El día que Vilas dio la única entrevista con su hija Andanin: "Papá, ¿a vos te dolían los huesos cuando entrenabas?" – GENTE Online
 

El día que Vilas dio la única entrevista con su hija Andanin: "Papá, ¿a vos te dolían los huesos cuando entrenabas?"

Corría 2015, la niña tenía 12 años y Guillermo comenzaba a entrenarla. Reunidos por GENTE en el Tiro Federal Argentino, juntos recorrieron su entrañable historia de admiración y de coraje. También se sumó de manera espontánea Phian, la esposa tailandesa de Willy y madre de la niña.
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Guillermo y Andanin, Andanin y Guillermo antes de un entrenamiento de 2015, cuando GENTE los reunió en Núñez.

“Hace medio siglo yo iniciaba, como ella hoy, mi camino en el tenis”, decía Willy (allí de 63 años, ahora de 72) observándola con esa fusión de melancolía y devoción que sólo puede inspirar un hijo. Y lo expresaba consciente de, que a los mismos 12 años de la niña -su entrenada-, Guillermo -su padre- había comenzado a competir en Menores, categoría en la que Andanin por esos días ya se animaba a hacerlo.

“… Y mirá vos: pronto me superara en altura”, lanzaba el eterno tenista, uno de los grandes ídolos y referentes del deporte argentino, con un dejo de resignación, refiriéndose a la sonriente y bella morena, quien lo ruborizaba cuando le confiaba al periodista: “La verdad, me pone orgullosa quién fue papá”.

Recién nacida, Andanin junto a una de las raquetas que la acompañarían hasta la fecha.

Todo sucedió para el número 2625 de GENTE, del 10 de noviembre de 2005, que celebraba el cincuentenario de nuestra revista. Un objetivo difícil de lograr pero que logró acceder a un final feliz: reunir al maestro y su -por aquellos tiempos- heredera en el tenis. Aunque más que nada era reunir a un padre orgulloso de su hija con la hija orgullosa de su padre.

Lo que sigue es una entrañable recopilación, que no merece demasiadas explicaciones ni aclaraciones...

Primer game: charla de padre e hija

Mientras recorrían las páginas de nuestra revista, la niña gozaba hojeando las proezas de su papá. Entre otras, Vilas llegó a la final de la Copa Davis (1981) y consiguió 62 títulos mayores, incluyendo un Master (1974) y cuatro Grand Slams: en Francia y en Forest Hills (ambos durante 1977) y dos en Australia (1978/79).

Andanin: Pá, ¿los huesos crecen, se lastiman?

Guillermo: Crecen, pero no se lastiman, hija. Van desarrollándose. ¿Por qué me preguntas?

Andanin: Pasa que después de entrenar y jugar, a veces me duele un poco el brazo derecho... ¿A vos te pasaba de chico?, ¿te dolían los huesos cuando entrenabas?

Guillermo: Seguro. Como están en período de crecimiento, más los exigís, más duelen. ¿Te conté cuando era pibe y me la pasaba en el garaje pegándole a la raqueta?

Andanin: Y rompiendo lamparitas, jaja.

Guillermo: ¡Te acordás! (se sorprende) Bueno, terminaba y me dolía la zurda. También me sucedía al darle al frontón en el club.

Andanin: Lo mismo que hago yo ahora, pá.

Guillermo: Lo mismo, hija.

Segundo game: palabra de Guillermo Vilas

"Cuando termina de practicar siempre me pide quedarse otro rato practicando... Me hace acordar a alguien”, comentaba pletórico de orgullo Willy, por aquellos tiempos de 63 años.

“Parece mentira, pero medio siglo después siento que aquel arranque de mi carrera empieza a repetirse. Hace cincuenta años yo iniciaba, como ella hoy, un camino serio en el tenis. Porque mi primer profesor (Felice Locicero, fallecido) empezó a soltarme la rienda, dejándome competir de a poco, a los 11, 12 años... La misma edad de Andanin. Tampoco es casual: estoy usando el método que Locicero utilizo en mí. Me armo el cuerpo y la técnica paso a paso. Mi niña debutó en 2014, participó en un par de torneos, se lesionó y retomó en enero. De regreso jugó varios campeonatos y ya casi no baja de semis. Incluso ganó dos de las últimas seis finales. Puede terminar el año entre las 40 mejores menores de 12”.

Tercer game: mini-repo a la hija mayor

Durante uno de aquellos entrenamientos diarios (seis veces a la semana) con Andanin en el Tiro Federal Argentino.

–¿Sabes quién fue tu padre?

–Si. Admito que a veces encuentro en casa alguna revista, fotos, y me pongo a verlas. Fue un gran tenista.

–¿Qué es lo que más te llamó la atención de lo que viste y te contaron?

–Su esfuerzo. Me enteré de que se esforzaba un montón para jugar bien. Trato de aplicar su ejemplo en mí. Me divierte entrenar. También me encanta jugar.

Vilas con su hija mayor (sumaba 8 años) y las menores, Intila y Lalindao. “Las tres le pegan duro a la pelotita”, contaba Vilas. Guillermo Jr. nacería en 2017.

–¿Cómo te relacionás con las derrotas?

–Ahora, bárbaro. Papá suele repetirme que, si bien consiguió numerosos torneos, cayó en más. Me enseña a saber perder, a ser buena deportista con el rival, y a disfrutar cuando me sale la técnica, como tirar un lindo globo. Igual, reconozco que me pongo algo loca si juego mal.

–¿Él te lo reprocha?

–No me dice nada. Tampoco tiene sentido, porque me doy cuenta sola. Quizá después hablamos del tema… Sí, ¡me adelantó que me va a enseñar a tirar la ‘Gran Willy’!

Cuarto game: papá Willy y mamá Phian

Andarin y sus padres, Willy y Phian.

–¿Cuál es el primer recuerdo que los aborda de Andanin?

Guillermo: Me estaba por bañar y escucho a Phiangphathu (Khumueang, tailandesa): “¡William! “¡Mac mac water!” (algo así como “Rompí la bolsa”). Tomamos un taxi y nos fuimos a la Clinique de La Muette (en París). Y ahí llegó nuestra hermosa beba de ojos marrones y pelo negro.

Phian: Aquel 15 de noviembre de 2003, me acuerdo, no entendía nada. Yo era muy joven, de 19 años, y de repente sostenía en mis manos a una niñita del tamaño de dos botellitas de agua... Eso me viene a la mente. Y la decisión de su nombre: “la bella mar”/“el mar más bonito”, en tailandés.

Guillermo Vilas, Phiangphathu Khumueang y su primera hija, Andanin.
Recién nacida.

–Cuando la descubren superando a su mamá en altura y casi alcanzando a su padre, ¿qué sensaciones los atrapan?

Phian: No sólo dejó de usar mi ropa, sino que ¡ya no le entra! Pegó un estirón importante en 2015 (sube y baja la cabeza). Con su 1.65 metros superó de un saque mi 1.62.

Guillermo: Me escucha, presta atención. Se nota que creció un montón.

–¿Tiene novio?

Guillermo: Que conteste la madre...

Phian: No. Y no la dejamos maquillarse.

–¿A usted le gusta que juegue al tenis?

Phian: Eso sí. Hasta le junto las pelotas, je.

Quinto game: dice Andanin Vilas

Andanin en la actualidad, con el Mar Mediterráneo de Montecarlo, Mónaco, como postal.

“Soy normal, tranquila e hincha de River. Curso sexto grado y me considero una buena alumna. Sé castellano, inglés y tailandés. Uso celular, pero no consumo WhatsApp. Tampoco Facebook ni Twitter. Adoro hacer los trabajos de Ciencias Naturales, charlar con amigas, y juntar piedras y caracoles y plantar árboles con mis hermanas menores, Intila y Lalindao, que se llevan once meses y medio. Me atrae todo tipo de música, el sushi, el asado y no tanto la milanesa. Admiro a María Sharapova y al Rafa Nadal. ¿Mi fuerte? Ver partidos de los rivales antes de enfrentarlos. ¿Mejor golpe? Quizá el saque. ¿Papá y el tenis? Alguien que me da tranquilidad. ¿Mamá y el tenis? Alguien que me aconseja que dentro de la cancha piense en mi padre como entrenador y no como papá. ¿Futuro? Intento que sea el tenis”.

Set point: charla de padre e hija II

Con uno de los primeros trofeos de la primogénita.

Andanin: Si me toca viajar más seguido, ¿vas a acompañarme, pá?

Guillermo: Obvio. Como ahora. Estoy preparado. Y va a ir toda la familia... Pero no nos apuremos.

Andanin: Lo sé. Hay que ir lentamente.

Guillermo: 2016 va a ser una buena temporada para seguir aprendiendo y experimentando.

Andani en acción. Diestra, alguna vez su padre pensó en que entrenara la zurda, mano que a Guillermo lo convirtió en una leyenda del tenis. Luego desistió de esa posibilidad.

Andanin: Yo me veo participando algún día en los grandes torneos.

Guillermo: Ojalá. Jugás muy bien y le pegas fuerte. Pero hay que tener paciencia.

Andanin: ¿Cuánta paciencia, pá?

Guillermo: Querés acelerar los tiempos. Igual que cuando entrenas y me pedís quedarte otro rato practicando.

Andanin: Paaá...

Guillermo: Sí, ya sé a quién me hacés acordar (carcajada de ambos).

Match point: Andanin hoy

La última semana en un viaje a Provenza, a 152 kilómetros de su casa en Montecarlo. Andanin siempre fue cultora del bajo perfil.

Desde 2017 Andanin reside en Montecarlo, Mónaco, junto a su familia: su papá, que sufre un deterioro cognitivo, Phian (40), Intila (13), Lalindao (14) y Guillermo Vilas Jr. (7). “Mi mamá siempre nos recuerda quién fue mi papá. Como mis hermanos también juegan al tenis, les aconseja que para progresar deben hacer el `esfuersazo´ que hizo su padre: entrenar, viajar, participar y participar en campeonatos. Aunque yo no lo conocí jugando, lo considero mi superhéroe… A él le gusta que la gente se acuerde de él”, se lo escuchó mencionar hace poco.

La última imagen pública de Guillermo con su niña mayor: cuando él cumplió 74, en 2020, en plena pandemia. A su lado, también el resto de la familia.

–¿Y cuál es su actualidad, Andanin? –le consultó GENTE en las últimas horas, adelantándole la publicación de la presente nota del Día del Padre.

–Sigo jugando al tenis y compito en torneos profesionales ITF (International Tennis Federation). Puedo hacerlo gracias a mi Universidad, que me ayuda a viajar para competir y a la vez estudiar: curso Administración de empresas y luego voy a enfocarme en finanzas. Ellos apoyan mucho mi carrera tenística y siempre se encuentran a disposición.

–Y aprendió la “Gran Willy”, ¿verdad?

–¿Viste el video de mi Instagram? (suspira). Sí, ya me sale.

Fotos: Christian Beliera y Archivo Grupo Atlántida
Arte y diseño digital: Darío Alvarellos
Agradecemos a Eduardo Puppo

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