieren a Camilla. Y el pueblo nunca la aceptó. Fijate que a su casamiento con Carlos casi no fue ninguna de las familias reales de Europa. Todos eran actores, y no los más grandes, gente de Hollywood, salvo fue Judy Dench, a quien critiqué: me dijo que la obligaron a ir.
–¿Usted asistió al funeral de la reina Isabel II?
-No. Hubiera podido pedir que me invitaran pero dejé Inglaterra a fines de 1999 y pasó mucho tiempo. Sin embargo, se trató de una mujer que siempre respeté. Era consciente de su disciplina y su deber, aunque con sentimientos que no comparto.
-¿Piensa que con el tiempo se va a recordar más a Lady Di que a la reina?
-Entrá en Instagram o en revistas y medios y compará: hace 27 años que murió Diana y tres Isabel y ¿de quién se habla más? No transitó por guerras, como su madre (Isabel Bowes-Lyon, una mujer admirable), pero sí por momentos difíciles, y siempre los superó con gran dignidad... Salvo el mencionado capítulo de la princesa de Gales, por el cual debió salir a pedir perdón.
"William y Kate, los hijos de Diana, heredaron el ímpetu de la princesa"
“Aunque a William lo tuve sentado en mi falta y hasta asistí a su casamiento, con Harry casi no tuve relación”, cuenta Roberto Devorik respecto a los hijos de Lady Di. Desde que ella murió en el accidente y hasta que se casaron, era imposible llegar a ellos. A los grandes amigos de Diana nos ponían una barrera. Querían borrar el pasado con el presente. Por eso la reacción de Harry. No me parece ideal la persona con quien se casó (Meghan Markle). Está muy confundida: creyó que entraba por la alfombra roja a un estudio de cine, pero el Buckingham Palace no es como la Metro-Goldwyn-Mayer, si no un complicado semi campo de concentración. Por eso ahora el matrimonio se mantiene distanciado: afincados en Montecito, California, Estados Unidos, los vienen erradicando cada vez más, como sucedió con Eduardo, el príncipe de Gales, que allá por los Treinta debió abdicar para casarse con Wallis Simpson, una plebeya.
–¿También se encuentra distanciado de su hermano mayor?
–Eso es lo que no entiendo de William... A él lo han preparado fuertemente. Lo que yo me acuerdo es que William en su momento no aceptaba a Camilla, como Harry no la acepta por completo. Quizá ahora, por respeto a la Corona y a su padre tiene una relación, por lo que veo, si bien no íntima, al menos cordial. Yo lo único que le pido a William es algo que le prometió a su madre apenas ella se divorció y le quitaron, humillante y cruelmente, el título de alteza real y por ende los galardones y su derecho a que le hicieran reverencia: “Mami, no te preocupes que no bien yo acceda al poder vos vas a volver a tener tu título”. Si fuera él, ahora que ella está muerta, haría un post mortem devolviéndole el título. Se lo debe.
–Recién mencionó que Meghan le parece confundida, pero alabó a Kate. ¿Por qué?
–Viene de una familia burguesa inglesa. Los padres eran camareros de avión de British Airways y después abrieron una compañía de cotillón para fiestas en las afueras de Londres que los volvió millonarios. Me sacó el sombrero. Gente discreta que nunca ha hecho nada que a la familia real puede avergonzar. Kate resulta el ejemplo absoluto de disciplina, de protocolo, de public relations. Atenta a que los medios de prensa son como tiburones dando vueltas por una pecera, en más de dos décadas, desde que conoció a William, ha sido un ejemplo. Cuando me enteré de su enfermedad, me dio tanta tristeza que le escribí una carta: “Sea lo que sea que deba desafiar, usted lo va a poder llevar adelante porque su fuerza y su disciplina son increíbles”. A diferencia de Meghan, a quien se le notaba la ambición de llegar, Kate tenía la ambición de estar y ser parte de una institución que a ella le cierra, como lo es la Corona británica.
–¿Qué opinaría Lady Di de ellas, si las hubiese conocido?
–Con Kate estaría fascinada y con Meghan cruzaría los dedos, simplemente porque Diana no era de criticar: era de darte una chance. Igual, creo que no le hubiera gustado cómo se comportó ella hablando a la familia real ni como la familia real reaccionó. Diana encontraría el punto intermedio casi perfecto, la manera de suavizar las aguas. William rompió todas las tradiciones cuando se fue con Meghan de viaje personal antes del matrimonio, y Harry cuando se radicó en Norteamérica. ¡Algo impensado! De alguien estos chicos heredaron ese ímpetu. Hubo que romper muchas cosas después de la muerte de Diana… Recuerdo que se la criticaba cuando la princesa de Gales nos invitaba a Luciano Pavarotti, a Elton John, a mí a comer al palacio, pero a los seis meses de su muerte, el príncipe Carlos quería hacer lo mismo.
Fotos. Chris Beliera y Archivo Grupo Atlántida
Arte, diseño y retoque de apertura: Silvana Solano
Arte, diseño y retoque de imágenes interiores: Gustavo Ramírez
