La increíble colección vintage de Star Wars que te dejará sin aliento – GENTE Online
 

A 25 años del estreno de "Episodio I", el mayor coleccionista vintage de Star Wars nos abre su santuario y muestra sus tesoros

Tiene 55 años, se llama Diego, pero todos lo conocen como DOE. Desde chico busca, compra, cambia, atesora aquellas primeras joyas de la franquicia creada por George Lucas en 1977. “Soy un cazador en potencia”, se define celebrando dos fechas históricas para la saga: el Día de Star Wars y la llegada de La amenaza fantasma.
Actualidad
Actualidad

–Entonces el primer muñequito, el primer juguete de Star Wars que tuvo en sus manos, ¿no lo conserva?

–Lamentablemente, no. Un Darth Vader que en 1978 me compró mi padre (Roberto, fallecido dos años después) en la librería del barrio. Ese sí tendría para mí un enoooooorme valor, al margen de lo económico.

Conclusión: el principal coleccionista vintage de SW en la Argentina delata, en tiempos de un nuevo Star Wars Day, Día de SW o May the 4th be with you (como quiera llamarse al 4 de mayo de cada año) y del cuarto de siglo cumplido desde el estreno de Episodio I: La amenaza fantasma, que no arrancó bien su colección.

–Callate –avanza–, que la cosa no quedó ahí… De entrada te cuento que mis únicas dos figuras sobrevivientes de la infancia, y bastantes gastadas, son las de Chewbacca y C–3PO. Bueno, el día que una novia que tenía uno de mis hermanos (soy el menor de tres) me obsequió la primera en un cumpleaños, abrí el envoltorio y mande: “¡Justo me regalás el muñeco más feo!”. Recuerdo la frase igual que la mirada de enojo de mi madre (Susana) ante semejante descortesía. Y no me voy a extender sobre la época del secundario, cuando por vergüenza bajé cada juguete de las repisas de mi cuarto…  Listo, acabo de declarar todos mis pecados. Espero haber quedado libre de culpas y cargos (risas iniciales).

El café que convida llega en una taza de Star Wars, que se apoya en un posavasos de Star Wars, que le recuerda una anécdota de Star Wars... Y así es todo en el universo paralelo de DOE.

HACE MUCHO MUCHO TIEMPO EN UNA CASA DE MUNRO

Al marido de Pamela (48) y padre de Sergio (18), y Rocío (22) no le gusta explayarse en detalles personales. Tal vez porque, como los buenos directores de cine, prefiere mostrar –y hablar horas de su obra– antes que de sí mismo. Lo cierto es que se hace llamar Diego DOE, Von DOE o DOE, a secas. “Me lo puse a fines del siglo pasado para crear un usuario en MercadoLibre, y quedó. Como en el ciberespacio todos somos anónimos y la traducción al inglés de “doe” equivale a “un don nadie”, lo dejé así. No me gusta dar el apellido, así se mantiene el misterio (disfruta el comentario), aunque tampoco es tan poco común, te aclaro. Ahora, si querés definirme…

Los primeros muñecos propios más antiguos que conserva Diego: C-3PO y Chewbacca.
El “early bird” fue la primera pieza en salir a la venta de la franquicia. Al no llegarse a tiempo con la producción de figuras de acción para Navidad, se decidió vender un sobre de cartón con la promesa de que en unos meses los compradores recibirían cuatro figuras antes que nadie. La visión de la marca Kenner.
Justamente, las famosas primeras cuatro figuras de la colección que enviarían como primicia en 1978 a quienes habían comprado previamente el cartón.
Un set de rompecabezas en su exhibidor completo, con licencia argentina.
Cuando el furor ya había pasado, las grandes cadenas comenzaron a reempaquetar los juguetes para venderlos masivamente a un bajo costo. En este caso, eran piezas que décadas después se convertirían en un grial para coleccionistas.

Apenas me obsequiaron el primer muñequito, hace décadas, en un cumpleaños, abrí el envoltorio y mande: '¡Justo me regalás el muñeco más feo!'. Recuerdo la frase igual que la mirada de enojo de mi madre (Susana) ante semejante descortesía. Y no me voy a extender sobre la época del secundario, cuando por vergüenza bajé cada juguete de las repisas de mi cuarto…" 

Una caramelera cerámica de gran porte de 1977. Obtenida en estado impecable en San Telmo, a fines de la década del 80.
Vista de una vitrina con material de varios países compilado por el coleccionista.
De las primeras pieza Kenner: una radio. Mucho material de productos ya realizados se volvía a usar en otras franquicias. Sólo se le cambiaba el arte.

–Queremos.

–Hacélo así, por favor: un comerciante bonaerense y coleccionista de  la cultura de los años ‘50 al ‘ 80 en todas sus expresiones, música, publicidad imagen. y también motos. Creador y entusiasta m, tal vez por la edad un “pionero” administrador de varios grupos relacionados con ambos hobbies, como el de Star Wars Kenner Vintage focus group, @lacaswal (primer grupo en el país con foco específico en material vintage de Star Wars), y otro de Facebook dedicado a las Harley–Davidson y motos de alta gama, nacido en marzo de hace 55 años, ocho antes del “verano D”.

–“¿Verano D?” –repetimos aceptando picar la carnada para que nos entusiasme con cierto interesante relato que no tardará en llegar.

–Recuerdo que era un día caluroso de febrero del ‘78 y yo ayudaba desde la vereda de casa a mi padre, que lavaba su Chevy. De la nada pasó por la puerta un amigo del colegio con su madre y me preguntó: “¿Vamos al cine?”. “Dale”, le contesté sin consultar qué película veríamos. Obvio, era una excelente idea para un escape elegante. Mi vieja me autorizó, me dio unos pesos para la entrada y golosinas, y partimos. Volví a las tres horas.

–¿Cómo volvió, en qué condiciones?

–Conmovido, fascinado, flasheado. Se me había abierto la puerta de un mundo maravilloso que, aún hoy, rumbo a las cinco décadas de aquel estreno, permanece abierta. Descubrí La guerra de las galaxias y ya nada sería igual en mi vida –arriesga mientras hace un paneo a los cinco metros de largo, cuatro y medio de ancho y tres de alto que sintetizan su manera de lograr que tal puerta justamente “permanezca abierta”.

“COLECCIONAR ES UNA ADICCIÓN, PERO SANA”

Sosteniendo la foto y el autógrafo de George Lucas, "el creador de toooooodo lo que ves alrededor", sentencia con acierto DOE.

Nos referimos a una especie de santuario casero en la zona norte donde descansan 160 figuras en sus blisters cerrados, más 300 sueltas, con sus accesorios; dioramas, naves, cajas de productos de todo tipo y de todos los países donde hubo licencia, posters, fotos autografiadas. En síntesis, un maravilloso viaje de película al merchandising de los primeros tres filmes (Episodio IV: Una nueva esperanza –1977–, V: El imperio contraataca –80– y VI: El regreso del Jedi –83–) de la franquicia creada por George Lucas.

Los autógrafos de Kenny Baker (R2-D2), Peter Mayhew (Chewbacca) y Carrie Fisher (Leia Organa).
Kenny Baker (R2-D2) autografía su foto.
Con Peter Mayhew (Chewbacca).
La dedicatoria de Mark Hamill (Luke Skywalker).
Con Anthony Daniels, actor a cargo del personaje de C–3PO.
Diego y Temuera Morrison, quien por estos tiempos encarna a Jango Fett en la versión de la serie Boba Fett.
El autógrafo que le dedicó Carl Weathersm: Apollo Creed en las Rocky y Greef Karga de la serie Mandalorian. Falleció hace pocas semanas.

Cuando vi por primera vez 'La guerra de las galaxias' en 1978 terminé conmovido, fascinado, flasheado. Se me había abierto la puerta de un mundo maravilloso que, aún hoy, rumbo a las cinco décadas de aquel estreno, permanece abierta. Ya nada sería igual en mi vida”

"Dentro de todo el universo de personajes siempre mi favorito fue Boba Fett –cuenta el coleccionista, en la imagen a la par de a Jeremy Bulloch, el primero que lo interpretó–. Era un cazarrecompensas letal, de pocas palabras, el mejor y más respetado en su oficio, alguien que carecía de afiliaciones: trabajaba para el mejor postor. Ni hablar de su ajetreada e imponente y colorida armadura."
"A la fecha, un gran amigo", define a Daniel Logan, quien recreó a Boba Fett de niño en Episodio II: El ataque de los clones.
Con Temuera Morrison, quien encarna a Jango Fett en la versión de la serie Boba Fett y Gabriel Campos, otro importante coleccionista argentino.
DOE asistió a todas las Celebrations de Star Wars desde 2007 (Los Ángeles, Orlando y Chicago, entre otras ciudades), siendo tres veces invitado como panelista en las charlas sobre coleccionismo internacional. En la imagen: en Anaheim 2021, llevando el conocimiento y la cultura de Sudamérica a la cuna del coleccionismo, que es Estados Unidos.
Junto a Gabriel Campos y Stephen Sansweet, el mayor referente en la materia de SW en el planeta: preside en California el Rancho Obi–Wan, un museo donde exhibe más de 300 mil piezas, “y escribió una docena de libros que nos sirvieron de guía. Alguna vez le vendí algo…”, confiesa Diego.
En Modesto, California, la casa de la infancia de George Lucas.

–Si bien sus piezas resultan irrepetibles debido al tiempo transcurrido desde que se gestaron, ¿por qué no amplía la colección a los seis largometrajes que le siguieron a la saga, a los derivados de ellos, a las series de una franquicia que, desde que la adquirió Disney no para de crecer?

–En mi caso, después de ver en 1999 Episodio I: La amenaza fantasma decidí, afortunadamente, poner un punto final y no comprar nada posterior a las tres producciones originales y su época de influencia. Se relaciona no solo a los costos y a la imposibilidad de obtener todo. Imaginate que cubriendo de 1978/86 a mí todavía me faltan cosas y siguen apareciendo nuevas!

–¿Qué es un coleccionista?

–De entrada, te aclaro que coleccionar para mí es una adicción, pero sana. Una linda forma de llenarme de satisfacción. Luego, definiría al coleccionista como un hábil cazador en potencia, no solo en lo mío, aplica a la búsqueda de una camiseta de fútbol, una estampilla o una figura de acción.

–¿Qué hay de los precios?

–Ninguna colección debería ser ponderada por su valor sino por el sacrificio y esmero de quien la posee. He vendido reliquias para acceder a algo que me interesaba más, y en general cediéndolas a colegas que, yo sabía, iban a valorarlas. He dejado de irme de vacaciones por adquirir algo para mi colección… es que coleccionar es abstraerse un rato de la realidad, el trabajo y los problemas, sentir que cada cosa que se consigue es un trofeo para que uno mismo –no otro– admire y disfrute. Coleccionar es convertirte por un ratito en un niño grande.

–¿Juega con sus juguetes (y perdone la redundancia)?

–Limpiarlos, acomodarlos, organizarlos son mis formas de jugar con ellos.

–¿Cómo se reconoce a un nuevo coleccionista de alguien experimentado?

–Un viejo coleccionista, si puede, no deja pasar de largo algo que lo entusiasmó. Tampoco se obnubila por lo extranjero. Yo le he canjeado a coleccionistas americanos y europeos juguetes argentinos que jamás pude volver a conseguir. Di oro por baratijas, sin comprenderlo. Errores en el aprendizaje, no siempre se gana. Aparte, un coleccionista es consciente de que la búsqueda nunca se termina. Siempre queda algo más por conseguir. Por último…

–¿Por último?

–Un coleccionista casi siempre cree que inició su galería convencido de que sería la herencia de los hijos, para terminar entendiendo que se convertirá en su propia jubilación (risas finales).

“La familia banca mi hobbie y me acompaña, aceptándolo”, dice agradecido DOE. 
“¿Qué me falta?... Las colecciones nunca se terminan”, perjura.
Más de sus tesoros: el mismo juguete pero de diferentes orígenes: mercados americano, europeo y asiático.
Para cada película de la trilogía inciial la cadena Burger King en sociedad con Coca Cola entregaba en sus restaurantes cuatro modelos de vasos en vidrio, uno por semana. Mercancía que Diego guarda a cuatro llaves.
Figura argentina de la marca licenciataria Top Toys firmada por el emblemático propietario de la firma Héctor Mondrik.
Vehículos, personajes, en todas las escalas exhibidas en sus rebosantes vitrinas.

Ninguna colección debería ser ponderada por su valor sino por el sacrificio y esmero de quien la posee. He dejado de irme de vacaciones por adquirir algo para mi colección… Coleccionar es abstraerse un rato de la realidad, el trabajo y los problemas, sentir que cada cosa que se consigue es un trofeo para que uno mismo –no otro– admire y disfrute. Coleccionar es convertirte por un ratito en un niño grande"

Arriba: Figuras 3 3/4 de Argentina, Japón e Italia. Abajo de ellas: Sin licencia, de países donde ni siquiera se estrenaron los filmes de Star Wars (Hungría y URSS).
A escala única para la época, lanzada en Japón y con error de traducción: “Stoom trooper”, en lugar de "Stormtrooper". Luego lo corrigieron.
La nave de Boba Fett. En la actualidad su nombre fue eliminado.
Vehículos en escala chica: combinación de plástico y metal en sus cajas originales de una colección que se truncó, convirtiéndose en piezas muy difíciles de hallar.
Set de naipes licenciados para Argentina con su correspondiente caja contenedora sin uso.
“Proof cards” o cartones que nunca fueron ensamblados con la burbuja y su figura correspondiente. ¿Un detalle fundamental? El cambio de nombre de la película. A punto de ser estrenada Lucas decidió que la palabra “revenge“ ("venganza") no era apropiada para la filosofía de los jedi, y decidió cambiarla por "regreso".
"Las revistas GENTE de 1977 en adelante que fueron cubriendo distintos momentos históricos de SW también son joyas de mi colección que conservo impolutas", cierra para nuestra grata sorpresa DOE.

Fotos: Leo Ibáñez y gentileza de Diego DOE y @rancho_trotacielos
Diseño de portada y retoque de fotos: Gustavo Ramírez

Más información en Gente

 

Más Revista Gente

 

Vínculo copiado al portapapeles.

3/9

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipisicing elit.

Ant Sig