“Tener una hija como Faustina es una fiesta. Somos muy compinches”. La frase con la que Augusto Tartúfoli (59) elige definir a su hija adolescente y la relación especial que tienen, deja entrever un costado desconocido para el público en general. Tartu -el apodo por el que lo llaman todos- al final es un tierno… Muy lejos está de ese perfil escandaloso y polémico con el que se muestra en los programas de tevé en los que viene participando desde hace unos años.
Con esta impronta, padre e hija reciben a Revista GENTE en la intimidad del hogar ubicado en un barrio cerrado de la localidad bonaerense de Escobar. En una casa que está pegada a la del empresario Eduardo Fort y a pocos metros de la de mediática Cinthia Fernández, y donde lograron construir un verdadero refugio lejos del caos de la ciudad.
“Somos fans de construir la mitología familiar y de crear momentos. En estas épocas de heladas yo dejo que el auto se llene de escharcha y a la mañana no la saco. Cuando la llevo al colegio manejo los primeros metros con la cabeza afuera hasta que se va yendo. Creo que detalles como esos a ella le van generando momentos para en un futuro recordar pequeñas vivencias de su viejo, que la llevaba a la escuela así. Una imagen que perdura en la vida”, detalla el panelista de A la tarde (América TV), Lanata sin filtro (Radio Mitre) y conductor de Pasó en América (América TV).
A la hora de definir la dinámica familiar, destaca que en su casa comparten un consumo cultural muy similar y que a la adolescente desde chica la criaron escuchando rock nacional.
“En el fondo de la pantalla de su celular, Fausti tiene una foto de Andrés Calamaro. Cuando hay un show lo vamos a ver. Prácticamente toda la música que tiene en su playlist nos gustan a mí y a su mamá (Verónica). Eso nos abre un mundo de conexión fuerte”, añade el padre, quien además le transmitió su devoción por Boca Juniors.
-Es llamativo lo de la música, en días en los que cantantes como María Becerra, Tini Stoessel, Lali Espósito y muchas más son las que cautivan a las adolescentes...
-Tal cual. Ella rechaza ese tipo de música. Cuando ella tenía cuatro años fuimos a la casa de una amiga y la hija cantó una canción de reggaeton. La animadora le preguntó a Fausti si quería entonar algún tema y ella eligió Cactus, del disco de solista Gustavo Cerati, porque Verónica es fanática de él. Ahí nos dimos cuenta de que iba por el buen camino. Ojo, no son cosas que imponemos. Son cuestiones que se ponen en la mesa y queda en su elección tomarlo.
-¿Cuáles son las inquietudes que se plantea Faustina hoy como adolescente?
-Están relacionadas a la conciencia ecológica, como muchos niños y adolescentes de esta generación. Lo tiene muy presente. Cuando era más chica la preocupaba mucho el fin de los días, la muerte, qué pasa cuando te morís. Era todo un tema porque mi esposa es creyente y yo agnóstico. Entonces se encontraba con que uno le decía que había otra vida y otro, que después de la muerte no hay nada… Creo que voy ganando yo.
-Vos tenés una opinión muy marcada en contra de la ahora llamada “generación de cristal”, ¿Cómo lo bajas a la educación de Faustina?
-Le digo siempre que hay una generación de la que ella es parte. Tiene que ser consciente de que vive en una situación de privilegio, pero que afuera el mundo es mucho más rugoso y hay que curtirse. Como padre, laburo mucho en que tenga tolerancia a la frustración. Faustina es mucho más austera que el resto de sus compañeros, siguiendo el modelo con el que nos manejamos nosotros.
-¿Se involucra en política?
-En casa hablamos mucho de política, pero no está enganchada con eso. Hace un tiempo me dijo que de más grande se quería postular para integrar el Centro de estudiantes del colegio. Yo la alenté a que lo hiciera, pero todavía se da cuenta de que es chica para eso y que los que están en esos puestos tienen muchos conocimientos. Entonces entiende que su discurso hoy es débil en comparación a pibes de 17 años que vienen más politizados.
-¿A qué le saca provecho de tu trabajo como periodista?
-Para ella es natural ver un afiche en la calle y pedirme entradas a las que por ser periodista tengo acceso de forma gratuita. Del Lollapalooza, Primavera Sound, bandas, cantantes, teatro, lo que sea. Nosotros somos proactivos por ese costado tan cultural que tenemos.
A qué se quiere dedicar Faustina, la hija de Tartu
“Ella ve que algunos de sus compañeros de aula tienen problemas, y los quiere ayudar. En los reportes que mandan de la escuela siempre muestran esa actitud. Así que me parece que su futuro puede venir por ese lado... Yo me ofrecí a acompañarla para que se informe sobre carreras, sus corrientes y en dónde estudiarlas. Pero por otro lado, cuando empieza a frecuentar esto de venir al canal o ir a la redacción en donde trabaja la mamá, también le gusta. Siento que eso también le está llamando la atención. Así que veremos”, suma Tartu.
“Ella es del 29 de junio, así que la más chica de su grupo de estudio. Así que le dije que no estaría mal tomarse un año de break para viajar y hacer su experiencia. No soy fan de ese recorrido académico de terminar la escuela y meterse a estudiar. ¡Viví un poco! Juntaremos un presupuesto, que no será para estar en un cinco estrellas, y lo hará. Eso le va a servir para entender que hay otro mundo”, añade reflexionando sobre el futuro que se convertirá en presente dentro de unos años.
Las fotos del cuarto de ensueños de Faustina Tartúfoli
Fotos: Chris Beliera
Makeup: Daniel Britzzi (@daniel_maquillador)
Retoque digital: Darío Alvarellos y Gustavo Ramírez