“Tenés que leer la etiqueta del traje, así le pasás la marca a los periodistas de GENTE y ellos cuentan con qué look viniste”, le dice al oído ella, mientras él, con esa sonrisa que lo caracteriza, le agradece el consejo acariciándole el rostro con la mano derecha y el alivio que le inspira un defensor de Racing cuando despeja un ataque rival con riesgo de gol.
Hay algo especial entre ellos, y ya se puede notar de entrada nomás, durante el ingreso de Gustavo Costas y su esposa Zully Ayala a la gala de los Personajes del Año, en el Faena Art Center de Puerto Madero.
Sí, “algo” que los acompaña a cada paso, mientras decenas de invitados se acercan al director técnico del Racing campeón de la última Copa Sudamericana para pedirle una foto, una selfie, un autógrafo, un video y hasta un audio de salutación destinado a algún familiar. Claro, porque en lugar de intentar diluir cada solicitud para darle un poco de pazd, la joven paraguaya colabora para que todas y cada una se concreten.
“Es increíble -explica Zully-. Desde que volvieron de ganar la final 3-1 contra Cruzeiro en Asunción no para, no para… Pero está bárbaro. Le hace mucho bien, le da una gran felicidad”, añade al mismo tiempo que acompaña a Gustavo a la planta baja, donde lo aguarda un fondo especial frente al cual posará para convertirse en una de las tapas de GENTE en solitario pergeñadas para la ocasión, al margen de aquella con los 78 elegidos de 2024, en la que le tocará ubicarse al lado de Nelson Castro. Lo que sucederá una hora y cuarto después.
Lo cierto es que apenas terminada la toma en cuestión, y observando la mutua devoción entre el entrenador y su mujer, le pedimos a Costas que nos cuente en una frase su historia de amor...
-Es muy difícil en una frase -arrancó dubitativo-. Sucedió todo muy rápido. Después de vivir tres experiencias previas, yo, te aseguro, no buscaba una nueva relación de pareja. Estaba en otro mundo, con el fútbol, y listo. Sin embargo…
–¿Apareció Zully?
–Tal cual.
–¿Cómo sucedió?
–Pasa que la gente de Paraguay me quiere por muchas razones, no sólo por haber dirigido allá a Guaraní (en dos oportunidades, la última entre 2019/21), Cerro Porteño y Olimpia…
-¿Entonces?
-Un día me invitaron al cumpleaños de un amigo, apareció, me dio un abrazo de repente y, no sé, me hizo sentir algo distinto. Empezamos a conocernos y fui dándome cuenta de que tenía ese código de las chicas de antes, de amar, adorar a sus padres, a su gente, algo que hoy cuesta más encontrar.
¿Una mujer familiera?
–Familiera al máximo, exacto… Y todo empezó a suceder rápido, bueno, muy rápido.
¿Qué hay con la diferencia de edad?
–Ella tiene 29 años y yo 61. Es una locura, pero más para Zully, jajajá. Pero estamos muy bien. Cuando nos fuimos a trabajar a Chile en 2022 nació allá Gustavito, que es divino, hermoso. La verdad es que nos sentimos bárbaros juntos. Más ahora.
–¿Ahora?
–Porque ella está feliz. Sabe lo que yo sufro por el trabajo, que le doy al cien por ciento en todo, ¡y era consciente de que con Racing ese cien iba a ser el mil por ciento!
-¿A usted le cuesta dejar su trabajo fuera de casa?
–Imposible. De ahí que le agradezco a Zully de por vida haber aguantado todo esto que me pasó con Racing, porque yo ni dormía, nada, y ella siempre estaba al lado mío. La amo cada vez más.
–¿Igual que ama cada vez más a Racing?
-(Ríe).
-Con Gustavito suma cinco hijos. ¿Ninguna oveja se descarrió y pidió otra camiseta?
-Olvidate. Todos los Costas somos fanáticos de la Academia. Los dos más grandes, Fede y Gonza, que trabajan conmigo, Juli, y Joaquín, del medio, y ahora Gustavito, son todos de Racing. Además de mi hermano, mis primos, mis sobrinos… Nos inyectaron desde muy chiquitos esta droga llamada Racing. Somos todos medio enfermos, tenemos esa locura.
-¿Y Zully?
-Bueno, ella es de Guaraní, pero ahora también de Racing. ¿Sabés qué?
-¿Qué?
–¡A Zully la adoptamos! (lanza una carcajada).
Fotos: Rocío Bustos y @dtgustavocostas
Diseño de tapa digital: Darío Alvarellos