Aunque en otra época la forma en la cual se alimentaban en el ámbito de la realeza europea pudo haber sido totalmente diferente a la mayoría de las cocinas del mundo, hay quienes afirman que en la actualidad hay muchas similitudes.
Fue Tom Parker Bowles, hijo de la reina Camila y ahijado del actual rey de Inglaterra, Carlos III, quien volcó en un libro los pormenores de la gastronomía de la realeza, marcando las fuertes diferencias desde la época de la reina Victoria, de 1837 a 1901, hasta el presente.
Así es como comienza a mostrar el contraste, entre la época victoriana, con desayunos que incluían docenas de platos con jamones, lenguas, perdiz, gachas de avena (con variedad de frutas), pescados, tortillas, riñones asados, mariscos, tortas varias y mermeladas.
Fue en una nota para el diario El País, en el que Parkes Bowles adelantó detalles sobre esos recetarios.
“El desayuno del rey [Carlos III] consiste simplemente en frutos secos y miel. La reina Camila toma yogur en verano y gachas en invierno. Un comienzo del día completamente moderno y saludable. Pero no estoy seguro de que Victoria lo hubiera aprobado”, plantea para dar cuenta del fuerte cambio en la gastronomía de los palacios londinenses.
El libro, titulado “Cooking and the Crown: Royal Recipes from Queen Victoria to King Charles III”, publicado por la editorial Aster, plantea cómo varió lo que se imagina cualquier persona sobre cómo come la realeza.
“Todo el mundo se imagina a la familia real comiendo caviar, lengua de alondra, cisne asado y todas esas cosas, lo cual, por supuesto, hacían hasta cierto punto. Pero este es un libro de cocina, ante todo, para usar, estropear y manchar, que repasa la historia, los archivos y la biografía, pero presenta las recetas que son útiles en la actualidad”, sostiene Parker Bowles.
Así es como revela cuáles son las preferencias de comidas de su madre, la reina Camila y los planteos del actual rey Carlos III en torno a la agricultura: “En invierno, mi madre, la reina Camila, come gachas (avena u otros cereales cocidos en agua o leche) todos los días, solas, con un poco de su propia miel. Las colmenas se encuentran en la parte trasera de un campo en Raymill, la casa en la que mi hermana [Laura Lopes] y yo pasamos la última parte de nuestra juventud”.
“Hace muchos años, el rey ya hablaba de agricultura sostenible, de especies locales, de frutas y verduras, y nadie le escuchaba. Como príncipe de Gales era defensor de los agricultores y los productos británicos. Ahora todo el mundo habla de agricultura regenerativa y de comer menos carne”, plantea Parkes Bowles sobre los cambios en el pensamiento de la realeza.
De todas formas, destaca que, en ocasiones especiales, en las comidas festivas, como Navidad, los platos vuelven a lo ostentoso, incluyendo recetas como “cabeza de jabalí en gelatina rellena de picadillo, finas tiras de lengua y carrillada, tocino, trufas y pistachos, cuidadosamente cocida y estofada”.
Más allá de los numerosos cambios que se dieron con el paso del tiempo, remarca el autor lo que desde la época de la reina Victoria hasta el actual rey, Carlos III, se sostiene sin disputa alguna: la hora del té. “Sigue siendo muy, muy importante (…) El tiempo todavía se detiene a las cinco”.
Por fuera de eso, la comida del palacio pasó a ser una gastronomía mucho más soft, buscando alimentos que no sean necesariamente cocidos en manteca, sin procesados como el foie gras o fuagrás (hígado de pato o ganso), que en el 2022 fue prohibido por el rey por el sufrimiento animal.
“El rey y mi madre comen tres platos como cualquier otra persona: entrada, plato principal y postre (…) Los almuerzos de la reina Camila son ligeros: consomé de pollo o salmón ahumado, mientras que el rey no almuerza nada”, destaca el autor.