Se cumplen 28 años de atentado a la AMIA. En una jornada en donde se realizó el histórico acto de conmemoración en la calle Pasteur, es válido recalcar que detrás de cada uno de los nombres que se leyeron hay historias. Una de ellas es la de Daniel Augusto Jesús, la víctima número 85, es la del último muerto del peor ataque terrorista que se registró en la historia de la Argentina.
"Por más de 22 años su nombre y su foto permanecieron en el olvido. Al decidir recientemente acercarse a la AMIA, su prima Cecilia permitió que se conozcan datos e imágenes de la tristemente denominada 'víctima 85' del peor atentado terrorista ocurrido en el país", informó la Asociación Mutual Israelita Argentina en 2016.
Tras su identificación, el periodista Hugo Martin contó que Daniel, como lo llamaba su familia a los nueve o diez años, murió a los 19 junto a su madre, Lourdes, en la explosión de la mutual de la calle Pasteur al 700. "Nunca se supo con certeza si habían concurrido a hacer un curso, a la bolsa de trabajo o simplemente pasaban por allí".
El "mensaje en la botella", la nota de GENTE que logró la identificación
La nota de GENTE sobre la confirmación de la identidad del ultimo muerto del atentado a la AMIA -que fue la edición 2670, publicada el 20 de septiembre de 2016-, finalizaba con un ruego del periodista que la escribió: “Puede ser, entonces, que alguien lea esta crónica y desempolve una vieja fotografía. Y ojalá así, la víctima numero 85 de la AMIA tenga, además de un nombre, un rostro. El mensaje en la botella ya fue arrojado al mar…”.
Según relataron en la AMIA, Cecilia Jesús Lower leyó una nota de la revista GENTE y se encontró con lo que el artículo describía como "una botella al mar" para dar con la historia de "Augusto, el muerto sin rostro".
La nota la conmocionó. Entendió que ese Augusto del que hablaba el periodista era su primo. Fue entonces cuando la mujer decidió contactarse con la mutual judía. Concurrió al encuentro con algunas fotos familiares y dos tarjetas escritas por Daniel cuando era niño.
“Fue una puñalada enterarme de todo, llore mucho. Son cosas que generan un poco de culpa, porque no es justo que Lourdes y Daniel hayan terminado en el olvido teniendo familia. Nosotros no teníamos confirmación de la muerte de Daniel en el atentado, pero lo suponíamos, porque ellos estaban siempre juntos y nunca mas tuvimos novedades de él. Pero jamas apareció en las listas de fallecidos. De la muerte de Lourdes nos enteramos a los siete meses del atentado. Eran personas a las que no había como contactarlas, no tenían domicilio fijo", contó Cecilia en aquel momento.
La mujer relató la triste historia de vida de Augusto y su madre: "Cuando Lourdes murió hablamos con una tía de mi papa, Clemencia, o Chola, que murió a los 96 años. Era la figura de mas edad de la familia. Ella nos contó que hacia unos meses los había visto, que los habían desalojado del lugar en el que estaban viviendo y les habían dejado unas bolsas con pertenencias, para que las fueran a buscar cuando encontraran un lugar fijo de residencia. Esas bolsas fueron a parar a mi casa, había ropa y un álbum pequeño, de plástico, con fotos de Daniel y cosas personales. Vaya uno a saber por que lo guarde".
Dos historias, el mismo drama
Rosa, la madre que perdió a un hijo de 5 años
Rosa y su hijo Sebastián, de cinco años, estaban caminando aquella trágica mañana por la calle Pasteur para ir al Hospital de Clínicas. Estaban de la mano, jugando y abstraídos totalmente del alrededor hasta que la explosión los hizo volar. La última vez que esa madre vio a su hijo con vida fue cuando lo trasladaban a un hospital con múltiples heridas. No pudo sobrevivir. En esta producción de AMIA, Rosa a aparece con Paula, la sobreviviente más chica. Ella tenía la misma edad que su hijo el día del atentado.
Dos empleadas de la AMIA, sobrevivientes y grandes amigas
Tamara Bursuck de Scher y Martha Goldfarb fueron dos de las tantas empleadas que estaban en el edificio ubicado en el barrio porteño de Balvanera cuando la bomba estalló. Ambas lograron sobrevivir del ataque terrorista. La primera de ellas volvió a trabajar en la AMIA y se jubiló cumpliendo funciones allí.
"Ser sobreviviente significa vivir con un dolor permanente y el recuerdo de la gente querida que no está", afirma Martha. El 18 de julio de 1994 ella estaba en el segundo piso trabajando contenta porque volvía de las vacaciones. Lo cierto es que las unió la tragedia y se convirtieron en grandes amigas.
Investigación periodística y fotos: Hugo Martin, Julio Menajovsky y Archivo Atlántida.