El 16 de mayo, el Día Internacional de la Convivencia en Paz, llegaron a este mundo tres pequeñas crías de nutrias gigantes o lobos de gargantilla (sí, se llaman de ambas maneras).
Su nacimiento se dio en el corazón del barrio de Palermo, a unos cientos de metros de emblemas de la Ciudad de Buenos Aires como el Planetario, el Jardín Japonés y el Monumento de los Españoles, un dato no menor considerando que esta especie está oficialmente extinta en nuestro país desde 2019.
Para hablar de cómo se gestó este hecho histórico y de cómo fueron sus primeros cuatro meses de vida conversamos con Camila Del Pup (27), la Técnica en Gestión, Manejo y Conservación de la Biodiversidad de la Universidad CAESE que lleva dos años trabajando en Ecoparque como Cuidadora de Animales Silvestres.
Nada fue casualidad
Más de uno atará cabos por su cuenta y comentará con total convicción que "las nutrias nacieron en el Ecoparque porque seguro habían quedado nutrias de los tiempos en los que el Ecoparque era el zoológico de Palermo". Pero ésta afirmación está absolutamente alejada de la realidad. De hecho, hasta el año pasado, nunca habían existido nutrias gigantes en el predio de Palermo.
¿Y cómo fue que sucedió? Esto nos contó Del Pup: "Sucede que el rol de los zoológicos cambió mucho a lo largo del tiempo y que el Ecoparque logró llegar a una transformación en la que ya no tiene como fin la exhibición de los animales, sino que sigue otras líneas de trabajo como la investigación, la educación y la conservación".
"Es justamente por la conservación que comenzamos a hablar de la nutria gigante, también conocida como lobo de gargantilla, una especie que fue considerada extinta en toda la Argentina ya que fue desapareciendo por diversos factores como la caza, la contaminación, los pescadores, la modificación de su ambiente y otros problemas que, en parte, siguen hasta el día de hoy", desliza la especialista que forma parte de un equipo de trabajo de siete personas que tiene a su cargo diversos animales y que, a comienzos del año pasado –mucho antes de que lleguen los ejemplares– se estuvo capacitando para trabajar con la familia de nutrias.
La llegada de los padres: dos desconocidos europeos que tuvieron que generar un vínculo
Con el objetivo de repoblar nuestra Mesopotamia con estos increíbles animales, en junio del 2023 llegaron al Ecoparque dos ejemplares: Lesna, una hembra de tres años y diez meses que venía del Zoológico Zlín-Lešná de República Checa, y Arno, un macho de cuatro años y cuatro meses proveniente del Zoológico de Leipzig de Alemania.
"Cuando llegaron a la institución, ambos tuvieron que atravesar un período de cuarentena de 40/45 días en el que hubo que cumplir un montón de cuestiones sanitarias y, una vez que la terminaron, empezamos a trabajar para que se familiaricen con los olores, los sonidos y el diseño del espacio en el que iban a vivir. Fue en esta etapa en que empezamos a conocerlos y a notar que sus personalidades son muy diferentes: la hembra es mucho más activa y enérgica y el macho es más perezoso y le cuesta arrancar", comenta la cuidadora describiendo simpáticas particularidades de los ejemplares adultos.
"Todo esto sucedió por separado. Después arrancó un proceso en el que ellos pudieron verse, oírse y olerse pero no tocarse. Y a medida que pasó el tiempo y empezamos a observar que los ejemplares estaban tranquilos y sin problemas de agresividad, continuamos generando un contacto completo con cuidados y precauciones. ¡Y ellos se adaptaron súper bien! Al poquito tiempo empezamos a ver interacciones positivas e interés de ambos lados y ahí ya los dejamos juntos, pero fue todo un trabajo de muchos días y muchas horas de observación. Incluso hacíamos guardias nocturnas", revela Camila contando en simultáneo lo que sucede en el Ecoparque de noche y el público general no imagina.
"Fue cuando ya nos quedamos tranquilos de que estaban descansando con normalidad y que el tiempo que compartían era de calidad que ellos empezaron a establecerse como pareja".
Un embarazo, tres crías y muchas dudas
"Alrededor de septiembre de 2023 comenzaron los primeros comportamientos de cópula, en varios días consecutivos y con variedad de duración, y, como resultado de eso, descubrimos por medio de una ecografía que la hembra estaba con crías", recuerda Del Pup.
"Ahí comenzaron las preguntas, porque ambos eran padres primerizos y no sabíamos cómo iba a resultar eso ya que la bibliografía asegura que en las primeras camadas hay más de un 50% de mortalidad en las crías... Entonces, nosotros nos preparamos para lo peor", confiesa la porteña que –junto a sus colegas– realizó diversas interconsultas con otras instituciones tanto de Argentina como de Colombia, Brasil y Estados Unidos.
Luego, sonríe y exclama: "¡Pero sucedió lo contrario!, estamos súper orgullosos de lo exitoso que fue todo. Lejos de lo que habíamos leído de que la hembra se iba a alejar de nosotros antes de tener cría, ¡eso no pasó!: la hembra incluso nos buscaba, y gracias a eso pudimos observar que sus pezones se encontraban más hinchados previo al nacimiento y así identificar los pasos previos".
El hábitat de su llegada al mundo y los primeros días de vida
"Cuando nacieron, en una madriguera artificial que la hembra eligió –también tenía a su disposición otras naturales con arena–, activamos un protocolo con restricción de ingreso de personas, con una disminución de los sonidos y un monitoreo constante de las cámaras. Y nosotros, como cuidadores, lo que priorizamos fue la mínima intervención por parte de nuestra área porque queríamos que los adultos tengan un cuidado parental total".
"Para ello, se cancelaron todos los chequeos veterinarios, se cerraron los caminos cercanos y nosotros tratamos de ir lo mínimo indispensable para que ellos puedan estar lo más tranquilos posible", comenta con respecto a la presencia humana. Instantes después, vuelve el foco a los animales y recuerda: "Alrededor del tercer día los adultos empezaron a sacar a las crías fuera de la madriguera... Es más, el que comenzó a hacerlo fue el macho cuando en la bibliografía decía que es algo que normalmente hace la hembra".
¿Cómo siguieron sus primeros días de vida? Esto le detalla a GENTE: "Alrededor de los diez días, ambos comenzaron a llevarlos al agua porque fue una cría parental en la que participaron los dos. Quizás la madre estuvo más presente en la primera semana, pero el macho después de los diez días tuvo una mayor participación en el cuidado".
"En cuanto a la alimentación, a los quince días notamos que la hembra empezó a regurgitar comida para los cachorros. Al mes recién abrieron los ojos. A los cuarenta días les empezaron a salir sus primeros dientes, y ya antes de los tres meses veíamos que los adultos les empezaban a dejar pescado y que ellos intentaban empezar a degustarlo".
Conociendo a las pequeñas nutrias gigantes
"Son dos hembras y un macho, y aún no tienen nombre porque vamos a buscarlos junto a Rewalding Argentina, la fundación con la que vamos a trabajar en conjunto más adelante".
¿Cómo los identifican? "¡Por sus características físicas!", responde Del Pup y completa: "Ellos tienen marcas blancas en la garganta –les decimos gargantillas–, y cada una tiene un patrón específico que permite una identificación individual de cada cría. Así que así sabemos cuál es cuál".
"En cuanto a su comportamiento, ellos ya se desplazan muy bien por agua y tierra y por eso, un poco antes de los cuatro meses, los trasladamos a un ambiente externo mucho más grande con otro tipo de pileta y realizamos el pesaje de las crías. Hoy en día ya nadan bárbaro e incluso bucean, lo que es hermoso", dice emocionada la mujer que los ve evolucionar día a día.
"Como ellos van a ser liberados, para nosotros fue todo un desafío buscar la forma de alimentar a los adultos sin que ellos nos vean porque el aislamiento humano es clave. Pero gracias a eso, hoy podemos confirmar que no se han vinculado las crías con nosotros y que no nos asocian al alimento, algo que es muy importante para que el proceso se haga de forma correcta".
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"Para pensar en el traslado todavía tienen que destetarse por completo, tienen que dejar depender de sus padres en cuanto al alimento y deben empezar a comer por su cuenta presas vivas. Además, necesitan aprender a excavar sus madrigueras, a escapar de predadores y otras cuestiones... Es decir que hace falta un apto sanitario y un apto comportamental".
"Sí o sí necesitan aprender a hacer todo eso por su cuenta antes de pasar a la segunda instancia antes de la liberación, que son los lugares de pre suelta con monitoreo y demás que trabaja Rewalding. Pero para eso falta, porque recién están empezando a comer el pescado que les dejan los adultos... Va a ser un proceso largo, pero van encaminados", asegura la especialista que está muy orgullosa de ayudar a reintroducir esta especie en su hábitat natural y así restaurar los ecosistemas de nuestro país.
Fotos y videos: Gentileza Flor Petra/Ecoparque
Agradecemos a Federico Ricciardi y al Ecoparque porteño