“Soy una mujer aferrada a los recuerdos”, afirma Ana Rosenfeld desde Punta del Este. La abogada, que se ganó el mote de "la más temida por los maridos", vive otro verano en la ciudad uruguaya que fuera “el lugar en el mundo” de Marcelo Frydlewski, su gran amor durante treinta y seis años y quien murió en 2021 luego del agravamiento de un cuadro de Covid-19.
Entretanto, recibe a Revista GENTE en el departamento que compró en 1994 en una torre con una imponente vista de la Playa Mansa. “Tener una parrilla en el balcón es uno de los privilegios. ¿Dónde comer un asado? En mi departamento. Con Marcelo llegábamos de los paseos en barco, y lo primero que él hacía era prender un fueguito. Yo lo acompañaba con un vino o un trago. Este era su lugar. Ahora, le toca ocuparlo a mi hija con mi yerno, porque son los expertos… yo solamente como”, rememorar al inicio de la entrevista.
-¿Qué otros recuerdos que se te vienen a la mente de los veranos compartidos con él acá?
-Yo vengo a Punta del Este desde mucho antes de conocer a Marcelo. Cuando empezamos a salir, se convirtió en nuestro lugar de verano. Descansar y vacacionar hace mantener la mente en blanco, y es ahí donde tenés más oportunidad de estar con vos misma y extrañar. Cuando me encuentro en la vorágine del laburo a veces no tengo la oportunidad de pensar qué me falta, qué extraño o qué necesito. Pero al tener la cabeza casi en blanco me doy cuenta de que me está faltando mucho Marcelo.
-¿En qué?
-En muchas cosas. Sus recuerdos se me aparecen en todo momento. Salgo con muchas parejas amigas que siempre me invitan, pero la verdad me siento rara. Compartíamos tantas cosas juntos que al estar solita yo siento un poco de cosita al desear esa compañía que me está faltando. También pienso en la impronta de Marcelo, que era única, con los colores estridentes que le gustaba usar, las mallas, las camisas, todo. Era una personalidad única que me acompañó durante tantos años... Sí, notó mucho su ausencia.
-¿Se lo sigue extrañanando?
-Extrañar es el dolor más grande que podés llegar a sentir. Todavía lo busco y a veces hasta siento que está por regresar.
-A propósito de regresar, ¿te costó volver a la ciudad después de su muerte?
-Me cuesta volver a todos los lugares en los que estuve con Marcelo. Por supuesto que el primer año fue más fuerte. Después, vas aceptando, te vas acomodando. Pero en realidad siempre me cuesta volver a los lugares que he compartido, que he disfrutado, en los que teníamos tantas cosas en común. El amor me falta en cada almohada, en cada esquina, en cada rincón, en cada momento, compartiendo desde el hecho de ir al puerto los dos juntos a comprar mis brótolas, a cenar o tomar un cappuccino en un bar. En todo momento me falta. Por supuesto que cada verano se va haciendo menos cruel, pero nunca deja de serlo. El extrañar es algo horrible.
-¿Alguna vez evaluaste vender este departamento para cerrar aquella etapa?
-Nunca dejaría de venir al Uruguay. Para mí estar acá en Punta del Este es estar en mi casa, con mis cosas, mis afectos y todo su encanto. Además, en el verano me lleno de nietos que me visitan: hijos de mi hija que vive en Argentina y a veces también de mi otra hija, que reside en Estados Unidos. Seguir viniendo al Uruguay es parte de mi vida, de la continuidad de mis momentos.
-Si pudieras volver el tiempo atrás, ¿qué momento repetirías y por qué?
-Volvería al momento donde no sabíamos cómo nos contagiamos el Covid y en el que yo supiera que esta porquería de virus le iba a afectar de manera distinta a Marcelo. Por eso, si me dieras la oportunidad de regresar un tiempo atrás, recordaría cada uno de los pasos que di el último día antes de saber que Marcelo se había contagiado. Y por supuesto, trataría de no caminar ese mismo camino. Pero es imposible, es irreversible.
-Siempre te mostraste como una mujer fuerte. ¿Quiénes son tus sostenes diarios?
-Estoy rodeada de afecto, tanto por mis hijas como por mis amigos.
-¿Te darías la oportunidad de volver a enamorarte?
-No siento necesidad de volver a enamorarme. Me enamoro de mi trabajo, de mi actividad, de mi gente, de las cosas que me rodean, de mis viajes… pero no siento la necesidad de un abrazo o un beso.
- ¿Por qué?
-Siento que todo eso ya lo tuve y no me está faltando. No llegó otro Marcelo y la figura de él es tan fuerte que resulta irreemplazable, entonces hoy, a mis 70 años, no siento necesidad de tener un compañero, ni un amigo para charlar, ni una voz al teléfono, ni nada que me haga pensar en una relación futura.
-Veo que estás decidida.
-¿Sabés qué pasa? Yo lo que quiero, como siempre digo, es resistir a mis propios archivos. Es una realidad, es una decisión tomada. La vida da muchas vueltas, pero que quiero resistir mi archivo de Revista GENTE unos cuantos años más (sonríe). Hoy las cosas vienen así: no solamente en estos últimos tres años y medio, sino también a corto plazo.
-¿Te quedan asignaturas pendientes?
-En la vida es común que te queden asignaturas pendientes, porque si no es como que cerrás un capítulo que te falta y es el final de la vida. ¿Imagínate si no me quedara nada nuevo por hacer, si dijera hasta acá llegué? Yo siempre quiero algo más. Cada vez que me imagino cómo es mi día sé que me esperan cosas lindas, buenas y otras nuevas. Soy muy positiva. Así, rápidamente, te puedo decir que asignaturas pendientes son tener más nietos, seguir viajando… Obvio que la salud es fundamental, para poder vivir todo eso.
El vínculo de Ana Rosenfeld con Wanda Nara
En medio de la recargada guerra entre Mauro Icardi y Wanda Nara, con figuras como la China Suárez y L-gante alrededor, el rol de Rosenfeld y la conductora de Telefe va más allá de lo judicial, ya que a lo largo del tiempo ambas forjaron una fuerte amistad.
"Para hablar de ella debería dedicar todo un capítulo de un libro, porque eso es lo que siento de la relación de amistad que venimos teniendo juntas por todos los años de trabajo que llevamos", dice a Revista GENTE.
"Yo no puedo dejar de recordar todos los momentos en los que me acompañó y nos acompañamos, especialmente cuando murió Marcelo. La primera persona en hacer un posteo en redes sociales para recordarlo fue Icardi. Ellos eran muy amigos. Y ella estuvo apoyándome mucho", cuenta la letrada que confirma que sigue trabajando para la mediática.
Fotos: Chris Beliera
Video: Miranda Lucena y Ramiro Palais