Sebastián Wainraich, íntimo: el suceso de casualidades que lo hicieron hincha de Atlanta, su relación con Dalia Gutmann y sus dudas sobre las parejas abiertas – GENTE Online
 

Sebastián Wainraich, íntimo: el suceso de casualidades que lo hicieron hincha de Atlanta, su relación con Dalia Gutmann y sus dudas sobre las parejas abiertas

El humorista se anima a una producción con Revista Gente, en donde deja sus prejuicios de lado y habla sin filtro.
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Sebastián Wainraich acaba de cumplir 50 años. Está en tele, radio, escribiendo un libro y por irse de gira con su show de stand-up a España. No para. Dice que es tímido, aunque a medida que va pasando la sesión de fotos se va soltando. Llega con un poncho negro en uno de los días más fríos del año al estudio de Revista Gente y desde que pisa el camarín no hay más silencios. Se entrega a la producción, a su estilo: entre un "Me da vergüenza" y un "¿Me pongo estos anteojos? No esquiva ninguna pregunta y sigue con compromiso las indicaciones de la estilista.

Es un tipo de relaciones largas: lleva 22 años con Dalia Gutmann, y 17 al aire (primero con Metro y medio, en la Metro, después con Vuelta y media, en Urbana Play) con Pablo Fábregas y Julieta Pink. Familiero, futbolero y, según cuenta, adicto al trabajo. En las conversaciones va haciendo recortes de temas que puede llevar a un monólogo, a un sketch, o un guion. Ese foco, dice, fue el que lo llevó hasta dónde está hoy. Y no se sorprende del lugar en el que está parado. De alguna manera, ayudó a trazar su camino.

Sebastián Wainraich, protagonista de la portada de la revista.

"Una vez lo hablábamos con Peto (Menahem) y le decía: "A mí no me sorprende lo que me pasó". Suena medio agrandado, pero como que estaba el foco bien puesto. Yo sabía que esto era lo que me gustaba y no sabía cómo se iba a dar y qué iba a pasar, pero yo intuía que me iba a pasar, trabajé para esto", dice mientras almuerza un risotto de calamares.

Y comparte su secreto. "Yo creo que hay perseverancia, hay trabajo, hay un poquito de sacrificio, un poco de suerte, estar bien rodeado, y talento, algo clave, pero en un porcentaje menor. Salvo que seas un genio extraordinario, que no lo soy, sin trabajo, sin perseverancia, sin todo eso, no llegás a nada".

Geminiano pero con poca data sobre el signo, Seba se hace cargo de algunas de las características que acompañan a Géminis. Es multitsking, rápido, soñador, lúdico. Y tiene una memoria privilegiada: dice, y lo comprueba, que puede decir exactamente el día en que caen los cumpleaños de la gente. También que se acuerda de la fecha de cumpleaños de personas que no ve hace más de 10 años. Esa agilidad mental se nota en cada uno de sus movimientos. Porque además de manejar el timing de la risa, maneja el de la escucha. Escucha atento al otro, le da su lugar, en ningún momento parece tomado por la estrella. Y eso, de alguna manera, lo acerca a la gente.

El estudio se convierte en escenario de todo: chistes, historias, chismes (Seba tiene ese costado: ama los cotilleos aunque solo por diversión). También aparece cada tanto su costado de antihéroe. "A mí solo me saludan las abuelas, ese es mi público". Aunque en redes no para de generar contenidos y es muy popular en los grupos de mamis del colegio por sus crudos sketchs.

En septiembre, Sebastián viaja a España con su show de stand Up

Wainraich mira el reloj: pasaron más de dos horas y es hora del almuerzo. Se pone el poncho y se sienta en un bar. Algunos de la mesa de atrás lo reconocen y le hacen preguntas sobre La noche perfecta, el late night que conduce en eltrece. Agradece y se sumerge en una charla donde analiza su yo a los 50, da tips para mantener una relación de 22 años, cuenta cómo es el vínculo con sus hijos, recuerda pasajes de su infancia y adolescencia, cuando se llevaba todas las materias, y habla de su relación con la religión.

-¿Cómo fue ese salto de la timidez a la exposición?

-Fue en la adolescencia, me di cuenta de que era una manera de llegar a los demás. Me costó muchos años darme cuenta de que con el humor te transformás en el amigo de la chica, en el cómplice, el compinche. La chica me decía: "Quiero hablar con vos" y yo iba con toda la ilusión y me decía: "Me gusta tal".

-Con el humor pudiste romper con eso.

-Sí, me sentí cómodo. También me di cuenta de que es una forma de protegerse. Te sentís seguro haciendo reír a los demás. Me salía naturalmente. Yo solito me ponía en ese lugar, pero ya de grande. En la primaria era más tímido, la timidez es una mierda, no sirve para nada.

-¿Eras amiguero?

-Tenía amigos, pero los fui cambiando con los años. Algunos me quedan... Mi amigo Gaby. Es muy difícil conservar los amigos porque cuando sos chico los amigos se imponen un poco, por tus viejos, porque fuiste al mismo colegio. Conservo amigos de algunos lados, pero en el medio me hice buenos amigos.

Sebas está conduciendo La noche perfecta, en eltrece, Vuelta y media, en Urbana Play, y escribiendo un libro.

-Quizá hay más cosas y gustos en común con gente que hace lo mismo que uno.

-A veces en común tenemos la historia, que es muy fuerte, y hay algo que te une ahí. Yo hablaba con mi amigo cuando cumplí 50 y le decía: "No necesitamos hablar casi, nos podemos ver y ya entendemos todo del otro". Eso es un montón, pero sí, además, yo fui a colegios que no tenían nada que ver con lo que hago. Fui al perito mercantil comercial, imaginate a mí ahí.

-¿Cómo fue esa etapa?

-La pasé bien en el colegio pero después fui para otro lado. Entonces me sentí más contenido en todo este medio. Es un medio loco, también, pero es hermoso, lindo, intenso. Me siento bien cuando estoy con colegas. Muchas veces, me gusta, pero bueno, una de mis series favoritas es Mad Men y en un capítulo, creo que Peggy dice hablando de las agencias de publicidad: "Ustedes son cínicos todo el tiempo" y en nuestro medio no me parece que sea así todo el tiempo, pero... hay creativos, hay vanidad. Supongo que en los arquitectos debe haber vanidad, pero acá estamos expuestos a los demás. Con los años vas puliendo algunas miserias y vas puliendo gente también. Te vas quedando con buenos amigos.

-Hay algo de la competencia que se debe generar mucho más estando en lugares de exposición.

-Sí, con los años aprendí que las cosas no son blanco y negro. Podés estar compitiendo con otro y lo podés querer igual, podés sentir celos en algún momento de otro, hasta tenerle un poco de bronca a veces, y lo querés igual. Podés ir a un almuerzo, una cena y reírte y está buenísimo y además sabiendo que todas esas cuestiones muchas veces son un péndulo, ¿no? Hoy vos tal vez estás llenando teatros, y yo no... y mañana cambia. El que no se da cuenta de eso es un gil. Date cuenta que eso es re temporario.

-Es que... ¿qué es el éxito?

-Cada uno tendrá su mirada, pero hacés una obra de teatro que te va espectacular, genial, llenás, entradas agotadas y después estás solo como un perro. La vida no pasa por ahí solamente. Con los años aprendí eso: la paso bien en un asado, la paso bien en un encuentro social y también en el programa de radio. Para mí el éxito es que estoy al aire, por ejemplo, y nos divertimos, lloramos de risa y siento que el programa sale bien.

-Es clave el buen clima.

-Para armar equipos obvio me fijo que trabajen bien pero siento que si no puedo ir a tomar algo con esa persona no funciona. No te digo hacerme amigo porque es difícil y, más, con los productores que cada vez son más chicos. Yo llego los lunes y les pregunto si salieron, si tuvieron una cita. Me gusta saber de la vida de ellos. Supongo que me contarán el 10% de lo que les pasa, pero necesito que haya un clima de trabajo lindo, que se sientan cómodos. Sufrir no tiene sentido.

-Cambió eso del esfuerzo...

-Antes se creía distinto, me parece, eso de "Te toman el brazo..." o "Vienen a joder". Es algo cultural que se relacionaba al trabajo solo con el sacrificio, con sufrir.

A los 50, Wainraich se anima a jugar para una producción con Revista Gente. "El programa de tele me agarró en un buen momento. Me siento seguro, me divierto, estoy con amigos. y ya no le doy tanta solemnidad a la tele, la respeto, pero la disfruto más"

-¿Vos tuviste un tiempo así, de sacrificio, de sufrir... al principio?

-No mucho. Sacrificio, sí. Trabajaba a la madrugadas en un momento de productor. Todos salían y yo me tenía que ir a la radio un sábado a las 4 de la mañana. No la pasaba tan bien en ese momento, pero sabía que era lo que quería.

-Pusiste el foco ahí.

-Sí, yo sabía que tenía este horizonte y hoy cuando miro para atrás, digo: "Bueno, entre los 25 y 35 más trabajaba todos los fines de semana, pero en ese momento no dudaba". Hoy mirando para atrás y tal vez digo: "Tendría que haber balanceado un poquito". Porque hacía teatro, trabajaba con Fernando Peña... Me entregaba a eso y después pasé al escenario con Cómico... Mi trabajo es así también, lo entendía. Hoy digo: No fui a un montón de cenas, podría haber viajado más. Me parece que si hubiera hecho más cenas y menos funciones de teatro, tal vez hoy te diría: Me hubiera gustado actuar más. Siempre estamos disconformes, y siempre algo hay que postergar un poquito. Cada vez que uno mira para atrás piensa en lo que no hizo.

-¿Hacés balances existencialistas de cosas que te quedaron pendientes?

-Tengo un tema con el disfrute, con pasarla bien.

-¿No encontrabas espacio?

-Esto que hablábamos, una cena o de decir "no hay que trabajar todo el tiempo". "Pará un poco". Ahora no me pasa tanto, pero en ese momento sí. Con Peto hablábamos y le decía que a veces me gustaría que el trabajo no me importe tanto...Te vas y tenés tu vida afuera, otra vida y nuestra vida está muy relacionada con el trabajo. Pienso que no hay otra manera de trabajar de esto. Yo me pongo a hablar con vos, surge un idea, si se me ocurre algo. Lo voy a usar para escribir un guion, un monólogo, un sketch de la radio.

-No podés evitar estar en modo producción.

-No es que me lo propongo, eh. A veces sí y digo: "Bueno, ahora tengo que sentarme, tengo que inventar algo porque hoy por delante tenemos esto". Escribí Casi feliz (la serie de Netflix), por ejemplo, más rápido de lo que me pedían.

-¿Hay mucho de Sebastián ahí?

-No tanto. Me gusta jugar con eso, hay como un punto de partida parecido. Se llama Sebastián, es hincha de Atlanta, trabaja en radio, tiene conflictos existenciales, como tenemos todo. Pero después no tanto. Digamos ese Sebastián, el de la serie, tiene conflictos con todos sus vínculos, se lleva mal con su exmujer, con sus hijos, su compañero de la radio, sus padres.

-¿Vos no sos conflictivo en los vínculos?

-Me siento más conflictivo en lo interno que en lo externo. Me parece que es un cliché, más de los varones que nos cuesta hablar muchas veces.

Wainraich asegura que la fidelidad racionalmente le parece loca, pero emocionalmente no.

-¿No sos de hablar de lo que te pasa?

-Poco.

¿Y cómo hace Dalia con eso?

-Uy, háblalo con ella, preguntale. Hago mucha terapia y escribo guiones, hablo ahí. Con mis hijos siento que me estoy soltando un poco más, que con ellos logro hablar de cosas.

-¿Ellos indagan?

-El otra día mi hija me preguntó: "¿Por qué te iba mal en el colegio, papi?", porque a mí me iba muy mal y me ayudó a pensar en el porqué.

-Y la respuesta es...

-Primero, creo que estaba en el colegio equivocado y, después, porque tengo algo muy de caprichoso: si no me interesa, no le doy bola. No repetí pero me llevé un montón de materias, todos los años, menos en quinto. Hoy es un chiste, tragedia más tiempo es comedia. Pero no estaba bueno, la pasaba mal porque tenía que rendir materias para aprobar. Era un colegio cero exigente, era yo el responsable.

-¿Había algo del vértigo, de adrenalina... que quizá sabías que ibas a pasar de año pero te ponías a prueba?

-Eso me pasa de adulto a mí, es de productor, que también soy. Me gusta tener que resolver. Por ejemplo: tengo que organizar una salida, me gusta, Dalia organizó mucho, pero organicé cumpleaños de hijos. Cuando cumplió 15 mi hija fuimos a un lugar, contraté una combi para que lleve a las amigas, todo eso me gusta. No me siento un héroe, viste que se lo valora más al hombre que a la mujer que hace eso. "Mirá qué bien el padre". Lo sé todo eso, no me hago el deconstruido para nada.

Sebastián, un padre deconstruido y un orgulloso hincha de Atlanta

Sebastián sabía que quería ser padre, se encontró con Dalia y juntos formaron la familia que tienen. A los 33 tuvo a Kiara y a los 37, a Fede. De los primeros años se acuerda que cambió pañales, dio mamaderas y los cuidó, pero no quiere ser reconocido como un héroe por esas cosas. "`Sebastián colabora´, dicen mi vieja o mi suegra, pero no hay que culparlas. Es algo que a ellas las supera porque no les pasó lo mismo".

-¿Te imaginabas siendo el padre que sos?

Seba se jacta de ser de un club de la B que tiene entre sus fieles a Cayetano y Luciana Rubinska.

-Buenísima la pregunta. No, no me imaginaba. No sabía cómo iba a ser como padre, pero yo creo que me hizo mejor persona. Me gusta ocuparme. A veces me cansa, pero me gusta ser padre. Me pasa, algo muy de las mujeres, que me siento en falta muchas veces.

-¿Los ves trabajando en los medios?

-Mi hijo es fanático de Seinfeld. A los dos los veo con perspectivas de entrar a los medios. Mi hijo es un payaso, ya lo veo muy tímido, me siento muy identificado. Yo era muy tímido pero después, con todo esto, me solté. Y al pendejo lo veo así. A mi hija la veo más productora, organizadora.

-¿Tus hijos son de Atlanta?

-A nadie le gusta el fútbol en mi casa, solo a mí. Pero mi hijo le da importancia a Atlanta, no sé si lo hace para que me sienta importante yo. Pero le quemé la gorra, pobrecito. No le pido ni que venga a la cancha, ni que le guste el fútbol, que sea de Atlanta le pido.

-¿Tu viejo es de Atlanta?

-No.

-¿Y cómo surgió tu fanatismo?

-Primero, para mí hay algo freudiano: cuando mi vieja estaba embarazada de mí iban al club Atlanta, como un club social, era la cancha que más cerca teníamos de casa. Cuando yo tenía 7, mi amigo de toda la vida era de Atlanta, muchos de la colectividad son de Atlanta, porque está en Villa Crespo. Un primo de mi viejo jugaba en Atlanta. Son muchas cosas.

-Se alinearon los astros en ese momento.

-Sí y no era tan raro ser de Atlanta en ese momento.

-Tenés muy buena memoria.

-Tengo muy buena memoria, sí. Tengo una teoría un poco tonta, para mí el futbolero tiene muy buena memoria. Tal vez con los años ya no me acuerdo tanto de... me preguntás quién vino a la radio esta semana, los invitados, y tengo que ponerme a pensar. Pero me preguntás una formación del equipo del 80 y pico me acuerdo y fechas... ¿Qué día cumplís años?

-3 de junio.

-Ya tengo que pensar quién más cumple el 3 de junio... un camarógrafo cumple el 3 de junio con el que trabajé hace 10 años. Estoy hecho bolsa. En un momento un oyente me decía "14 de agosto, qué día cae" y yo le decía. 3 de junio, te tocó lunes este año. Soy un pelotudo.

-¿En qué sentís que tus hijos te modificaron?

-Empecemos por los clichés: una persona más importante que vos, en este caso 2.

-¿Sos de los que dice que se tiraría adelante de un auto para salvarlos?

-Sí, incluso pienso que es un acto egoísta ese, porque vos los querés más a ellos que a vos. Por eso das la vida. Es medio enroscado. Los dejás a ellos marcados y con culpa: mi papá dio la vida por... ¡qué mochila! Hay una película que se llama Fuerza mayor que la recomiendo mucho, es nórdica, no te quiero spoilar. Te digo como empieza: están ellos en un centro de esquí y viene una avalancha de nieve. Está la familia de 4 y el padre se lleva las cosas y deja a la familia, se salva él. Es muy sutil cuando pasa.

Ser hincha de Atlanta fue consecuencia de un suceso de casualidades que lo acercaron al club: un primo del padre, el barrio, un amigo.

-Todo lo contrario a lo que se espera.

-Exacto. Con Dalia viajamos separados y la puedo estar pasando genial pero siento acá (en el pecho) que soy padre. No estoy ciento por ciento relajado. Algunas veces nos fuimos con ella y yendo a Ezeiza yo decía: "Si se cae el avión, estoy dejando a mis hijos sin padres por un viaje de mierda". Dalia es dramática, pero no ahí por suerte. No se lo digo para no hacerla sufrir. Una vez que estás en Ezeiza, ya está. Pero estando de viaje siento que soy padre, tengo un compromiso. No es la misma liviandad que cuando no sos padre, que ya me olvidé un poco cómo era.

Sebastián y Dalia: del mito de las camas separadas a los 22 años juntos

Sebastián y Dalia se conocieron hace más de dos décadas. Ella fue de visita a una radio donde él trabajaba, y él le dijo la famosa frase: "Te conozco de algún lado". Dice que ella había llamado a la radio y que era una estudiante del ISER. Después se hicieron amigos, pero él quería otra cosa. "A mí me gustó, a ella no le gusté. Ella me veía como un amigo, tenía un novio. En un momento le dije: `A mí no me interesa que seamos amigos. Yo no te voy a llamar más, si vos en un momento querés otra cosa, me llamás. No te llamo más´. Eso fue un lunes y el jueves la llamé", cuenta. Y asegura que en algunas cosas es una persona intuitiva.

Todo eso sucedió hace 22 años. En el medio pasaron cosas: tuvieron dos hijos, se acompañaron en momentos difíciles, como cuando la también humorista tuvo cáncer de mama, se aconsejaron, crecieron juntos y celebraron los proyectos del otro. Hoy siguen eligiéndose. "Cuando la voy a ver al teatro me pongo atrás de todo, antes iba más al medio pero dice algo de la pareja y todos miran a ver qué hago, entonces me voy atrás. Me hace reír mucho", confiesa. Y cuenta que se consultan sobre trabajos y siempre piensan en lo mejor para el otro. "Estoy pintando la pareja ideal que ni un pedo, ¿eh?", bromea después de reconocer todo lo lindo que tienen con Dalia Gutmann.

-¿Cuál es la clave para durar 22 años con una pareja?

-Ahora en la tele a todos los que vienen con una relación larga les pregunto eso. Vinieron Pablo y Nancy, Campi...

-Ahora te toca a vos.

-Muy bien, Pains. No hay una fórmula. No sabría qué decirte, si me pedís un consejo, no tengo ninguno para darte.

-¿Duermen en camas separadas?

-No... hay un proyecto. Por un lado está lo racional y por el otro lo emocional. Desde lo racional digo: es una locura dormir en la misma cama. En el últImo show, me autocito, decía medio chiste pero medio en serio: "Ponemos todo en una persona. Esa persona es: mi amiga, mi novia, mi amante, mi compañera, es la mamá de mis hijos, es mi familiar -porque hicimos una familia-". "Es la persona con la que te tenés que divertir y tenés que decir: `Che, pará, tengo que hacer este arreglo en la cocina´". Es un bardo, es un quilombazo. De base va a tener que haber amor, pero con eso solo no hacés una mierda.

-¿Qué más tiene que haber?

-Me parece que, a favor, nos queremos. En lo macro, estamos de acuerdo en la crianza. Puede haber algunas diferencias pero más o menos apuntamos para el mismo lado. Nada es definitivo de lo que te digo. Además, hay parejas que no están tan de acuerdo y siguen juntas y está todo bien. Nosotros no tenemos tanta pelea, me parece que nos damos mucha libertad. Otra clave: te tiene que gustar un poco lo que hace el otro, porque sino... Yo voy al show de ella y me divierto, a veces me da vergüenza porque habla de mí.

Más allá de haber tenido historias, Wainraich contó que su primera novia formal fue Gutmann cuando él tenía 27 años.

-¿Quién se enoja más?

-Dalia es más intensa, me parece que las minas son más intensas. Ella lo usa en su show también, como que envidia que puedo estar tirado en el sillón y el mundo se está cayendo. Es un poco arcaico hacer generalidades, pero es un poco así.

-Esto de ser humorista, ¿cómo se lleva puertas adentro en casa?

-Lo dedico más a mi hijo el tema comedia ahora. Mi hija está más grande, ya no me da bola en eso. Hay una frase extraordinaria que dijo Fede cuando estábamos en casa. Él estaba con dos amigos, yo estaba preparando la comida y hago un chiste y los amigos se ríen y Fede les dice: "Al principio te reís, después como que se te pasa". Nos reímos mucho con mi hijo.

-¿Qué te pasa cuando ves cosas de él parecidas a vos?

-Es emocionante, es lindo. A veces también te emociona ver cómo es una persona autónoma, tiene cosas que nada tienen que ver con vos y decís: "¿De dónde heredó esto?". Pero sí me siento identificado con ellos y no. Hay que estar preparado para ver que son personas, con otros gustos y con cosas que quizá no te van a gustar nada.

-Ustedes como team padres, ¿hay uno que es más "malo" que el otro?, ¿cómo es esa dinámica de límites?

-Yo soy el bueno. Los límites son difíciles. A mí me gusta mucho jugar. Con mi hijo jugamos, con mi hija ya no tanto pero de chiquita jugábamos. Me gustan los juegos de mesa, el de preguntas y respuestas es mi preferido. Con Fede nos fuimos de viaje solos a México, en enero. Padre e hijo. Nos llevamos el ajedrez.

-¿Quién gana?

-Me gana él. Tenemos un chat donde anotamos cómo venimos con el ajedrez, me va ganando 21.5 a 17.5. Cuando empatás es medio punto. Ahora hace mucho que nos jugamos.

-Entonces, ¿cuáles son los Seba tips?

-Amor, pero no solo eso, paciencia, libertad... Dalia tiene una buena frase que es que en algún momento tu pareja te parece un boludo.

-Dicen que cuando pasan los años, las parejas se reconvierten y ver una película de la mano es casi como tener sexo.

-A mí hoy me decís eso y me entristece. Atrás hay una pareja de viejitos que veo como comparten la comida y, bueno, sé que Dalia ve eso y le da ternura, a mí hoy... no me imagino una vida sin sexo. Pero tal vez va cambiando. No es la mismo la sexualidad a los 20, va cambiando todo.

Desde los 23 años que Seba supo que lo suyo no iba a ser tener mucho pelo, intentó con unas inyecciones pero le pareció demasiado. "Jugaba al fútbol y me dolía".

-¿Cómo es la sexualidad después de tantos años?

-Uy, qué pregunta. Soy tímido, boluda. Para mí se pone mejor cuando crecen los pibes. Hay como un reencuentro, hay que hablar con la otra persona, conocerse, conocer los tiempos. En la radio estamos haciendo "Requisitos que esperás de una pareja", y Dalia vino y dijo: "Que no sea pesado con el sexo, que no quiera todo el tiempo pero cuando yo quiera que él quiera". Bueno nada, después con todo este cambio social y cultural que hubo. Nosotros no tuvimos ESI, no tuvimos nada. Entiendo que la vida de la mujer es muy difícil, en ese sentido, la vida del hombre también. Nosotros teníamos que debutar, íbamos a un boliche y era "a cuántas te apretaste". Todos sabíamos que mentíamos, y al minuto había que coger. Después pasaba algo raro, si te enamorabas eras un boludo. Somos re boludos los varones.

-¿Cómo reaccionarías a una infidelidad?

-Desde lo emocional no sé cómo reaccionaría. Lo trataría de entender lo más posible. Desde el ego quizá sí me duele, pero me parece que es injusto. No te estoy diciendo que soy un campeón, pero si lo ves desde el ego no tiene que ver con el amor. No lo tengo resuelto. eh. Yo creo que si sale con otro tipo y tiene sexo a la vista de todos, ahí sí me enojo. No sé. Son temas que hablo mucho en cenas con amigos de mi edad. Casi todos tienen pareja y hablamos de cómo se llevan, de la sexualidad, de la diversión...

-¿De las parejas abiertas?

Sí. Desde lo racional me parece una locura tener exclusividad sexual con una persona. Desde lo emocional es distinto. Es el ego, el orgullo, la vanidad.

Sebastián dice que ve a sus colegas de 50 y no ve gente vieja.

-¿Qué dicen tus amigos?

-Me gusta estar con varones de 50 porque las temáticas son las mismas. Hablamos de la paternidad, de cosas de nuestros hijos, de trabajo, del país, de la política. Se habla de sexualidad también. Me parece que estamos en una buena etapa de sincerar. Antes el hombre era el garchador y qué se yo, y hoy decimos: "Tal vez prefiero comer un asado". Me gusta mucho reírme ahí con amigos.

-¿Cuál es tu relación con el judaísmo?

-No somos religiosos. Me siento re judío igual pero no religioso. Judío emocional. Somos bastante laicos pero festejamos las fiestas judías.

-¿Hicieron Bar Mitzvá?

-No. Sí, circuncisión. Igual entiendo que si no fuera judío me parecería raro. Es una cosa cultural, yo estuve seguro de hacerlo, quizá él me lo reproche en algún momento. Entiendo que estás tomando una decisión importantísima por otro. Ya tomamos un montón de decisiones: los traemos al mundo, les ponemos un nombre, los mandamos a un colegio. Además siempre los estamos como adoctrinando: con la música, los libros, qué obras los llevamos a ver.

-¿Hablaste de eso con él?

-Prefiero protegerlo. Con los años, no me sale, estoy tratando de no contar tanto lo que dicen ellos.

Seba mira la hora, el risotto terminado y tiene que volver a casa. La nota se extendió y lo esperan temas hogareños, una siesta, un programa de radio y otro de televisión. Se pone el poncho, hace algún chiste con los adultos mayores de la mesa de atrás. "¿Viste? Ese es mi público de la tele". Saluda, se esconde en la capa de antihéroe, y desaparece por las calles de Colegiales.

Fotos: Diego García Video y edición: Ramiro Palais Retoque digital: Gustavo Ramírez Diseño de tapa: Darío Alvarellos Estilismo: Lucila Subiza @lucilasubiza
Pelo y make up: Viviana @Vivianarojasmendez para @hairmalambo
Agradecimientos: Macowens @macowensoficial,
Las zapatillas de @vizzano.argentina y los borcegos de @lucinaomarraok

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