En la actualidad, los vehículos eléctricos dominan los titulares y representan el futuro de la movilidad. Sin embargo, estas innovaciones no son tan recientes como muchos creen. Hace casi 125 años, Ferdinand Porsche, a sus 24, revolucionó la industria automotriz con el desarrollo del Lohner-Porsche, un automóvil eléctrico que debutó en la Exposición Universal de París en 1900. Este ingenioso diseño introdujo características que siguen siendo fundamentales en la actualidad, como los motores de cubo de rueda y la propulsión híbrida.
El “sistema Lohner-Porsche” representó un avance asombroso para la época. El vehículo estaba equipado con dos motores eléctricos integrados en las ruedas delanteras, eliminando la necesidad de una transmisión intermedia y ofreciendo una velocidad máxima de 32 km/h.
El sistema fue tan innovador que dio origen al primer automóvil híbrido conocido, el Lohner-Porsche Semper Vivus, que combinaba un motor eléctrico con uno de gasolina.
El impacto del sistema de motores de cubo de rueda trascendió el tiempo y las fronteras terrestres. En la década de 1970, esta tecnología fue resucitada y empleada en los Lunar Rover Vehicles de las misiones Apolo 15, 16 y 17 de la NASA. Estos vehículos, fundamentales para la exploración lunar, deben su diseño a la labor pionera de Porsche, demostrando que su legado no solo fue terrestre, sino también espacial.
Aunque el “sistema Lohner-Porsche” quedó eclipsado por tecnologías más adecuadas para la producción en masa, Porsche sentó las bases para el desarrollo de vehículos eléctricos e híbridos. Su enfoque en la innovación y la mejora continua estableció un estándar que la industria sigue persiguiendo hoy.
Con más de 300 vehículos basados en este sistema producidos, incluyendo unidades para bomberos y taxis, el impacto de esta tecnología fue tangible en su época. Ahora, en pleno siglo XXI, revisitar estos avances históricos nos recuerda que los vehículos eléctricos no son una moda pasajera, sino una solución visionaria concebida hace más de 120 años.
El trabajo de Ferdinand Porsche a principios del Siglo XX no solo revolucionó la industria automotriz de su tiempo, sino que también sembró las semillas para las tecnologías modernas que ahora consideramos indispensables.
Por eso la próxima vez que veas un vehículo eléctrico o híbrido recuerda que sus raíces se encuentran en la creatividad y la visión de un joven ingeniero que cambió el curso de la movilidad para siempre.
