Pagani Automobili, la marca italiana de superdeportivos que fundó el santafesino Horacio Pagani, se encuentra en una auténtica encrucijada: desde hace años evalúa cuidadosamente la posibilidad de integrar la propulsión eléctrica a sus exclusivísimos vehículos.
Mientras la industria automotriz experimenta una rápida transición hacia la electrificación, Pagani mantiene un firme compromiso con su identidad de marca, caracterizada por un rendimiento incomparable, artesanía y una experiencia de conducción visceral.
La compañía ha reconocido la exploración de la tecnología de vehículos eléctricos (EV), pero ha expresado importantes reservas sobre su potencial alineación con el espíritu de la marca.
Christopher Pagani, hijo de Horacio y director de marketing de la compañía, ha sido claro al respecto: el rendimiento para Pagani no es simplemente una cuestión de potencia máxima o velocidad punta. Es la capacidad de conectar al conductor con la carretera, de sentir cada curva, de experimentar la adrenalina de un límite al borde del control. La electrificación, con su entrega instantánea de torque y su peso adicional, podría diluir esta experiencia.
En ese contexto, las limitaciones actuales de la tecnología de baterías, específicamente en términos de peso, han sido identificadas como un obstáculo crítico que superar antes de poder crear un Pagani eléctrico viable.
A pesar de estos desafíos, Pagani no ha descartado por completo la posibilidad de la electrificación. La marca está activamente involucrada en esfuerzos de investigación y desarrollo destinados a abordar las barreras tecnológicas que impiden la creación de un hiperdeportivo eléctrico que cumpla con sus estrictos estándares de rendimiento y lujo.
Sin embargo, la dinámica del mercado puede presentar obstáculos adicionales. Indicaciones preliminares sugieren que la base de clientes tradicional de Pagani muestra una fuerte preferencia por los motores de combustión interna, lo que podría moderar el entusiasmo por un modelo eléctrico.
La decisión de Pagani dependerá, en última instancia, de la resolución exitosa de los desafíos tecnológicos y de una evaluación exhaustiva de la demanda del mercado.
