A poco más de una semana de la polémica separación entre Emilia Attias y el Turco Naím surgen cada vez más interrogantes sobre cómo continuará la expareja su relación profesional, ya que muchos aspectos los unen en este ámbito. Por ejemplo, durante algunos años, Naím acompañó a la modelo y actriz argentina en su carrera.
En 2013, Emilia Attias y Julio Sibara decidieron expandir sus horizontes e incursionar en el mundo de la gastronomía, buscando diversificar sus fuentes de ingresos. Con mucho esfuerzo y dedicación, dieron vida a Poe, un bar ubicado en el barrio de Núñez que rápidamente se convirtió en un éxito. El local atrajo a modelos, actores y amigos del espectáculo, consolidándose como uno de los más populares de la zona.
El éxito de Poe inspiró a la pareja a continuar invirtiendo en el sector gastronómico. Así, abrieron Cadillach, una cervecería y pizzería con una planta cultural, y Corazón Delator, un bar pintoresco que también gozó de gran aceptación. Estos tres establecimientos se mantuvieron exitosos a lo largo de los años, convirtiéndose en un pilar económico para la familia Attias-Naím.
En una entrevista previa, el Turco Naím detalló: “Tengo tres bares, uno muy grande que se llama Cadillach, es una pizzería, una planta cultural con cervecería artesanal que es gigante. Después tengo Poe, que es un clásico de hace muchos años, y tengo otro, que es Corazón Delator. Todos los bares funcionan después de las seis de la tarde y cada uno tiene su impronta. Son divertidos y va bastante gente joven. Está bueno porque uno está en contacto con la gente”.
Emilia Attias también ha hablado en distintas entrevistas sobre estos proyectos a los que ella había puesto mucho amor y veía como sus segundas casas. "Poe está escondidito y es un homenaje a Edgar Allan Poe que es un escritor que nos gusta a ambos y está un poco reflejado su mundo dentro del bar. Es una planta antigua en la que viviamos nostros antes y lo hicimos bar. Donde estaba mi cama ahora hay un living con una barra", contó en una entrevista a FW en Vivo.
"La verdad es que me gusta mucho porque siento que le abrí la puerta de mi casa a todos y me siento una súper anfitriona. A mí la verdad que me re gusta recibir gente en mi casa, organizar todo y cocinar, entonces fue un poco reflejar nuestro mundo interior en ese bar. El bar es mi segunda casa", continuó explicando la esencia del bar.
Pero ahora estos negocios presentan un reto para la pareja, la cual deberá hacer su división de bienes, al que además de los bares se suman sus propiedades. Con más de 20 años de historia juntos, la tarea de separar sus vidas personales y profesionales no será sencilla.