“Mis viejos me hicieron ser solidario sin querer”. Una frase que sirve de antesala para relatar la vida de León Gieco (73), uno de los músicos de mayor trascendencia en Argentina que hace pocas horas, en el marco del “Día del Artista Solidario”, fue distinguido con el Premio AMIA como una de las personalidades de la cultura nacional que ayuda a visibilizar diferentes causas sociales.
La idea de instaurar la efeméride del 20 de noviembre fue presentada por la mutual judía ante la Legislatura porteña, y quedó materializada con la reciente sanción de la ley N° 6.754, en cuya presentación trabajó la diputada Cecilia Ferrero, presidenta de la Comisión de Cultura. El día fue elegido con motivo del nacimiento del autor de Solo le pido a Dios, que vio la luz el 20 de noviembre de 1951 en Cañada Rosquín, provincia de Santa Fe.
Y como si todo estuviera enlazado, justamente este pueblo ubicado a poco más de 450 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires terminó siendo la piedra fundamental del perfil solidario del artista.
“Esto me hizo pensar en mis padres (Onildo Gieco y Elda Pautasso), sin quererlo porque no eran intelectuales: me hacían hacer trabajos solidarios y después me felicitaban. De ahí viene la cosa”, revela en primera instancia antes de adentrarse en una seguidilla de anécdotas que terminan dejando en evidencia cómo forjó este compromiso para con el prójimo.
“Cuando era chiquito vivíamos en el campo. Mi papá siempre me decía que yo lo acompañe cuando ordeñaba las vacas. Así que llevaba una copa de vidrio para que él la llenara y yo la tomara directamente de la vaca. Cada una de ellas tenía nombre, pero a mi me parecía raro. Es increíble. Llamaba a Blanquita, venía y se ponía cerca”, cuenta sorprendido.
Y continúa: “Pero la cosa es que después papá contaba que yo lo ayudé a sacar las vacas y llevar los tachos de leche al camino central. No teníamos demasiado diálogo, pero siempre resaltaba esa colaboración que yo había brindado”.
Mientras tanto, revela que su mamá era igual. Un día le preguntó: “¿Te animas ir al campo a pedir sal o pan?”. No lo dudó y se acercó a lo de unos vecinos que estaban a unos mil metros de distancia.
“Cuando yo volvía con lo que me pedía, me preguntaba si tenía miedo. Yo contestaba que no. Había un ida y vuelta con esas cosas que era muy importante para mí”, rememora.
El momento bisagra en la historia de la familia Gieco
El clima fue interrumpido por los hechos que ocurrieron desde que la familia se mudó del campo al pueblo. “Fue el momento en el que se armó el desbarajuste”, define con total sinceridad.
“En el campo tenés de todo, pero en el pueblo mi papá se volvió alcohólico y mi mamá se quedó sin trabajo. Así que con ocho años me tuve que poner a trabajar”, cuenta.
Fue así que de 7 a 10 de la mañana se desempeñaba en una carnicería repartiendo las bolsas con los encargos que hacían las clientas y, cuando terminaba su horario, y hasta las 12 del mediodía, le hacía los mandados a una señora imposibilitada.
“Con la plata que cobraba iba a la despensa y tachaba lo que debía mi mamá. Mi mamá se enteraba de eso, se ponía contenta y unas veces dijo algo valioso y triste a la vez a mi papá: ‘Tu hijo trae más plata que vos a esta casa’. eso seguía resaltando mi solidaridad”, completa.
La vida continuó y, un tiempo después, llegó el momento de venir a Buenos Aires, hacer el bachillerato y grabar en 1973 su primer disco producido por Gustavo Santaolalla.
“Yo estaba pensando en ese momento en juntar plata para hacerle una casa para mis viejos. Después le pudimos regalar una casa a mi hermana. Con el tiempo fui teniendo a mis maestros que fueron muy importantes en mi vida, tal como lo fue Mercedes Sosa”, dice.
Por qué León Gieco decidió no cobrar más por sus shows
“Gracias a mis maestros, entre los que también destaco a Atahualpa Yupanqui y a Pete Seeger, creador de la célebre canción Guantanamera; y a todo lo que viví, decidí no cobrar más, al menos mi parte, y donarlo a alguna entidad que lo necesite. Tener respeto y empatía que nos conduce a comprender que el otro necesita de nuestra colaboración y apoyo. Esto es muy sencillo. Me hizo entender quién soy yo y por qué hago estas cosas… hasta la eternidad”, revela al agradecer el premio.
En el acto Gieco recibió, enmarcada, una copia del texto de la ley N° 6.754, por el que se instauró el Día del Artista Solidario, en honor a su fecha de nacimiento. Fue entregada por Matías López, vicepresidente primero de la Legislatura porteña; la diputada Cecilia Ferrero, presidenta de la Comisión de Cultura; Gabriela Ricardes, ministra de la Cultura de la ciudad; Amos Linetzky, presidente de AMIA, y Elio Kapszuk, director del área de Arte y Producción de la institución.
“Hoy es un día para agradecer a León Gieco porque recibimos mucho de él. Con la institución, ha participado en más de quince acciones de arte y memoria. Siempre ha sido socio en el reclamo por una justicia que después de treinta años no llega. Como él mismo dice, es una justicia que mira y no ve. Somos socios en el concepto de que la memoria es la identidad y que no hay futuro sin memoria”, destacó el presidente de AMIA, Amos Linetzky en el acto realizado ayer.
Por su parte, al momento de compartir su mensaje en el homenaje, la ministra de Cultura porteña, Gabriela Ricardes, destacó la importancia de poder celebrar una ley de estas características, y “la labor de un gran artista solidario como León Gieco y de instituciones como AMIA, que resignifican el concepto de solidaridad”.
Al finalizar el homenaje, León Gieco emocionó a los presentes al cantar Canción para luchar, El desembarco, Las ausencias y La memoria y, acompañado por el artista Juan Carlos Baglietto, cantó Solo le pido a Dios, un himno universal en defensa de la paz.
La ficha técnica de la vida de León Gieco
- Su nombre de pila es Raúl Alberto Antonio Gieco.
- A los tres años le regalaron un acordeón y a los cinco se subió a un escenario para tocar las maracas.
- Su primera guitarra fue una “Calandria” que compró con unos pesos que se había juntado trabajando y con un aporte de sus padres.
- Los eufóricos fue el nombre del primer grupo de rock que formó (en tiempos de la secundaria), que luego se llamó Los moscos, con quienes llegó a presentarse en la televisión rosarina.
- Su apodo “León” justamente nació en las pruebas de sonido de esta banda ya que cometió un error al hacer las conexiones y quemó un equipo y dejó sin luz a todo el pueblo.
- Su primera gran presentación fue en 1971 en el festival Buenos Aires Rock II
- Su tercer disco fue censurado por la dictadura militar y se fue a vivir a Los Ángeles.
Fotos: Gentileza AMIA
Agradecemos a Magali Percia