Las mil caras de Mike Amigorena: "Soy contradictorio, inconstante y desapegado. Lloro todos los días" – GENTE Online
 

Las mil caras de Mike Amigorena: "Soy contradictorio, inconstante y desapegado. Lloro todos los días"

El actor, de 52 años, quien interpreta al presidente en La mente del poder (TNT/Flow/Max) profundiza en su mirada nihilista de la vida ("Nada me conmueve"), recuerda los tiempos en que no quedaba en ningún casting y cómo le llegada tardía de la nacionalidad italiana impidió que dejara el país.
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Miel anda en monopatín alrededor del estudio de Revista GENTE mientras Mike Amigorena la mira de reojo al tiempo que lo maquillan para la producción. "Mirá lo que es", dice mientras su hija de cuatro años lo reta porque está sin remera. "Es muy histriónica y alegre. Me tiene loco", suma el actor y músico que fue padre a los 48 y está promocionando La mente del poder, una notable serie de TNT/Flow también ya disponible en Max.

Las fotos se dan en dos realidades: la de Mike que se prueba los pantalones y analiza si ese look necesita de zapatillas o zapatos y la de Miel que convierte el estudio en una plaza de juegos: se maquilla, da vueltas en una silla, se esconde y le hace caras a su papá, dibuja, baila, y se divierte.

Mike Amigorena, en la tapa de Revista Gente.

Hay un momento en que las dos realidades se superponen cuando Miel anda en monopatín mientras Mike posa. La vida de Mike tiene un poco de eso: de contradicción. "Soy muy contadictorio", confiesa. Y a lo largo de la charla pasa de no querer tener otro hijo a querer tenerlo, de no querer trabajar más a querer desafíos en España, de querer vivir en el campo a tener miedo de aburrirse.

Parte de ser Mike Amigorena es aprender a vivir con esas contradicciones. También a tener días más para abajo y otros bien para arriba. De la quietud a la euforia, aunque desde que es padre los tiempos de soledad se agotaron y también los dilemas existencialistas de la vida. "Nada me mueve la aguja. Siento que todo es efímero salvo la paternidad", sostiene.

Del otro lado del vidrio, Miel, la hija que tuvo con Sofía Vitola, su expareja, hace caras y saca la lengua.

Su llegada fue el cambio más significativo en la vida de Mike: "La paternidad es una tesis", dice.

Y eso que en los 52 años que lleva de vida hubo desafíos: venirse de Mendoza a Buenos Aires a los 19, andar seis de casting en casting y llegar a pensar que quizá no era tan buen actor, encontrar su lugar en las ficciones y despuntar su amor por la música con bandas (Ambulancia, Mox) y en formato solista (en mayo sacó El increíble Cool, su tercer disco).

Pero como su esencia es la de hacer y hacer, sus búsquedas siguieron: desde 2017 juega a ser un payamédico y visita geriátricos con Jubilandia, una iniciativa para llevarle música y poesía a las personas mayores. Y hace unos años la curiosidad también lo llevó a un emprendimiento gastronómico (Mik3Poccard, un proyecto con la chef Carolina Poccard).

Mike Amigorena y su costado más pesimista

"Soy muy inconstante, pensaba que cuando fuera más grande se iban a acomodar los engranajes y no, es peor", lanza el actor. Total look Ginebra.

-¿Por qué decís que todo es efímero?

-No sé si soy pesimista. Pero al menos en este país es lo que vengo viviendo. Si no te ocupás de estar liviano, te comen. ¿Cuál es el fin de estar vivo? Pasarla lo mejor posible, que los otros también estén y que no sea un puterío de quién tiene qué, cuánto dura y para qué conseguir qué. Mientras más grande soy más quiero irme al campo. Después me canse de eso seguramente y voy a querer la vorágine. 

-¿Viviste alguna vez en la campo?

-Tengo una casa en el campo y estuve dos semanas. Todavía no he podido quedarme mucho tiempo porque no se puede, por Miel, por las ocupaciones.


-¿Dejarías todo para vivir de forma rural?

-No me imagino dejando todo, tendría animales pero no viviría de ellos, me encantaría darles de comer, que estén conmigo. No me comprometería con nada que no pueda llevar a cabo. A mí me gusta no hacer nada. 

-¿Cómo sería eso de "no hacer nada"?

-Quedarme quieto mirando tele. Se me va el día entero haciendo nada, sentado, en una comidita, con Miel. Me encanta no hacer nada, es lo que más me gusta en el mundo. Después me encanta la música, actuar, pero bueno... no es que estoy pensando: "Uy, ojalá me salga esto porque quiero actuar". No. Actúo como un tipo que pinta, un carpintero. 

-Lo tomás más bien como un medio.

-Claro. Actuar es lo que me permite no hacer nada. Ni hablar si estoy como ahora, con un producto al aire que está buenísimo, no quiero trabajar más por el año. No es que estoy buscando, la vida me dice qué tengo que hacer. Si aparece algo, lo hago. No busco.

-¿No tenés cosas pendientes que te gustaría hacer?

-Sí, obvio, pero no me mata. Me encantaría trabajar afuera, en España, y no aparece. Entonces... estoy lleno, si aparece, bárbaro y si no aparece, cero.  Así con todo. Y terminan apareciendo cosas.

-Quizá tenga que ver con que tenés una carrera consolidada.

-Claro y al mismo tiempo eso no te dice nada. Viste lo que te dije recién: no mueve la aguja. No es que recibo 10 propuestas de trabajo donde yo elijo que, teóricamente, como ya tengo mi lugar, tendría que pasar y no pasa. Pero este año ha sido medio raro para la cultura, para el entretenimiento. Es un lujo hacer La mente del poder.

Mike Amigorena, entre la paternidad y la búsqueda del sentido.

-Eso pensaba, porque cada vez hay menos ficciones.

-Olvídate, amigos míos actores están en microteatro o haciendo teatro. Es más, el año que viene voy a hacer teatro. No sé si se puede decir, va a ser una bomba.

-¿Algo relacionado al humor?

-Me encanta el humor, me vuelvo loco. La comedia es lo que más me divierte. No quería hacer teatro, una cosa es lo que querés y otra es lo que sucede.

-¿Y la música?

-Seguir é con mi carrera musical (el 5 de diciembre lanza un tema nuevo) pero voy a hacer teatro. Soy un privilegiado, laburo, hago lo que quiero, es preciosa mi vida.

-Aunque por lo que hablamos suena que también tu vida tiene un costado más oscuro.

-Sí, re... obvio. Estoy contento y como que estoy descreído de lo que consecuente. "Tendría que pasar tal cosa" y no pasa. Soy un privilegiado, súper agradecido, pero soy cómodo. Soy cómodo entonces me quejo, después me río de mí.

Mike Amigorena: de su cruce con la política en La mente del poder a cuando casi se va a probar suerte a Miami

En La mente del poder (el thriller psicológico creado por Nicolás Mellino y Pablo Flores, de la productora Onceloops), Mike encarna a Víctor Noriega, un presidente que para saber cómo lidiar con este importante rol continúa haciendo terapia con el mismo psicólogo (Diego Velázquez) con quien se trataba antes de ser electo. Para el personaje, el mendocino se inspiró en Macron, Boric, Bush hijo y Clinton.

"Me inspiré mirando los discursos, cómo se dirigen al pueblo, tuve un coach para ver los movimientos. Además de asimilar la letra había una disociación del cuerpo. Fue un gran desafío eso de incorporar cosas del lenguaje no verbal. Todos están coacheados para no hacer ciertas cosas", cuenta, mostrando de repente un gesto que repiten los políticos en pos de demostrar que son puntillosos.

-¿Cómo te sentiste siendo el Presidente?

-En mis 52 años, en toda mi vida, el presidente siempre fue alguien polémico, contradictorio. Hay quienes lo odian, otros que lo aman cual secta. La política es preciosa en sí, pero en manos del hombre moderno es muy difícil. No es bueno lo que pienso. Soy un descreído, no creo que vaya a venir alguien y haga algo. No lo van a dejar.

-¿Los presidentes tienen psicólogos en la vida real?

-No tengo idea. Calculo que no, porque el presidente anterior (Alberto Fernández) me parece que no demostraba tenerlo o su terapeuta era un guacho, un cero al as. Pero no es lo mismo hacer terapia para ver qué cedés en tu entorno a cómo manejar un país... Es tremendo, ser presidente es un acto de pedantería.

"Tengo que convivir con el costo y el don de ser yo", dice reflexivo. Total look Ginebra.

-¿Sos de esos actores que miran sus trabajos con ojo crítico?

-No, bueno... Vi los 8 capítulos, ayer los pispié y me voy amigando con lo que veo. Pero no los vuelvo a ver.

-¿Te da vergüenza o qué sensación tenés cuando te ves en la pantalla?

-Qué sé yo, es rarísimo, es muy raro cómo soy. No me importa si está bien. Lo hice con el corazón y fui re profesional, después lo demás... Capaz hay un plano que no me favorece que no tiene que ver conmigo, la cámara, la luz, lo que eligieron en la edición... Pero me gustó verme, está muy bueno el producto.

-¿Qué diferencias encontrás en trabajar para plataformas contra lo que eran las tiras?

-Me encanta trabajar para plataformas. La tira es más cansadora, es todo el año. En cambio una miniserie es perfecta: son dos meses, divino. La ves cuando querés. Tiene sus costos y sus beneficios. La tira es re práctica, estás en un set, pero el trabajo para una plataforma es como para una peli porque tenés locaciones, lugares naturales.

-¿Cuál fue la última tira que hiciste?

-Quiero vivir a tu lado, en 2017. Fue lo peor del mundo. O sea, ¿de qué manera empatizás con el espectador si le cagás la mujer a tu mejor amigo? Me tuve que dedicar a ser medio boludo. ¿Cómo no vas a ser darky si habiendo un universo de ideas le ponés Quiero vivir a tu lado a la tira y después se trata de que cagás a tu vecino? Boludo, ponete las pilas. Le tuve que decir que sí, lo hice, pero no caminó. 

-¿Cuál fue el papel que más te divirtió?

-Los Exitosos Pells, de Underground. Fue muy bueno, en 2008.

-¿Tuviste crisis de los 50?

-Puede ser que esto de estar medio dark sea por eso... Pienso mucho y cuando pienso mucho saco conclusiones, evalúo, pienso de más... Por eso está bueno eso de no pensar. Si no pienso, soy re feliz. Pienso y es como: "Uyyy".

-¿Te costó hacerte un lugar?

-Nunca me imaginé que algo me iba a costar tanto.

-¿Fue difícil?

-Oh, no sabés.

"Cuánto más grande soy más quiero irme al campo", dice Mike.

-¿Cuál fue tu primer laburo?

-Hice de todo... es muy largo. Mi primer trabajo fue de cadete en una empresa de computadoras, en el '92.

-¿Tenías en la cabeza que querías ser actor?

-O sea... no sé, porque al principio no hice muchas cosas para ser actor. No es que fui al Rojas, no. Era: "Bueno, ya me va a tocar". Iba a castings, no quedaba. Fui al casting de Montaña Rusa, no quedé.

-Después te los cruzaste a todos...

-A todos, con Carla Peterson. No me olvido más: quedamos Carla, Facundo Espinosa, y yo. Ellos quedaron y yo no, chau. "Vengo a hacer algo que no quedo", "Soy malísimo, pero no soy malo... Pero lo tenés que hacer cuando te lo piden, no frente al espejo o para tu vieja". Todo fue un aprendizaje.

-Fuiste constante ahí...

-Sí... total, de pedo. En 1998 decidí irme a Miami, estaba viendo de qué manera me sacaba la visa y me empezó a salir trabajo. La ciudadania italiana me llegó tarde porque sino no me quedaba ni en pedo. Me llegó en el 2016. Si la tenía en el 2000 me hubiera ido.

-Te tenemos acá, de suerte.

-No me peleo con el destino. Es lo que te decía al principio, no me importa, voy pero si no es para mí que sea para el otro, lo felicito. Si tengo que trabajar afuera, bárbaro, que me vengan a buscar, no es que me voy a ir yo, no.

"Soy inconstante desde muy chico: tuve problemas en todos lados"

Recién separado, Amigorena dice que disfruta de su tiempo a solas con Miel.

Hay palabras que se repiten en la charla: la inconstancia y la impermanencia suenan como ecos, además de la contradicción. Mike sabe que todo es mutable, como la materia, y hay temas que le generan miradas diferentes incluso dentro de la charla.

"La inconstancia es mi esencia", lanza al aire este geminiano que celebra y lamenta su capacidad de pensar y pensar y la ciclotimia que de alguna manera define a su signo solar.

-¿De qué signo sos?

-Géminis. Pura impermanencia. Soy así: voy a terapia y pasa eso. "Vas a tener que bancarte", me dicen. No me importa nada, no me cautiva nada mucho tiempo. Me dicen: "Vas trabajar con Mel Gibson", "Ok". ¿Entendés? Nada me desequilibra.

-Por eso no parás.

-No me quedo quieto porque hago, hago y hago, Soy contradictorio. Aunque lo que me importa es la liviandad. Por ahí me peleo con lo que quiero, pero no podés tener todo.

-¿Qué rol ocupan en tu vida la constancia y la inconstancia?

-Soy muy inconstante desde muy chico. En el jardín me acuerdo que tuve problemas. En realidad, en todos lados era como soy ahora. "Este pibe está loco". Era inconstante, brillante, molesto, delincuente, brillante... Vos pensás que a esta edad vas a ser de tal manera... Cuando tenés 25 y sos así decís: "Bueno ya se van acomodar todos los engranajes" y no, es peor.

-¿Y eso en las relaciones amorosas te juega en contra?

Mike dice que no tiene desafíos aunque le gustaría trabajar en España.

-En todo, es algo que está vivo. Es el costo y el don como una especie de balance... El garrón de ser uno y el don de ser uno en todos sus aspectos

-¿Pasás de estar bien a estar más para abajo?

-No es para abajo, es... no hay euforia pero hay quietud, hay plenitud. Por ahí me voy un poquito más abajo y estoy más triste, no sé, pero dura nada. Lo que dura todo. En un momento digo: "Gracias a la vida, gracias por todo", y, al otro día, me quiero matar. Y bueno tenés que dejar que pase. Lloro todos los días de mi vida, no hay un día que no llore. Ahora estoy llorando.

-Sos actor también.

-No, pero no sé si va por ahí. El llanto es un ejercicio, antes cuando era mucho más chico, cuando estaba en Mendoza, no me permitía llorar. No sabía llorar. A partir de los 40, es ridículo. A tal punto que decía: "¿Por qué?, tengo que tratarme". Y no es así, es un canal... Lloro con cualquier cosa que tenga significado, puedo llorar por un comercial. No sé, ahora... corté, sino lloro. 

-¿Hubo algún hito? ¿alguna pérdida?

-No. Soy más genuino. Antes no, no sonreía tanto. Son cosas de la inseguridad que vos adoptás. 

-Quizá el desarraigo, extrañar algo de Mendoza.

-No... el desarraigo no. Soy desapegado. Ayer me hubiera encantado pasar el día de la madre con mi vieja, pero no.

"Lloro todos los días de mi vida, no hay un día que no llore", confiesa. Total look Bolivia.

-¿Cómo se lleva Miel con tu mamá?

-Divino... Es muy grande mi mamá, tiene 90. Tiene nietos grandes, es bisabuela, está de vuelta y Miel no se copa tanto con la gente grande a diferencia de mí. Independientemente de Jubilandia (el ciclo que hace en geriátricos) siempre me encantaron los viejos... Prefiero un viejo copado que alguien joven.

-¿Te gustaban más los viejos que los niños?

-Sí... los niños no me gustaron nunca. Pero bueno, mentira, me vuelvo loco. Si pudiera haber una... seguiría teniendo hijos...

-¿Otra compañera?

-No. No sé qué decirte, tendría un hijo pero algo muy cómodo.

-¿Cómo sería eso?

-Cuando yo quiera. Algo egoísta: tener una persona amorosa, divina, que lo críe y que yo pueda hacer la vida que hago ahora. Estaría re presente, ¿no? Pero bueno, no sé, me encanta, la veo y me vuelvo loco. Cambiaría pañales de nuevo.

-¿No se dio?

-No tengo ganas de tener otro hijo.

-¿Ella quería?

-Y... en un momento daba pero es muy difícil. Tenés que vivir, imaginate esta cabeza, no tengo tanta paciencia. No sé si quiero dividirme la paternidad con Miel y otra persona.

Mike Amigorena y cómo Miel cambió su vida

Mike y una acompañante muy especial, su hija MIel.

Miel aparece en escena haciendo caras. Ya trepó a todas las paredes con su monopatín, mostró sus uñas decoradas, jugó con una silla a girar en círculos. "No se puede entender, es feliz así. Hermosa de mi vida, mi amor", dice mientras su hija le sonríe.

"Nunca miré así, nunca en mi vida amé así o tuve una atracción desmedida tanto tiempo, porque la podés tener con alguien seis meses, lo que dura, un año. Acá va increscendo, va pasando el tiempo y estás más cautivado. `A ver cómo le sale esa palabra, a ver qué aprendió...´. `Ay, qué linda´", dice Mike mientras la mira de reojo.

Desde que se separaron con Sofía, Miel pasa dos días con su papá en la semana: los lunes y jueves. Su vida se divide entre Chacarita y Olivos.

-¿La extrañás ahora que la ves menos?

-Me muero.

-Es la peor parte esa de no estar todos los días con ella, ¿no?

-No, me vuelve loco estar con ella, me encanta extrañarla y que viva algo con su mamá que es diferente a lo que vive conmigo. Yo ya sé que le doy un caramelito, que va a ver un poquito de celular, que si estamos los tres no pasa. Viene y dormimos juntos, con su pie en mi cabeza.

-¿Qué cosas disfrutás hacer con ella?

-Es compañera, trato de hacerle un programa. Me acompaña a las notas, me acompaña a días de filmación, nos vamos a la plaza, a un shopping, a jueguitos mecánicos que le encantan. La pasamos bien.

-¿Cómo te imaginás la vejez?

-Me imagino viejo, pero... no voy hasta ahí. Trato de conservar la calma, de disfrutar el paso del tiempo. Pero de ahí a cuando sea viejito, en principio que no me duela nada.

-¿A qué le tenés miedo?

-A la inseguridad, es lo único que me paraliza.

Desde que nació Miel, Mike descubrió una nueva forma de amar.

¿Te robaron alguna vez?

-No, pero me parece un despropósito que salgas, te afanen, te metan un tiro, te maten. Desde que llegué a Buenos Aires me pasó, la oscuridad de la calle me aterra.

-¿Llegaste a correr por miedo a que roben?

-He llegado a correr, me he bancado una patada, nada feo. Pero veo caras y me da cosa, percibo las energías.

-¿Qué sentís que se mueve adentro tuyo con Jubilandia?

-Es servicio, como un médico, un bombero, un payamédico. Es muy lindo lo que se genera, lo que te pasa, es chim pum pam, listo, me voy, se acabó. Es hermoso pero no podés vivir de eso que hacés, es servicio, vos lo das y te vas. Es re lindo lo que pasa y te miran y te ven como San Martín, vienen y nos abrazan; el personal, divino, las cosas que te dicen. Es algo en lo que tiene que haber una permanencia... desde el año 17 que estamos y se presenta como algo que voy a hacer toda la vida.

Fotos: Martina Cretella Producción y estilismo: Lucila Subiza Pelo y make up: Viviana @Vivianarojasmendez para @hairmalambo Accesorios: @cuatromusas Arte de tapa : Darío Alvarellos
Retoque y portada: Gustavo Ramírez Video y back: Ramiro Palais
Agradecimientos: Bolivia y Ginebra

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