En un interesante ida y vuelta con Yanina Latorre, Viviana Canosa habló como nunca antes de la entrañable relación que tiene con su hija, Martina Borensztein, y el momento límite que vivió al atravesar cáncer de mama.
La periodista se mostró como una madre relajada, y valoró el trabajo que hicieron junto a Alejandro Borensztein para criar a Martina con valores que destacan quienes la conocen.
“El otro día fui al colegio a buscarla, y vi cómo todas las amigas de ella vinieron a abrazarme, a besarme y las madres que me dicen ‘tu hija es lo más, qué amorosa, qué educada, qué correcta. Y yo le digo siempre al padre, ‘estamos haciendo las cosas muy bien’ y a eso sumo a mis viejos, porque mis viejos están presente y es amada por todos”, contó.
En esa pícara relación de madre e hija, la pequeña de 11 años siempre tiene planteos curiosos para con la conductora de Radio Rivadavia. Hace un tiempo se conocieron algunos relacionados a sus relaciones amorosas, y ahora Canosa contó como la menor puntualiza sobre ciertas cuestiones de su vida privada.
“Marti a veces me dice ‘mamá, estás impresentable’. Bueno, no importa, me encanta estar así”, contaba entre risas frente a las críticas que le hacía por su apariencia de entrecasa, en donde elige estar con ropa cómoda y relajada.
“En mi hogar escribo, leo, soy tranquila. No podemos tener la vida que tenemos en la tele en casa y somos muy parecidas con eso. Cuidamos a nuestras madres, en mi caso, a mis padres. De nuestros hijos ni hablar”, destaca sobre este gesto que ella entiende es por un tema de coquetería.
La experiencia de Viviana Canosa con el cáncer de mama
En un tono más serio, Canosa se remontó ocho años atrás al momento en el que Martina tenía cuatro años y ella descubrió un bultito que terminó siendo cáncer de mama.
“Yo me acostaba todas las noches al lado de ella, arrodillada en su cama y le pedía a Dios y a todos los santos que por favor me diera vida para acompañarla”, confesó emocionada.
En ese momento su marido estaba en Londres y sus padres de viaje en la Patagonia. Se encontró sola con esa situación. “Me hice la boluda unos días para hacer la consulta médica porque estaban todos de viaje, pero me miraba desnuda frente al espejo y sabía que tenía un quilombo”, contó.
“Cuando me hice la ecografía, el doctor me dijo que era heavy. Le digo al médico: ‘sé que debés tener una agenda tremenda, pero yo necesito que hoy me digas qué es lo que tengo. Necesito que si me tengo que operar ahora, me operes ahora. No le aviso a nadie’. Ese día me pinchan, me hacen una punción que vi las estrellas y efectivamente había algo complicado”, siguió relatando.
Lo más duro, fue exteriorizar esta situación frente a su hija, algo que recién pudo hacer cuando pasó todo: “En ese momento a Martina no le dije nada. Me acuerdo que después de operarme llegué a mi casa ese mismo día, toda vendada. Me acuerdo que mi hija me vino a ver”.
“Mi familia se me enojó porque no se lo conté, pero yo les dije ‘primero no los voy a angustiar’. Y segundo, que no iban a poder hacer nada más que decirme pobrecita. Y yo no quiero ser pobrecita de nadie”, relató con fortaleza.
