Esponjosa, con forma de caracol, rellena y cubierta de azúcar impalpable, esta delicia proveniente de Mallorca echó raíces en la localidad bonaerense de San Pedro, a unos 160 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Tanto es así que la localidad posee el récord Guinness a la ensaimada más grande del mundo -midió 10 metros y pesó 1.350 kilos-, es la capital nacional de este manjar y el lugar donde se realiza, cada agosto, la fiesta para conmemorarla.
Este producto, tan arraigado en la vida y cultura sampedrina, arribó de la mano de aquellos inmigrantes españoles que vinieron a la Argentina en busca de un futuro mejor. Algunos, provenientes de las Islas Baleares, eligieron para asentarse la ciudad de las barrancas y en la que fluye el río Paraná. Actualmente existe una institución llamada Agrupación Mallorca de San Pedro, integrada por mallorquines y descendientes, cuyo fin es mantener viva la cultura de origen.
La palabra ensaimada proviene del árabe saim que, más tarde, tomado por el catalán, se transformó en saïm, que significa manteca de cerdo. De ahí, que sea una torta “ensaimada”. El vínculo con los árabes no debe sorprender por su importante presencia en las Baleares.
Incluso, tienen un plato llamado bulema que se prepara casi igual, pero sin la manteca de cerdo. Otro dato curioso es que se cree que la forma de este bollo se debe a que emula un turbante.
Harina, huevo, azúcar, manteca de cerdo y levadura son los ingredientes principales de este ícono de la pastelería de San Pedro, que implica dos o tres días de preparación.
Se consigue en tres tamaños: individuales, medianas y grandes. En cuanto al relleno, la versión argentina puede ser de pastelera o dulce de leche, mientras que en la mallorquina el más común es conocido como “cabello de ángel”, un dulce hecho con los hilos del zapallo.
Los mejores 4 lugares donde se venden ensaimadas en San Pedro
Si bien es muy popular en todo San Pedro, son cuatro los lugares más recomendados para probarla: Bonetti, La Ensaimada, La Perla y la panadería 505.
“La más rica”, “No podés ir a San Pedro y no probarla”, se lee en los comentarios de la panadería Bonetti, ubicada un poco alejada del centro (Riobamba 630), pero no por eso menos concurrida. Tiene tanta demanda que pueden quedarse sin en el día, ya que venden el producto fresco. Hay de dulce de leche, pastelera o mixta.
El dueño de este local (antes llamado Nuevo Horizonte) era Rubén Bonetti, quien falleció a fines de 2020, hoy están a cargo sus hijos. Como la mayoría de los que las elaboran, aprendió el paso a paso trabajando con el mallorquín Juan Puig, maestro indiscutido de la ensaimada en la localidad.
Puig nos lleva a La Perla, confitería que fundó y la primera en hacerlas y venderlas. Incluso tiene una placa que lo avala y reconoce. Al fallecer, cambió de dueños y de lugar, hoy se encuentra en Bartolomé Mitre 945, donde siguen vendiendo el amado dulce traído por Puig en 1909. Aquí también se puede conseguir una rellena de pastelera de arándanos.
En cuanto a La Ensaimada, local que pertenece a Pablo Castillo, quien fue el autor de la más grande del mundo en 2003, se la puede hallar en los tres tamaños y tres rellenos (crema pastelera, dulce de leche y mixta).
“Hay una característica imprescindible que debe tener: al degustar y apretarla contra el paladar, una verdadera ensaimada Mallorquina debe deshacerse en la boca. Si la tenemos que masticar es una factura o pan de leche”, afirman desde la pastelería ubicada en Bartolomé Mitre 1099.
Y ofrecen algunos tips para tener en cuenta a la hora de comprarla: “Las de crema pastelera casera duran 12 horas fuera de la heladera (a 20ºC) y 3 días en la heladera, desde el momento que se la adquiere (sabemos que duran más, pero no podemos garantizar un producto del cual no conocemos el trato y el recorrido que va a tener luego de la adquisición). Las de dulce de leche duran hasta que la masa se ponga seca y depende del cuidado que usted le dé. Tenga en cuenta que si queda destapada se va a secar más rápido por el contacto con el aire”.
Por último, la panadería y confitería 505 (3 de Febrero 2205), donde el maestro de la ensaimada también dejó su legado. Es que Facundo Confortola, encargado del local, aprendió la receta practicando con el mismísimo Puig, que era amigo de su padre. Aquí se consigue de pastelera o dulce de leche y de varios tamaños.