“Yo no lo podía creer”. Con esa frase Benito Fernández se adentra en el túnel del tiempo para recordar cómo conoció a hace unos veinte años a quien hoy es una de las figuras más influyentes de la moda. “Soy Máxima Zorreguieta, ¿en qué piso estás? Estoy en la puerta”, le dijo. Quedó atónito. Él estaba en su atelier del barrio porteño de Recoleta, emplazado en el cruce de Libertad y Arenales, cuando sonó el teléfono, y comenzó con una de las travesías más trascendentes de su carrera.
“La sorpresa fue total”, sentencia el diseñador recordando aquel día en diálogo con Revista GENTE. "Estaba en la entrada, y directamente la atendí. Uno piensa que caería con secretarias y custodias, pero subió los dos pisos y se quedó esperando que terminara de atender a una clienta para una fiesta de 15 años. En ese momento le empecé a hacer los primeros vestidos para una gira por Latinoamérica", amplía entusiasmado.
Todo se dio en 2002, cuando Mariana Andrés, que en ese momento estaba de novia con su hermano, Martín Zorreguieta, le encargó un vestido cuando supo que sería una las madrinas de la boda de la argentina con el futuro rey.
El matrimonio había oficiado nuevos padrinos de casamiento debido a que Jorge Zorreguieta no pudo viajar a Países Bajos por su pasado en la dictadura militar argentina y María del Cármen Cerruti Carricart decidió quedarse con él.
Para Fernández fue un desafío ya que le tocaba una madrina joven, de tan solo 26 años y crear un diseño que combinara la solemnidad del acto y la edad era una tarea más compleja ya que debía portar sombrero y tailleur.
En este caso, eligió un conjunto de organza con hilos disecados y una pollera de encaje bordada en hilos de rafia de colores que se llevaron todas las miradas y, según las revistas especializadas, terminó siendo el cuarto atuendo más elegante de la celebración, superado apenas por una figura como Carolina de Mónaco.
Se puede decir que ese look fue un acercamiento entre el diseñador y la actual reina. Dicen que ella quedó enloquecida y ahí comenzó un vínculo profesional por medio del cual le realizó más de treinta vestidos para que use en sus galas y eventos más destacados.
Las cartas de Máxima Zorreguieta a Benito Fernández
Hay tesoros que Benito guarda para siempre. Y más allá de sus piezas o aquellos recuerdos de viajes que mostró a GENTE en una recorrida exclusiva que hizo por su casa, también hay cartas de puño y letra de Máxima Zorreguieta en donde deja en evidencia el vínculo de afecto y admiración recíproco.
Los vestidos de Benito Fernández para Máxima Zorreguieta
“Siempre pagó”, aclara. No es la primera vez que lo dice. Y tiene la necesidad de hacerlo porque “más de una acá se cansa de pedir que la vistas de canje”. Un contraste que no deja de llamarle la atención.
Por lo general, los diseños siempre fueron enviados y él no sabía cuándo los iba a lucir. A veces pasaban más de tres años hasta el estreno.
Benito revela que a Máxima no le gusta que le manden muchos vestidos porque adopta la filosofía de la moda circular, en donde repetir una prenda no es pecado. Es por eso que estas piezas en tono fucsia y rosa las usó al menos tres veces cada una.
“El estilo que mejor la define es el ecléctico: un día la podés ver de gris y al otro de rojo o estampado. Todos los diseños se adaptan al protocolo de la monarquía, en el que hay que respetar ciertas cuestiones como el largo hasta la rodilla para los vestidos cortos”, dice.
"Era y sigue siendo la clase de mujer que me gusta a mí: trabajadora, amante de la moda sustentable, una mujer que atiende a su familia... De todo. Más allá de su belleza, me engancha lo que lucha por los derechos de las mujeres. Como Valeria Mazza, que hace de todo como empresaria y luego va y te prepara unas tortas en su casa que te querés morir", sentencia.
El apoyo incondicional de Máxima Zorreguieta a Benito Fernández
En diálogo con Revista GENTE, Benito sorprendió al revelar que la reina se puso en contacto con él cuando se enteró de que había transito un delicado cuadro de depresión por el que debió quedar internado y de que había tenido ciertos problemas en su empresa que lo obligaron a desprenderse de uno de sus locales y de la línea Prêt à porter.
“Cuando vino a Argentina por el cumpleaños 80 de la madre, se enteró de los momentos bravos que pasé y decidió ponerse en contacto conmigo. Me dijo que me deseaba lo mejor. Fue un mensaje súper cálido”, detalla.
Y completa: “Es increíble que la Reina se haya tomado el tiempo para mandarme un WhatsApp. Ahí te das cuenta de lo que vale la gente, de su educación. Más allá de si se pone o no un vestido mío, que se haya tomado un rato para pensar en mí fue súper importante tras ese bravo momento que pasé”.