Emir Abdul Gani es el protagonista de la tapa de GENTE Uruguay del mes de marzo. El bailarín uruguayo que conquistó las redes sociales y que se convirtió en todo un referente de su disciplina en la región recordó sus inicios, habló de su lucha y sus convicciones como profesional, y adelantó sus nuevos proyectos artísticos, que lo acercarán al séptimo arte y que marcarán su regreso a la pantalla chica.
"Lucho por reivindicar la profesión y que los bailarines tengamos el protagonismo que nos merecemos", remarca el artista que se enamoró del baile a los 6 años en la entrevista exclusiva con revista GENTE desde el estudio, una de las instalaciones de la redacción.
Amante de las fotos, y con un estilo urbano bien marcado, Emir Abdul realizó una de las producciones fotográficas más "performáticas" en su haber. Es que el bailarín, a pesar de haber advertido que el día anterior se "mató" en el gym haciendo piernas, sorprendió con unos vertiginosos saltos, de aquellos que sólo un bailarín profesional podría realizar sin perder elegancia y gracia.
"Siento que la producción pasó volando. Me sentí muy cómodo. Creo que en otra vida me gustaba hacer fotos", expresó el bailarín tras culminar la sesión de aproximadamente tres horas en la que tuvo tres cambios de ropa.
Hay dos cosas que caracterizan a Emir: su peinado relajado y su amor por los accesorios -indicaron desde el equipo del artista-. Dos factores que se complementaron con los dramáticos looks del diseñador argentino Gustavo Pucheta, el artífice detrás de todos los outfits que solemos ver del uruguayo en redes y en la TV, como fue el caso de Got Talent Argentina.
El primer contacto de Emir Abdul con el baile y el principal factor que lo ayudó afrontar las adversidades
-¿Cómo fue tu primer acercamiento con el arte?
-Cuando tenía 6 años me dijeron que faltaba un niño para hacer una coreo en el colegio, y yo no sabía lo que era bailar. Fui a un ensayo y lo que había visto me encantó. Y cuando lo probé me sentí súper libre y dije yo quiero hacer esto y se lo dije a mi mamá, pero no lo entendía, pensó que se me iba a pasar más adelante. Fue algo muy satisfactorio que sigo sintiendo hasta hoy con 29 años.
-¿Sigue estando ese miedo de poder vivir del arte?
-Sí, lo está. Aunque creo que hoy es más normal que un niño te diga que quiere ser bailarín o artista. Yo siempre digo qué hay dos bandós: el que le gusta lo que hacés y el que no. Y yo siempre voy por el camino en el que uno es fiel consigo mismo y con el círculo que te apoya, porque normalmente uno no está dispuesto a cumplir su sueño por todos los malos comentarios de alrededor que te dicen que no vas a poder o no vas a poder vivir de esto. Por eso me encanta dar clases por todos lados porque me gusta demostrar que pude, porque en mi entorno siempre era un ‘no vas a poder’…
-Comentás mucho que no tenías ese apoyo de tu entorno. ¿Qué te hizo tener esa perseverancia de seguir tu sueño?
-La verdad, no lo sé. Yo simplemente quería sentir esa satisfacción de hacer lo que me gustaba. Yo escuchaba a los adultos decir que trabajaban de lo que no les gustaba pero yo quería trabajar del baile, de lo que me hacía feliz. Me acuerdo que caminando por la calle vi en un colectivo una imagen que decía ‘si vivís de lo que amás no trabajarás ningún día de tu vida’, y esa frase me quedó por muchos años en mi cabeza. Volviendo a la pregunta, no te puedo decir realmente qué me motivó a decir ‘yo voy a seguir mi sueño’, pero sí te puedo asegurar que era muy testarudo y le llevaba la contra a todos (se ríe). Sí te puedo decir que siempre le veo el lado positivo a las cosas, soy muy positivo.
-¿Y en tu familia no había ningún otro artista o vínculo con el arte?
-Nadie, ni primos ni tíos, ni abuelo. Mi papá era comerciante y trabajaba en un almacén que tenía en el barrio y mi mamá era ama de casa y ayudaba a mi papá en el negocio.
-¿Qué te dice tu familia ahora que pudiste demostrar que se puede?
-Mi familia está re orgullosa. Siempre trato de volver a casa y abrazar a mamá porque ellos son como mi cable a tierra. Capaz no lo dicen mucho pero lo siento con acciones, antes no eran tan cercanos a mi carrera y hoy están atentos a todo.
-Hoy que lo artístico tiene otra connotación en lo laboral, y vos estás como referente, ¿en tu familia hay más interés por el baile?
-Sí, mi sobrina quiere ser bailarina, quiere ser actriz. Y yo le doy muchos consejos porque en el colegio hay mucho bullying y trato de aconsejarla para que pueda luchar y que se nutra, que se formé, porque viste que las nuevas generaciones quieren todo ya.
-Vos comenzaste a tomar clases a los 12 años, ¿qué te hizo dar el primer paso y empezar a tomar clases de baile?
-Bueno, a esa edad empecé a ver videos de bailarines, empecé a conocer artistas, coreógrafos. Empecé a ir a las escuelas de barrio para hacer carnaval en Uruguay. También empecé a ir a centros comunales, donde daban clases gratuitas. Luego a los 15 empecé a venir a Argentina a formarme.
-Tenías como un hambre de formarte y crecer. ¿Te costó? ¿Fue un camino difícil o no tanto?
-Yo era muy observador, siempre miraba mucho a los profes, pero muchas veces sentía como que ellos no corregían a todos por igual. Corregían a los mejorcitos y a los demás nos dejaban medio que de lado. Yo con los años entendí que cada uno tiene su proceso de aprendizaje.
-¿Cuál es el mayor miedo de una persona que no baila?
-El miedo más grande de una persona que no baila es creer que no va a poder agarrar la coreo. ‘No voy porque no sé si voy a agarrar la coreo en la clase’. Y eso en realidad no tiene nada que ver, la memoria coreográfica se entrena.
-¿Y esto te marcó como profesional?
-Al ver todo eso supe lo que tenía que cambiar desde mi lugar y lo que no tenía que hacer. Que cuando yo de clases, todos mis alumnos puedan aprender por igual y que no se sientan un número más.
El objetivo de Emir Abdul Gani: "Lucho por reivindicar la profesión y que los bailarines tengamos el protagonismo que nos merecemos"
-Leí que también tenes como meta reivindicar el baile y a los bailarines, que se les reconozca el protagonismo…
-Siempre me dije que si yo llegaba a ser muy conocido quería ayudar a que mis colegas puedan vivir de lo que hacen y que no sean un relleno de elencos, musicales o cualquier laburo.
-¿Sentís que eso cambió un poco?
-Un poco sí, pero falta muchísimo. Yo creo que a los bailarines aún nos falta valorarnos y no hacer cosas gratis por prestigio. Ojo, siento que la culpa no es solo de los bailarines, sino que muchas veces el contratante también se abusa.
-¿Dónde empezaste a ver estos bailarines que te motivaron a bailar o querer hacer esta carrera de bailarín?
-Miraba mucho MTV y HTV, esos bailarines que siempre salían ahí. De Argentina el “Bailando” de Marcelo Tinelli es una vitrina muy grande para los bailarines y de poder mostrar nuestro arte.
-¿Vos pasaste por ahí?
-Sí, estuve. Y me quedó mucho aprendizaje. Me siento agradecido por haber sido parte de eso, tanto en 2019 como en 2021. Siento que llegó en el momento que tenía que llegar, y me dio mucho aprendizaje. Creo que si no hubiese estado ahí no hubiese podido hacer lo que hice después.
-¿Qué hiciste después?
-Es que aprendí a ser coreógrafo y productor. Ver la música, vestuario, cámaras. Y en ese momento empezaron a salir propuestas de Miami para trabajar con artistas, como Daddy Yankee, Anitta, J Balvin…
-¿Tenés alguna anécdota o algo que te haya marcado de trabajar con estas estrellas?
-Algo que siempre rescato y que me quedó marcado es la humildad y la sencillez de estos artistas tan grandes. La humildad que tienen teniendo todo: fama, dinero, prestigio. Si tienen que tomar un café en el piso con nosotros lo hacen.
-¿Te acordás a qué edad fue tu primer laburo pago como bailarín?
-Sí, fue cuando cumplí 18 años. Porque no me querían tomar en el estudio, uno de los más populares de Montevideo en ese momento.
-¿Cómo fue ese primer gran paso?
-Fue muy loco porque en ese momento yo ya estaba teniendo visibilidad en Facebook, que en ese momento era la red social que estaba en su boom. Me ofrecieron dar clases pero lo que me pagaban era nada. Entonces yo les dije que quería cobrar por porcentaje por alumno y no cobrar las clases por hora. Algo que en aquel entonces en Uruguay no existía.
-¿Y qué te dijeron?
-Me dijeron que eso no se hace, pero que si lo quería hacer, ellos no me iban a publicitar y que yo iba a tener que traer a los alumnos. Y yo, ariano, no hay nada que me guste más que me desafíen. Y llené dos grupos de 30 personas y empecé a cobrar porcentajes. Y me di cuenta que me tenía que hacer valer, pero es mi futuro, si no me valoraba yo, no me valoraba nadie.
Emir y su proceso de independencia y Argentina como su segundo hogar
-¿Y cuándo decidís dar el paso de venirte a Argentina?
-Y eso pasa en 2019, creo que tenía 26 años. Yo ya venía a tomar clases acá desde antes pero mi sueño era venir a formar acá. Tuve mucha gente que me ayudó a hacerme conocer haciendo colaboraciones. Flor Vigna o Flor Jazmín Peña, por nombrarte algunas.
-¿Ahí empezaste a hacerte conocido en Argentina?
-Claro, luego me contactó un estudio muy conocido de acá, me ofrecieron hacer una clase, y yo dudé. Porque recién empezaba a hacer videos en YouTube y no sabía. Pero en 20 minutos se agotaron las dos clases que iba a dar y yo no lo podía creer. De ahí empecé a hacer una gira por Argentina, y la gente me pedía fotos, se ponía eufórica y yo no entendía nada. Yo hacía mis videos en un estudio pequeño en Montevideo y cuando cruzaba a Argentina veía toda esta locura.
-Cambió la perspectiva de lo que estaba pasando con tu carrera…
-Claro, y de aprender. De creérmela, porque de dar clases a 50-60 personas estaba empezando a darle clases a 400 alumnos.
-¿Esto marca tu camino como para venirte y radicar acá?
-La verdad que siempre fui muy como nómade. Los fines de semana me venía a Argentina y entre semana estaba en Uruguay, que tenía mis alumnos y daba clases. En 2020 luego empecé a ir a Estados Unidos, España o Brasil, fue todo muy de golpe.
-¿Cómo es tu vínculo con Argentina?
-Siento que Argentina siempre me abrazó mucho. Siempre me sentí y me siento muy feliz acá.
-¿En Montevideo ya vivías solo o con tu mamá?
-No, pasa que yo siempre fui muy mimoso de mamá y de mi familia. Recién en 2022 me picó eso de querer independizarme. Además, siempre decía para qué irme a un lugar solo, porque extrañaba. Me pasaba cuando me iba a dar clases a otras ciudades y cuando llegaba al hotel padecía la soledad.
-¿Y ahora?
-Ahora ya estoy más independiente. Necesito estar solo, tener mi tiempo y mi espacio. Y mamá ya lo entiende, como me encanta mimosearla un rato pero ya cuando uno se aleja y es independiente necesita de su soledad. Siento que todos necesitamos tener nuestro espacio.
-¿Cómo es tu relación con ella?
-Soy de escribirle siempre a mamá, de preguntarle cómo está y desearle un feliz día. De hecho, ahora que estoy en pareja, trato de que ella no sienta que la cambié o que mi tiempo ahora es para otra persona. Igual te digo que creo que ahora tengo la mejor relación de mi vida con mi mamá. Siento que a medida que uno va creciendo uno valora mucho más el compartir y tener estos momentos con tu familia.
-¿Cómo fue ese proceso de empezar a ser una figura pública y empezar a tener más compromisos laborales?
-Hubo enojos de mamá, de no hablarme por semanas, que era algo que me afectaba muchísimo. Yo un día le abrí el Instagram para que sepa lo que es tener redes sociales. Y capaz yo volvía de una gira matado y venía y me pedía saludos para familiares y amigos, y yo le pedía que me dejara descansar primero, y ella me reclamaba que me hacía la estrella. Pero cuando le empezaron a llegar millones de mensajes de los fans o seguidores míos entendió lo que era la exposición, y que a veces yo quería pasar tiempo con ella y desconectar. Desde entonces nuestros momentos para estar juntos son de hablar horas.
Emir Abdul Gani: "Uno siempre dice que nadie es profeta en su tierra, pero yo siento que sí tengo ese reconocimiento"
-¿Te reprochan haber dejado Uruguay por venirte a Argentina?
-Yo digo orgullosamente que soy uruguayo y que me siento bendecido de haber nacido en Uruguay. Hoy elijo como país Argentina porque tengo a muchos de mis pequeños y mis adultos acá. No es que me vine a Argentina porque sienta que hay más posibilidades, porque siempre digo que las posibilidades están donde uno quiera que estén.
-¿Cómo es tu vínculo con Uruguay?
-Yo siento que el uruguayo es muy lindo conmigo. Yo necesito ir a Uruguay mínimo una vez por mes. Es hermoso ver como la gente te para por la calle y te felicita por tus logros. Uno siempre dice que nadie es profeta en su tierra, pero yo siento que sí tengo ese reconocimiento. Me pasa con mis colegas también que siento que abrazan mis logros, con excepciones igual (se ríe).
-¿Recibiste hate?
-Muchas veces me ha pasado que claramente no les gusta lo que hago o que no entienden por qué me va tan bien. Porque hay muchos bailarines mejores que yo, y lo sé. Pero yo nunca me puse a compararme, ni nunca sentí envidia por nadie.
-¿Qué sentís que te hace diferente?
-Yo siempre digo que el día que deje de ser genuino todo se va a ir. Siempre trato de mantener mi esencia. También soy bastante inclusivo con mis alumnos, porque por lo general los bailarines tienden a mostrarse ellos, y yo la verdad que prefiero destacar el trabajo de mis alumnos, porque ese monstruito lo cree yo viste.
-Sos como una especia de bailarín del pueblo (risas)…
-Mirá, yo siempre traté a la gente como me gustaría que me traten a mí. Ya todo el tema de los seguidores y las vistas siento que ayuda a que más personas puedan motivarse a hacer lo que les gusta. Ese es mi lema: motivar a las personas a que puedan vivir y hacer lo que les gusta.
-¿Hay algo en lo que te ves incursionando además de bailar?
-Siempre me preguntó porque no soy una persona que le guste jugar a la pelota o hacer otra cosa, pero yo bailo todo el día, estoy pendiente de mi proceso y el de mis alumnos. Mi salvación es la danza, mi felicidad es la danza y ver crecer a mis alumnos.
-¿Cómo es un día de desconexión para vos?
-Me gusta el ruidito de los pájaros, el olor a pasto. Estoy en esa de caminar descalzo y sentir el pasto. Soy muy bicho de casa, me gusta mucho estar en casa y ver películas. Estoy aprendiendo a cocinarme y dejar el celular para estar tranquilo.
Debuts, el retorno a la pantalla chica uruguaya, y su meta por cumplir: los nuevos proyectos de Emir Abdul Gani
-¿Qué nuevos proyectos tenés por delante?
-Tengo teatro a mitad de año, un musical con Ricky Pashkus en junio/julio. Tengo también confirmado un proyecto televisivo en Uruguay y acá en Argentina en la segunda mitad del año, en la que voy a estar con una mega estrella es algo muy zarpado, no puedo adelantarte más que eso. Pero sí te puedo decir que este año debuto en el cine (grita de emoción). Literal lloré con todas las propuestas que me llegaron, soy muy emocional (se ríe).
-¿Cómo sobrellevás las giras qué haces en el exterior?
-Me encanta mucho viajar, disfruto mucho de las giras, a pesar de terminar matado, me encanta ir a recorrer e ir a comer a lugares. Además que aún me parece una locura que la gente me conozca en cada ciudad que visito. Me siento bendecido de poder vivir de lo que me gusta.
-¿Y a vos te pasó esto con algún bailarín cuando recién empezabas?
-Sí, había un coreógrafo que admiraba muchísimo, y cuando lo conocí fue la decepción más grande. Que cuando pasabas por al lado de él tenías que estar sentado y no verlo a los ojos. Era mucho divismo. Ahí fue que dije que pare ser mejor artista hay que ser mejor persona.
-¿Cuál es tu más grande sueño?
-Llenar estadios, que la gente vaya a ver un show solamente de baile. Y lo vamos a lograr, sea yo o un colega mío.
-¿Te gustaría tener un estudio propio?
-Lo tuve, pero me estafaron (se ríe). No descarto igual tenerlo más adelante. Pero por ahora estoy apoyando el estudio de una alumna y es ahí donde estoy grabando contenido y doy intensivos.
Emir Abdul Gani: "El universo me puso a mi novio en mi camino cuando yo más se lo pedí"
-¿Y en lo afectivo? ¿Cómo encontrás el equilibrio entre lo laboral y tu relación?
-Es difícil, yo siempre digo que para un artista es muy difícil tener una pareja porque uno viaja mucho…
-¿Él es del ambiente artístico?
-No, nada que ver. Él estudia recursos humanos. Y bueno, ahora baila algo, porque al estar en contacto constante con el baile…
-¿Él bailaba?
-No, para nada (se ríe). No baila mucho pero de tanto ver coreos uno se contagia, viste. Además, al ver tanta gente bailando alrededor, me apoya mucho y me acompaña en las clases y está con los papis de mis alumnos.
-¿Sos enamoradizo?
-No, nunca me había enamorado. Es la primera vez que estoy de novio.
-¿Qué te conquistó de él?
-Me conquistó él. Su persona. Creo que llegó cuando tenía que llegar. El universo me lo puso en el camino cuando le pedía un compañero, así nomás.
El vínculo paranormal de Emir Abdul con su papá y sus ganas de ser padre a los 34 años
-Tu papá partió cuando tenías 15 años. ¿Qué sentís que te quedó de él marcado?
-La disciplina, sin duda alguna.
-Decís que al principio tu familia estaba reacia a que seas bailarín. ¿Se fue de este mundo aceptando tu elección?
-Sí, mi mamá me dijo que él sabía que este era mi camino. Él siempre fue muy lindo conmigo. De hecho, yo soy mucho de creer en el universo y esas cosas, y me acuerdo que siempre que me decía ‘ojalá mi papá supiera lo bien que me está yendo’, él siempre aparecía con señales. Por ejemplo, él siempre hablaba de una media luna y una estrella, y me acuerdo que una vez apareció en uno de mis viajes un dije con una media luna, una estrella y un trébol, que eran cosas de las que papá siempre hablaba. Como que siempre me demuestra desde el cielo que él sigue conmigo y que sabe lo que me está pasando.
-Hablás muy bien de tu papá y tenés mucho cariño por los niños… ¿Te visualizás siendo papá próximamente?
-Obvio, amaría. Re quiero ser papá a los 34 años capaz. Creo que al darle clases a un montón de niños, eso te despierta esas ganas de paternidad.
-¿Cómo serías como papá?
-Espero poder llegar a ser un décimo de lo que son los padres de mis alumnos, que se desviven por ellos, acompañándolos a tomar las clases y que la ropa, los ensayos…
Fotos: Chris Beliera.
Producción y Estilismo: Lucila Subiza.
Dirección creativa: Sebastian Vaca Mur.
Filmmaker: Candela Petech.
Edición: Rocío Bustos.
Maquilladora: Luana para Sebastian Correa Estudio.
Looks: Atelier Pucheta, Adidas Argentina y Vestuario La Caja de Pandora.