Sin lugar a dudas, llevar su marca a las pasarelas internacionales más importantes es un gran sueño para muchos diseñadores en todo el mundo. Y esto mismo fue lo que vivió Micaela Clubourg, una diseñadora argentina que participó en la Semana de la Moda en Madrid. Revista GENTE conversó con ella, quien contó cómo llegó a cumplir este sueño.
-¿Cómo empezó tu amor por el diseño?
-Desde pequeña, el diseño siempre fue parte de mi vida. Mi familia ha trabajado en la industria textil por generaciones. En París tenían una tienda donde vendían textiles, y tras las diferentes guerras, se instalaron en Uruguay y Argentina, donde nuevamente montaron su negocio textil. Mientras que, la otra parte de la familia tenía una estampería… recuerdo ir al trabajo con mi padre y sentir una fascinación por el funcionamiento de las máquinas, aún conservo una adoración por el aroma a pintura en una fábrica.
-Creciste en ese ambiente.
-Rodeada de telas, patrones y procesos de confección. Pasaba horas dibujando y recolectando retazos de tela para hacer collages o ropa para mis muñecas. Con el tiempo, entendí que el diseño de moda no era sólo una expresión creativa, sino una herramienta para generar impacto social y cultural.

-¿Qué simboliza la moda en tu familia?
-En mi historia familiar la moda siempre ha sido un símbolo de resiliencia… Durante momentos difíciles, como crisis económicas y migraciones, la moda fue un medio para reconstruirse y seguir adelante. Gracias a su conocimiento práctico, lograron, reiteradas veces, reinventarse a través del textil.
-¿Cómo lo vivís vos?
-Para mí, cuando uno emigra, el valor no está en trasladar lo material, sino en el saber hacer. Lo importante es contar con herramientas que permitan volver a tejer una nueva red. Ese legado de adaptación y creatividad sigue presente en mi trabajo con Studio Cumbre, donde combino tradición y diseño contemporáneo para crear piezas sostenibles y atemporales.

-Antes de irte a vivir afuera creaste tu marca de ropa. ¿Fue difícil emprender en Argentina?
-Sí, emprender en Argentina siempre es un desafío, especialmente en la industria de la moda, donde los costos de producción, la inflación y la falta de estabilidad pueden dificultar el crecimiento. Sin embargo, también fue un proceso muy enriquecedor. Me permitió aprender a trabajar con los recursos disponibles, conocer a artesanos locales, experimentar con nuevas formas de producción y consolidar la identidad de la marca. Tras haber estudiado y sido docente en la Universidad de Buenos Aires, también aprendí a tomar autonomía en mis decisiones laborales y a valorar la oportunidad de estudiar y ejercer mi profesión. Vivir de lo que a uno le gusta no siempre es fácil.
Cómo fue emigrar a Europa siendo diseñadora
-¿Por qué decidiste irte a vivir a Barcelona?
-Siempre quise expandir mi visión y conectar con otros mercados. Barcelona es una ciudad con una fuerte presencia en el diseño y la sostenibilidad, además de estar bien conectada con otros centros de moda en Europa. La decisión se dio tras haber ganado una beca para hacer un máster en Sustainable Fashion Technology en la Universidad Europea de Diseño. Sin dudas, fue un punto crucial en mi carrera profesional y la clave para insertarme en un nuevo circuito laboral y una nueva cultura.
-¿Por qué?
-Esto me permitió acceder a nuevas oportunidades y seguir desarrollando mi marca con una perspectiva más global. También pude continuar con mi pasión por la educación, insertándome como docente en distintas universidades. Hoy, coordino el área de sostenibilidad en moda dentro de LCI Barcelona.

-¿Cómo fue la adaptación a vivir en Europa, hasta llegar a donde estás ahora?
-Como en cualquier proceso de cambio, al principio fue un desafío. Adaptarme a un nuevo país y mercado profesional, crear una red de contactos y posicionar mi marca en un contexto diferente fue muy orgánico, pero también demandante.
-¿Te costó integrarte?
-Cuando uno emigra, debe esforzarse por integrarse. Nadie te está esperando con los brazos abiertos, uno tiene que volver a empezar de cero. Sin dudas, Barcelona y su escala han sido de gran ayuda. Afortunadamente, pude seguir trabajando en el diseño y en la enseñanza, lo que me permitió mantenerme en mi área y seguir desarrollando la marca.

-¿Cómo es tu vida actualmente en Barcelona?
-Hoy en día, Barcelona es mi hogar y mi espacio de creación. Trabajo, colaboro con artesanos en diversos proyectos europeos y continúo enseñando sobre moda sostenible. La ciudad tiene una energía increíble y me ha permitido conectar con otros diseñadores y emprendedores que comparten mi visión.
-¿Cómo surgió la idea de trabajar con artesanos de distintos países?
-Siempre he valorado las técnicas tradicionales y su importancia cultural. También considero fundamental entender el contexto antes de comenzar a diseñar o crear cualquier negocio. Mi intención es dar valor a prácticas tradicionales, ya sean latinoamericanas o europeas. Incluso la similitud climática entre Barcelona y Argentina, y su aprecio por la lana en ambas regiones, me han ayudado a compatibilizar mi trabajo. Trabajo con artesanos de Perú, México, Argentina y Europa, integrando el contexto y el saber hacer manual en cada diseño. Esto permite repensar la industrialización, frenar un poco los ritmos acelerados que marca la moda y generar un impacto positivo.

El desfile de Micaela Clubourg en la Semana de la Moda de Madrid
El 23 de febrero de 2025, Micaela Clubourg presentó su colección Edition 07: The Ancient Dark en la Pasarela EGO, dentro de la Semana de la Moda de Madrid.
"La oportunidad surgió gracias al trabajo constante y a la consolidación de la marca en el ámbito de la moda sostenible. Presentamos la colección, que fue muy bien recibida por su enfoque en la tradición y el diseño contemporáneo. En un contexto de moda donde estamos incorporando normativas de ecodiseño, debemos acompañar a la industria hacia un ecosistema más sostenible", asegura.

Y agrega: "A menudo, se entiende moda y sostenibilidad como conceptos antagónicos. Sin embargo, en su etimología, la palabra 'sostenibilidad' habla de aquello que perdura en el tiempo sin alterarse, mientras que la moda es efímera. Creo que nuestro mensaje es que ambas pueden dialogar, creando moda sostenible sin sacrificar los parámetros estéticos contemporáneos".
-¿Te gustaría volver a realizar una pasarela en la Semana de la Moda?
-La experiencia de hacer un desfile en un calendario oficial es única. Llegar a esa “cumbre”, y sobre todo el trayecto para lograrlo, es increíble. Sin embargo, también entiendo que la decisión debe regirse por los ritmos sostenibles de la marca y no por el calendario del sistema tradicional. Sin duda, haría otra pasarela, ya que es una de las expresiones más artísticas de mi profesión y resulta necesaria para visibilizar el mensaje de la marca.

-¿Qué sueños te quedan por cumplir en la moda?
-Seguir desarrollando mi marca y consolidar un sistema de producción basado en el made-to-order, eliminando el stock innecesario y reduciendo el impacto ambiental. También me gustaría expandir nuestras colaboraciones, ya que disfruto conectar y tejer nuevas redes.