El 21 de junio de 1980 la ciudad de Rosario vio nacer a Silvina Luna. El último viernes cumpliría 44 años, una fecha más que especial ya que se trata del primer aniversario de natalicio en el que no se encuentra en este plano. Su vida se apagó el 31 de agosto de 2023, pero su figura aún se encuentra grabada a fuego en el recuerdo de todos. Especialmente en el de su grupo más íntimo de amigas, ésas que la acompañaron en silencio y fueron su sostén -junto a su hermano Ezequiel Luna- durante aquellos días más difíciles.
“La gorda es lo mejor que nos pasó en la vida a todas… Desde que partió no hay un día en el que no hablemos de ella”, arranca diciendo Analía Reina, una de sus mejores amigas de la modelo y a la vez integrante de “Amigas por siempre”, el grupo de WhatsApp que compartían con ella y sigue activo, transformándose por estas horas, a partir del llamado de GENTE, en una conversación en la que florecen los recuerdos de la propia Reina, Victoria y Soledad Rodríguez, más conocidas como las mellizas Petardo; Romina Santizo, a quien apodan como ‘La arqui’; Estefanía Prieto, Eugenia Oresana y Bárbara Covelo.
Con ese mismo sentimiento de cariño, Reina cuenta que planearon ir en grupo ir a llevarle flores al cementerio para recordarla y honrarla este viernes por la mañana. “Yo sé que su alma no está ahí, pero tuve un sueño muy premonitorio en el cual me dijo que todo lo que hablamos y todo lo que nosotras hacemos, ella nos está viendo… Entonces me quedó eso y siento que esto de ir al cementerio es una forma de manifestarle el amor que le tenemos y lo que la extrañamos”, manifiesta Analía, a corazón abierto.
“Para nosotros se encuentra presente todos los días. Vivimos mandándonos fotos y vídeos, matándonos de risa. Cada vez que la soñamos, nos lo hacemos saber y los compartimos, quizás buscando algún mensaje que nos quiera dejar a través de ellos. Siempre pensamos en ella cuando tenemos que resolver algo, viendo de qué manera nos hubiese aconsejado. También recordamos en todo lo que le tocó transitar y tratamos de quitarle importancia a las pavadas... Y lógico, cada vez que miramos la luna, no hay manera de que no pensemos en ella”, añade.
“A Silvina la conocí a través de Vitto y Sole, con quienes trabajaba en las obras de Gerardo Sofovich. Era auténtica, divertida, apasionada, rebelde, indecisa, de una fortaleza única, profunda y filosófica… ¡y enamoradiza! Siempre se tomaba el tiempo para escucharnos. Una gran coach y una gran consejera”, cuenta Analía Reina cómo se inició la amistad.
Cómo era el vínculo de Silvina Luna con sus amigas más cercanas
Quienes conocen a Silvina Luna saben que el círculo en el que se movía era cerrado. De hecho, sus reales amigas del medio se pueden contar con los dedos de una sola mano.
En diálogo con Revista GENTE, por su parte Vito Rodríguez se suma con una anécdota que busca aportar una pincelada de todas las locuras vividas juntas en estos años de amistad. La historia tuvo lugar en Las Leñas, el famoso destino turístico de invierno ubicado en la provincia de Mendoza.
“Conocimos a un grupo de instructores que nos invitaron a la noche a cenar en La Interperie. Nosotras nos re preparamos para salir. Cuando estábamos yendo al lugar, empezamos a preguntarnos dónde quedaba el restaurant “La Interperie”. Y nos dicen es acá “a la intemperie”. ¡Era un asado al aire libre en un tacho cortado, con Fernet en botellas partidas! El tema fue que después nos cobraron todo”, revive entre risas.
En la misma línea, Analía Reina coincide en que llo que más atesoran son los momentos divertidos. “Siempre la pasábamos increíble, riéndonos, contándonos anécdotas, hablando de amor y de nuestras relaciones. Nos ayudaba a tomar decisiones fuertes”, afirma en representación del grupo.
Y agrega: “La recordamos con una entereza única, con muchas ganas de vivir y de salir adelante, siempre con una gran sonrisa. ¡La garra que le ponía! Siempre con voluntad para todo, aunque estuviese mal o dolorida ella iba para adelante. Fue una gran luchadora: hace mas o menos un año que ingresó a su última internación. Un poco antes, nos reuníamos en una casa que tenía escaleras y ella prefería no ir porque no podía subirlas. Entonces entre todas buscábamos un lugar en el que pudiera estar cómoda y no se sintiera mal. Igual, siempre, siempre, y hasta donde pudo, le puso voluntad para todo”.
“Esas juntadas le encantaban. Pero en el último tiempo prefería reunirnos en una casa a charlar más que salir. Le gustaba viajar a lugares de playa, y por eso estuvo tanto tiempo en Panamá y eligió el mismo para escribir su libro”, redondea Reina en nombre del grupo.
Tres secretos de la vida de Silvina Luna
- “Le gustaba mucho el sushi. En las tantas internaciones que tuvo -no en el último período, aclara- siempre que íbamos a visitarla nos pedía que le lleváramos fosforitos. Durante la última etapa en el Hospital Italiano, cuando la desentubaron, nos escribía porque estaba antojada de comerlos de ramen o de sushi”.
- “Le gustaba el perfume Aqua Allegoria de Guerlain. Se lo pedía siempre a Barbie, una integrante del grupo de amigas que vive en México. En el último tiempo había dejado de usarlo”.
- “Cuando le diagnosticaron su problema de riñón cambió muchos hábitos: por ejemplo, dejó de usar pasta dental con flúor y se compró una que no tenía, y cambió el agua florida por sus perfumes”.
La última entrevista de Silvina Luna en Revista Gente
Cuando el 1º de marzo del año pasado Silvina Luna hizo su última producción de tapa en GENTE se venía una nueva etapa profesional en su vida, después de la reconstrucción interna que realizó con el objetivo de aceptar su cuerpo y transformar el daño en algo positivo. “Hubo momentos en los que me perdí para encontrarme. Hoy me siento más plantada, segura y queriéndome así. Me miro al espejo y, después de muchos años, me gusto”, afirmaba por aquel entonces.
“Siempre fui de ir más allá, de buscar algo más. Si me remonto a Gran Hermano, que fue hace veinte años, me importaba poco la opinión ajena, aumenté diez kilos y me reía. Quizás es porque era bastante inocente. Pero cuando empecé en los medios, me di cuenta que como mujeres estamos bajo las creencias de los estereotipos. Por querer mejorar o tener una exigencia sobre mi cuerpo me hice una cirugía y a partir de ahí tuve el problema que es de público conocimiento. Empezó un camino de decir ‘por acá no es’ por lo que comencé a hacer terapias que hoy comparto en mi proyecto con referentes que me dieron herramientas y vinieron a sumar”, decía Silvina.
“En el medio de la pandemia se me ocurrió fundar ‘Simple y consciente’ porque necesitaba contar lo que había vivido y algunas experiencias personales. Arrancó como un blog y después se me ocurrió ser un puente con la gente que estaba buscando herramientas. La pandemia nos permitió tomarnos una pausa y reflexionar cómo era nuestra vida y si éramos felices. Se armó una comunidad re linda”, manifestaba.
“El couching lo que hace es acompañar a personas o instituciones en procesos de reflexión para brindarles una mirada más posibilitadora. Te da herramientas para el día a día, para tener una apertura mental. Me gusta porque hacés un proceso personal para después ayudar a otras personas”, comentaba.