Bucear por el árbol genealógico de la familia es encontrarse con distintas expresiones artísticas en la sangre. Esta herencia familiar lo encuentra Bautista Ortega (23) en una intensa búsqueda entre aquellos mandatos familiares y lo que realmente le apasiona. Se muestra entusiasta y confiesa que está dispuesto a no quedarse quieto a base de prueba y error. Este camino lo llevó el año pasado a mudarse a Estados Unidos, donde trabajó en un restaurante como mesero y jugó en el Miami Unites Futbol Club. Pero subirse a un avión para vivir solo por primera vez escondía un objetivo mucho más grande: “Necesitaba un cambio de aire. Me sentía perdido en Buenos Aires”.
“Volví y estoy mas contento. “Fue un desafío para conocerme más. Me descubrí de una forma más íntima, aprendí a estar solo, a tener mi espacio propio. Ahora mi plan es quedarme acá y armar un futuro. Lo que me pasa es que no termino de decidirme para dónde quiero ir. Tengo a mi papá que es músico y laburo en el estudio con él. Como hobby me re gusta, pero no sé si me quiero dedicar a eso. Toda mi vida me tiré más por el deporte. Por ahora estoy haciendo cursos de edición de video, producción musical y periodismo deportivo. Muchas cosas a la vez porque me gusta aprender de todo, pero no me entusiasma hacer una carrera”, cuenta a Revista GENTE.
“La verdad es que no me imagino estudiando una carrera siete años. Nunca fui de creer que la vida es terminar el colegio, ir a la facultad y trabajar. Si bien resulta lo lógico para tener un futuro, voy probando en base a lo que me sienta cómodo. No quiero hacer una carrera y a la mitad darme cuenta que no es lo mío. Por ahora estoy viendo opciones”, suma.
-¿Y qué te dicen en casa sobre esta incertidumbre que tenés sobre tu futuro?
-Desde que terminé el colegio me dicen que me ponga a estudiar para hacer una carrera porque a mi me fue muy bien en la secundaria. En este momento de mi vida no es lo que necesito. Hay gente como mi papá que encontró su vocación desde los 12 años. Yo no tuve esa suerte.
-¿Por qué dejaste el fútbol?
-Jugué, quedé y me lesioné. Por eso me tuve que volver acá. Ando un poco mal de la rodilla, tratando de mejorarme. En eso soy bueno, pero siento que de chico no le metí la energía que debía y ahora estoy un poco grande para pensar en un futuro relacionado al deporte de manera profesional.
-Con una familia tan arraigada a la música, ¿no te sentiste influenciado a seguir un mandato familiar?
-Sí, obvio. La música está presente desde que nací. Me crié aprendiendo a tocar instrumentos. Lo probé, pero no me llevó a una instancia en la que pueda decir que me encanta o que era una vocación. Probé edición musical, producción… toco guitarra, piano, ukulele. Trabajo desde hace tres años con mi abuelo en el armado de los escenarios de sus shows.
"Tenía miedo por lo que le podía llegar a pasar a mi mamá"
Volviendo a esos siete meses en Miami, Bautista se muestra más reflexivo. Si hay que elegir una palabra para definir esa estadía puede ser “escape”. Barajar y dar de nuevo. Y aquí la historia se centra en su mamá, quien permaneció inmersa en un fuerte cuadro de depresión y alcoholismo.
En una sentida charla que tuvo en Blender, donde habló por primera vez a corazón abierto de este tema, la ex modelo relató: “Yo no tenía ganas de nada, de nada, ni siquiera enojo tenía. ¿Y qué pasaba? Mis pensamientos eran muy oscuros, todos malos pensamientos. Lo que yo hacía era tomar alcohol, dormir todo el día. Tomaba, tomaba alcohol y dormía, dormía todo el día. Lo hacía para callar esa cabeza, porque también estaba eso”.
“Pasé mucho tiempo con mis energías puestas en ella. Mi cuerpo y mi mente se sentían sofocados. En un momento me pregunté: '¿Y ahora qué hago yo?' Por eso el cambio de aire me llevó a probar vivir solo allá, jugar al fútbol… hacer otras cosas”, afirma Bautista a GENTE.
“Su peor etapa duró un año entero -relata el joven-. Yo no salía de casa para no dejarla sola. Tenía miedo. Ella es lo más importante que tengo en la vida. Por aquel entonces compartíamos el cuarto. Yo me encerraba porque quería que esté bien. Me encontraba a disposición por si necesitaba algo. Todos los días tomaba alcohol a escondidas, pero a nosotros nos decía que no lo hacía. Terminé entendiendo que se trataba de una enfermedad que no podía controlar, pero me dolía que nos mintiera a mí y a mi hermana”, confiesa.
-¿Te enojaba?
-No diría enojo… me decepcionaba. Yo le dije: “Me partís el corazón”. Me hubiera gustado que me comunique que el alcohol la ayudaba a suplir ciertas cosas, para poder sentarme al lado suyo y ayudarla en el momento en que quería recurrir a eso. Pero cuando salíamos aprovechaba y se ponía a tomar. Me lastimaba mucho.
-Esto la lanzó a situaciones límite...
-Sí. Después vinieron tres o cuatro intentos de suicidio. Me acuerdo particularmente de uno porque yo estaba en el gimnasio y mi hermana me llamó desde una sesión de fotos para decirme que mamá se había comunicado con ella para contarle que se quería suicidar. Yo estaba a quince cuadras. Agarré todas las cosas y empecé a correr. Nunca corrí tanto en mi vida. Cuando abrí la puerta del departamento, la encontré tirada en el piso con pastillas por todos lados. Fue muy shockeante.
-Una situación fuerte para vivir a los 20, cuando quizás uno no tiene todas las herramientas para saber cómo actuar.
-Tal cual. Yo era un pibe. Todo el tiempo me pedía que no le cuente nada a mi papá. Por el amor que le tengo, le decía que no iba a decir nada y que por favor deje que la cuidemos nosotros. Eso me llevó a encerrarme, siento que me terminé deprimiendo con ella. Por todo lo que pasó el alcohol me genera rechazo. No quiero en mi vida eso. Ni me le acerco.
-¿Cómo viviste el hecho de que haya decidido contarlo públicamente?
-No me molesto que lo haya hecho. Hablando sanás las cosas. Por eso le pedía que se comunique. Si esto ayuda a otras personas que están pasando por lo mismo, me pone contento.
Cómo es llevar el apellido Ortega y su relación con Palito, un abuelo ícono nacional
“Mi abuelo hace dos o tres Luna por año. Dice que es el último año, pero siempre vuelve. La gente lo quiere mucho. Él siempre me apoyó en todas mis ideas. Hasta me acompañó a probarme a River”, comenta Bautista al hablar del legendario cantante tucumano de 83 años.
“Es muy loco ser su nieto porque en los asados del domingo tiene muchas historias para contar. Una persona común no vive lo que vivió él en una sola vida. Siempre decimos que son como las mil vidas de Palito. Todo el tiempo te cuenta una nueva, de las cuales aprendo. Hizo todo”, manifiesta con orgullo.
-¿Sos consciente de lo que representa su figura a nivel nacional?
-Sí, por eso lo admiro. Desde el lugar humilde de donde vino hasta donde llegó. Lo difícil es mantenerse, y lo logró. En los shows se mueve como un niño de veinte años. Baila, salta… nadie lo entiende. Es una buena persona, alguien que se maneja de la misma forma tanto en lo público como en lo privado.
-¿Pesa el apellido Ortega?
-No, para nada. Nunca me importó. Yo no quiero apoyarme en eso, prefiero hacer mi vida y, si en algún momento soy reconocido, que se sea por lo que hice yo y no por otros.
-Con una historia de amor de seis décadas con Evangelina, ¿te da consejos de amor?
-Cada tanto me tira alguno que otro. ¡Pero me pidió que no los comparta con nadie! Pensá que están casados hace sesenta años. Es un montón. Ahora las parejas se separan después de un año de relación, la gente no dura tanto junta (risas).
-¿Cómo lo vivís vos?
-Estoy soltero y re quiero ponerme de novio con alguien con quien pueda compartir la vida. Los vínculos son difíciles. Siento que las relaciones de pareja se van muriendo. El “te amo” no tiene el mismo valor de antes. Nosotros idealizamos a las personas de las redes, que no son así en la vida real. Por eso me gusta conocerlas en el cara a cara, no por Tinder. Hay como un miedo a enamorarse.
La relación de Bautista Ortega con Julieta Prandi, y la familia ensamblada
En septiembre de 2020 Julieta Prandi y Emanuel Ortega confirmaron que comenzaban una relación. Parece que el tiempo pasó en un suspiro, pero en el medio hasta hubo una pandemia. Lo cierto es que la modelo hoy es una más del clan Ortega a quien aceptaron más que bien.
“Con ella tengo la mejor. La quiero mucho y lo sabe. Le hizo muy bien a mi papá. Yo lo noto muy contento. Tengo una muy linda relación también con sus hijos. Voy muy seguido a su casa y ellos vienen los domingos a los asados en lo de mi abuelo. La familia se expandió”, destaca.
Y suma: “Mis padres tuvieron una relación de más de veinte años que en el último tiempo se terminó desgastando. Yo no los veía bien a los dos. Nunca fueron de ponerse a pelear, pero con mi hermana nos dábamos cuenta. Les decíamos que se separen, que sean felices haciendo cada uno lo que quiera. Nosotros somos sus hijos y los apoyamos”, cierra Bautista.
Fotos: Rocío Bustos
Estilismo: Ale García (@alegarcia360)
Retoque digital: Darío Alvarellos
Maquillaje y peinado: @rocio_somoza, para @sebastiancorreaestudio
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