El verano es una oportunidad única para que niños y adolescentes experimenten un cambio real en su rutina, y dejan atrás la estructura escolar para disfrutar de un tiempo de ocio. Algo que con la aparición de las pantallas cada día es más difícil.
El uso excesivo de dispositivos electrónicos puede interferir con esta experiencia, a tal punto que complica desde la socialización hasta el uso de la imaginación.
"Estamos en un momento histórico en el que dejar los dispositivos es un desafío compartido por personas de todas las edades", dice a Revista GENTE, Evangelina Cueto (MN 120230), médica pediatra, especialista en adolescencia y orientadora en crianza y familia, eva_pediatra, en Instagtram.
Y suma: "Reconocer esto y construir reglas claras de forma conjunta puede ser el primer paso hacia límites democráticos y efectivos".
Los 5 consejos de una profesional para alejar a los chicos de las pantallas
Conversar sobre los límites de manera respetuosa Antes de establecer restricciones, abrir un espacio de diálogo es fundamental. Reflexionar en conjunto sobre cómo el uso excesivo de dispositivos puede afectar el descanso, el movimiento y la posibilidad de disfrutar el tiempo libre genera conciencia y facilita la construcción de límites que todos comprendan y respeten. Al involucrar a los chicos en esta conversación, se promueve su participación activa y compromiso con las reglas acordadas.
Crear rutinas que prioricen el aire libre Incorporar actividades al aire libre es esencial durante las vacaciones. Propuestas como caminatas, juegos en plazas, tardes de picnic o deportes no solo reducen el tiempo sedentario, sino que también estimulan la creatividad y el bienestar emocional. Estas experiencias se enriquecen aún más cuando se planifican en conjunto con los chicos, permitiéndoles ser parte de las decisiones.
Establecer zonas y momentos libres de pantallas Definir espacios y horarios en los que los dispositivos no estén presentes ayuda a promover una desconexión saludable. Momentos como las comidas, los encuentros familiares o las horas previas al descanso nocturno son ideales para cultivar el hábito de estar presentes. Al tratarse de acuerdos previamente dialogados, estas reglas se perciben menos como restricciones y más como oportunidades de conexión real.
Planificar el uso de dispositivos como un hábito saludable No se trata de prohibir, sino de establecer tiempos específicos para el uso de pantallas. Por ejemplo, acordar una hora al día para juegos o contenidos digitales permite disfrutar de la tecnología de forma equilibrada. Este enfoque ayuda a los chicos a desarrollar autocontrol y a fomentar una relación más saludable con los dispositivos.
Reconocer juntos las dificultades Hablar abiertamente sobre cómo el uso de dispositivos nos desafía a todos, tanto a niños como a adultos, es un gran paso hacia la construcción de límites honestos y realistas. Este reconocimiento mutuo fomenta un clima de confianza donde las normas se sienten compartidas y justas. Cuando los chicos participan activamente en el diseño de estos límites, se incrementa el apego a las normas y se sientan las bases para una autorregulación genuina.
El impacto positivo de acordar una desconexión
Las vacaciones son una oportunidad inigualable para que niños y adolescentes disfruten de un tiempo más libre, conectado con el presente y con quienes los rodean. Contrastar la rutina escolar con experiencias al aire libre, movimiento y descanso es fundamental para su desarrollo integral.
"Establecer límites claros y consensuados sobre el uso de pantallas no solo fomenta el bienestar físico y emocional, sino que también fortalece los vínculos familiares", sostiene Evangelina Cueto.
Y concluye: "Este proceso colaborativo recuerda que las mejores conexiones se encuentran en las experiencias compartidas y en la riqueza de lo cotidiano, más allá de las pantallas.