Los paraísos naturales más grandes en el sur argentino resultaron en uno de los espacios elegidos por deportistas extremos de distintas partes del mundo. Las alturas de los glaciares en la provincia de Santa Cruz son el punto de partida de uno de los amantes del Wingsuit.
Conocido por su término en inglés, en la traducción se denomina “traje de alas” o también “vuelo del pájaro” y es una disciplina extrema que permite generar en quien practica el salto base una experiencia similar al vuelo de un ave.
Más allá de los riesgos que conlleva, y la difícil y complejo preparación tanto física como mental que requiere para poder realizarla, día a día convoca a más adeptos en el país. Es que ante el más mínimo error que se cometa durante su práctica, se puede estar ante una situación de vida o muerte.
Aunque muchos puntos naturales del país son grandes puntos de práctica de este deporte, casi que todo lugar de gran altura, con amplios espacios alrededor de caída, son aptos. A ese nivel han llevado experimentación de este deporte a grandes rascacielos del mundo o reconocidos monumentos como la Torre Eiffel. De esta forma se instaló como una de las disciplinas del paracaidismo más arriesgadas y convocantes.
Por qué el Chaltén como lugar para practicar este deporte extremo
La zona del Chaltén, en inmediaciones del Parque Nacional Los Glaciares, en la provincia de Santa Cruz, Argentina, hoy declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, cuenta con los dos imponentes picos como el monte Fitz Roy y el Cerro Torre.
Fue justamente desde este último que un grupo de deportistas extremos originarios de Rusia eligieron realizar esta práctica denominada “Salto Base”, que combinado con el tipo de paracaídas denominado Wingsuit generaron un video que se viralizó por las impactantes imágenes que lograron.
Se trató de Konstantin Yaermurd, quien realizó un vuelo en primera persona luego de haber escalado el Cerro Torre y lanzándose desde allí con su wingsuit. De esta forma mostró cómo veía con sus propios ojos la imponente belleza del Chaltén y todo lo que hay a su alrededor.
Cómo se logra el vuelo con el estilo Wingsuit y sus referentes
Los practicantes de este deporte extremo se colocan un traje de cuerpo completo que al momento de estar en plena caída libre extienden sus “alas”, que generan que sus extremidades sostengan las telas que les permite planear, casi en una imitación perfecta de la especie de ardilla voladora.
Estos trajes funcionan con reglas básicas aerodinámicas, con un traje fabricado con materiales similares al nailon o nylon que al extenderse conforma tres alas: dos de ellas van de los brazos al torso, y la tercera ala se forma entre las piernas. Con todas las alas extendidas, el deportista genera resistencia contra el viento, pudiendo acelerar o frenar con los simples movimientos de sus brazos y piernas.
En la historia de este deporte se ubica como uno de los grandes referentes y hacedor de uno de los mayores hitos al francés Patrick de Gayardon, quien en 1990 innovó con un nuevo diseño del traje pudiendo hacerlo de una forma más segura. Pero el nacimiento de esta práctica como disciplina deportiva la dieron Jari Kuosma y Robert Pečnik, quienes comercializaron el traje y dieron lugar al primer programa de instrucción en el deporte.
