Máxima Zorreguieta (53) y Guillermo Alejandro (57) cuentan con un exclusivo refugio en el sur de Argentina, un soñado paraje que parece salido de una pintura. Este proyecto hotelero, bautizado Estancia Pilpilcurá es uno de los secretos mejor guardados de la realeza y, a la vez, un verdadero imán para los amantes del lujo silencioso.
Situado a 75 kilómetros de Bariloche, el hotel ha sido frecuentado por figuras de renombre y es una joya donde la discreción y la sofisticación conviven con una belleza natural inigualable. Aquí, además, se forjó la amistad entre Máxima y la exprimera dama, Juliana Awada.
Ambas comparten intereses en la moda, la cultura y una misma pasión por la Patagonia, donde suelen disfrutar de largas jornadas de campo. La reina no sólo ha recibido a la exprimera dama en Pilpilcurá: ambas fueron vecinas en un exclusivo country de Villa La Angostura.
"Excelente cocina patagónica, con productos de nuestra huerta, desayunos con repostería artesanal, dulces caseros y jugos naturales. Calidez, confort, actividades a puro sol y atención personalizada, hacen de Estancia Pilpilcura el lugar ideal para disfrutar y vivir la naturaleza de la Patagonia", señala la reseña de la hostería que recibió al clan Macri en 2006.
La ambientación: elegancia y privacidad en cada rincón
Desde las salas con vistas privilegiadas hacia el río Pichileufu hasta las habitaciones (5 en total) más acogedoras con detalles de madera nativa y textiles artesanales, cada espacio está diseñado para transmitir calma y privacidad.
La decoración fusiona estilo europeo con elementos propios de la cultura local; los ventanales permiten que la luz natural bañe los interiores y, en muchos casos, incluyen terrazas privadas desde donde se pueden ver a los cóndores surcando el cielo o las aguas cristalinas del lago.
Las suites principales están decoradas con tapices traídos de Holanda, una especie de firma personal de la Reina, quien ha supervisado personalmente cada detalle.
Amenities: lujo discreto en contacto con la naturaleza
Para quienes buscan desconectar, el hotel ofrece una serie de amenities que están a la altura de los mejores resorts europeos. Un spa completo con tratamientos personalizados, un gimnasio equipado con tecnología de última generación y una piscina climatizada con vista al lago son algunos de los lujos que pueden disfrutar los huéspedes.
Uno de los atractivos más codiciados del refugio en el que Máxima solía pasar las Fiestas es el área de wellness, donde se ofrecen tratamientos de hidroterapia inspirados en la cultura holandesa, combinados con hierbas locales para una experiencia realmente única.
Además, el hotel ofrece actividades al aire libre, como cabalgatas y excursiones guiadas por expertos locales, perfectas para conocer a fondo el entorno natural. En la carta gastronómica se destacan platos de la cocina argentina e internacional, curados por chefs traídos especialmente desde Europa.
Datos curiosos de la Estancia Pilpicurá: el secreto mejor guardado de la realeza holandesa
Este hotel, enclavado en una propiedad de 3.000 hectáreas en la Patagonia, no solo ofrece un entorno natural majestuoso, sino que además alberga unas 200 cabezas de ganado Hereford, una de las razas más prestigiosas en el mundo de la ganadería.
Según el libro Máxima, la construcción de una reina, escrito por los periodistas Rodolfo Vera Calderón y Paula Galloni (Penguin Random House), la reina de Países Bajos y su esposo adquirieron esta propiedad en 2009, consolidando así su conexión con la región patagónica.
Los autores detallan un viaje documentado por el diario Río Negro, en el que los entonces príncipes se hospedaron en la Estancia Pilpilcurá. Ese mismo año surgieron especulaciones sobre la compra de la propiedad, que finalmente habría sido adquirida por el hermano de Máxima, Martín Zorreguieta, quien, según las fuentes, desembolsó cerca de 3 millones de dólares por estas vastas tierras donde hoy pastan los Hereford.
Según contaron Vera Calderón y Galloni, Máxima viajó especialmente a la Patagonia para cerrar este acuerdo y dejar la administración de la estancia en manos de su tía madrina, Marcela, quien supervisa las operaciones diarias del campo.
En cuanto a la construcción de la hostería, esta fue llevada adelante bajo la supervisión de Valeria Delger, amiga de confianza de la reina y reconocida agente de viajes.
La edificación, en sí misma una joya arquitectónica, fue diseñada por Kevin Wesley, basándose en un proyecto de Miguel Pertile, un técnico constructor y dibujante que, aunque sin título de arquitecto, posee una habilidad innata para crear estructuras que armonizan con el paisaje patagónico.
De las remodelaciones que hizo Máxima Zorreguieta en su estancia de Bariloche a los cuestionamientos impositivos
Según el citado libro, la propiedad adquirida por Máxima en 2009 fue mantenida sin modificaciones hasta 2018, cuando decidió adaptarla a las necesidades de su familia en crecimiento. “Es una propiedad bien hecha, con buen gusto. Cuando Máxima la compró, decidió conservarla sin cambios,” explican los autores.
Sin embargo, con la adolescencia de sus hijas, la reina impulsó una serie de remodelaciones que incluyeron la ampliación del casco principal, la construcción de un quincho y mejoras en la acústica de las cinco habitaciones en suite para garantizar mayor privacidad a sus hijas y a las visitas.
Además, Máxima renovó su baño privado y vestidor, mientras que las casas aledañas al casco principal se mantuvieron intactas: una pertenece a su tía, Marcela Cerruti, y en la otra se alojan los guardias reales cada vez que acompañan a la familia.
En cuanto al mobiliario, el libro revela que, tras las refacciones, el lujoso mobiliario original, adquirido en subastas de las familias más acaudaladas de la región, fue reemplazado por piezas traídas directamente desde Países Bajos en un container, reflejando el estilo europeo que caracteriza a la familia real.
En 2019, la reina fue fuertemente cuestionada por la propiedad. Es que, según informó el diario de Río Negro, “ni esta construcción ni otras secundarias están declaradas y por lo tanto no pagan impuesto inmobiliario. Tampoco la empresa está inscripta como prestadora turística en la comuna de Pilcaniyeu, a cuyo ejido pertenece”.
Poco después, la Embajada de los Países Bajos afirmó que la monarca “respeta todas las leyes impositivas de Argentina”. Más allá de la polémica, que quedó disipada, ¿cuánto vale dormir en la misma cama que los reyes de Holanda? El contrato temporario, que incluye una cláusula de confidencialidad, ronda un monto de 6000 dólares.
La pasión de Máxima por el sur argentino
A lo largo de los años, la Reina ha sido fotografiada en distintos destinos de la Patagonia. Un claro ejemplo de su devoción por los paisajes australes y sus conexión con su argentinidad. Uno de los lugares más emblemáticos donde se la pudo ver es Bariloche, ciudad cercana a su refugio patagónico, conocida por su arquitectura alpina y sus vistas al lago Nahuel Huapi.
Otro destino que ha figurado en su itinerario es San Martín de los Andes, un pintoresco pueblo enclavado en la Cordillera de los Andes. Allí, Máxima fue fotografiada durante una visita privada junto a su familia, donde aprovecharon para recorrer los alrededores del Lago Lácar y disfrutar de la tranquilidad del Parque Nacional Lanín.
Durante años, sus visitas a Argentina, incluyeron escapadas al sur del país. Basta recorrer el archivo de GENTE para recuperar algunos de sus íntimos retratos esquiando en el cerro Catedral y hasta subida en un teleférico junto a su marido.
Fotos: archivo Grupo Atlántida, redes sociales y Google.