Los enigmas sobre lo que sucedió con Nora Dalmasso la noche del 26 de noviembre de 2006 tuvieron un giro esta semana cuando la Justicia encontró, tras 18 años, a un nuevo sospechoso. El nombre de Roberto Bárzola apareció en escena luego de que se corroborara que su ADN estaba presente en la bata y el cadáver de la víctima, por lo que parecería que el trabajador habría estado en el domicilio al momento del femicidio.
Cabe recordar que la mujer fue golpeada, violada y estrangulada en su casa del barrio Villa Golf de Río Cuarto. Se habló mucho de cómo se podrían haber desencadenado los hechos, se mencionaron cuestiones íntimas de la víctima -como que el deceso se produjo en el marco de un juego sexual masoquista- y hasta se apuntó contra los familiares directos como el marido, Marcelo Macarrón, y el hijo, Facundo Macarrón.
Para hablar de cómo fueron las últimas horas de Dalmasso hay que retrotraerse unas horas antes, hasta el 25 de noviembre de 2006. En esa noche lluviosa la víctima tenía la que iba a ser su última cena. Antes había pasado por La Casona del Arte, donde su cuñada Silvia Macarrón exponía dos obras.
La mujer llegó pasadas las 22 al pub Alvear, que por entonces propiedad del extenista Agustín Calleri, en pleno centro de la ciudad de Río Cuarto. Los primeros ribetes sospechosos empiezan a aparecer cuando el encargado del lugar recibe el llamado de un hombre diciendo que la comida se suspendía.
Como era la primera en llegar, se comunicó con el resto de sus amigas. Efectivamente todas estaban en camino. Por eso, la reserva se puso nuevamente en marcha y el local gastronómico armó una mesa para seis comensales.
Se trataba del grupo denominado “Las congresistas” que estaba compuesto por Rosarito Márquez, mujer de Gonzalo Gagna; Silvana, la esposa del legislador provincial Alfonso Mosquera; Graciela Bonino de Compagnucci; Paula “Polly” Fite de Ruiz; Patricia Funes de Carmine y Nora.
El menú estaba compuesto por salmón, brochettes y ensaladas. Tomaron vino y brindaron de forma improvisada con champagne.
En la mesa hablaron brevemente de ese llamado que buscaba suspender la cena, pero no le dieron mayor importancia. De acuerdo a lo que dice el expediente, Nora llamó a su marido a las 18.47 para contarle que iba a ir a cenar más tarde y apenas 15 minutos después alguien se comunicó con el restaurante para anular la reserva. Por eso, las sospechas de la fiscalía cayeron contra Macarrón.
“Nos quedamos pensando quién había cancelado la reserva. Igual, nos prepararon una mesa. Comimos muy rico, la pasamos bárbaro y Nora estaba muy bien. Alegre, divertida, sensual, como era ella. Sólo pido Justicia por Nora”, declaró a fines de marzo de 2022 Polly Fitte de Ruiz.
Fue ella la que la tarde de ese 26 de noviembre le envió un mensaje de texto a su amiga para invitarla a la cena. “Nori: hoy a las diez está reservado para ir a comer al Alvear. Llamame para confirmar tu presencia. Que no decaiga. Polly”, rezaba el recado.
Según lo manifestado por el fiscal Luis Pizarro en el juicio, "se puede establecer y corroborar, que ninguna de las amigas de Nora, ni tampoco la víctima habrían dado aviso alguno de cancelación, por lo que se puede concluir que dicho aspecto podría ser un paso más dentro de la organización previa que requirió el entramado criminal".
Lo cierto es que nada hacía prever el final trágico: en el encuentro, Dalmasso se mostró como siempre. Estaba alegre, hacía bromas, vestía su look habitual de blusas escotadas y jeans y no se la notaba preocupada.
Cómo continuó el camino de la muerte de Nora Dalmasso
Después de la cena, el grupo de amigas se dirigió a la casa de Fitte en donde siguieron brindando, fumaron y se fueron. Como en el club House había una fiesta, la dueña de casa le pidió a Dalmasso que la acompañe. Pasaron unos pocos minutos por el salón, charlaron con algunos invitados y se fueron.
Cada una se subió a su auto, y se despidieron por medio de un bocinazo. Esa fue la última vez que alguien vio con vida a Dalmasso, al menos de la que se tiene registro. Luego, la historia conocida, en la madrugada del 26 de noviembre es asesinada por medio de una asfixia mecánica en la que se usó la bata de baño ajustándola como doble lazo alrededor del cuello.
El asesino, de acuerdo a la observación del fiscal, “ordenó la escena con la finalidad de simular un hecho de índole sexual, tras lo cual se retiró del lugar, sin dejar rastro alguno de su persona".